El afroestadounidense de 38 años nacido en Savannah, Georgia, ha estado en la galería de la muerte durante más de quince años por un asesinato que asegura que no cometió. Sin evidencias físicas ni el arma del crimen, el caso de la acusación se basó por completo en testimonios de testigos. Pero siete de los nueve testigos, todos ellos civiles, afirman que fueron coaccionados por la policía y desde entonces se han desdicho de sus testimonios.
Menos de 24 horas antes de su ejecución, el la junta de libertad condicional de Georgia concede a Troy Davis un aplazamiento de 90 días
Titular17 Jul. 2007