El ex dictador indonesio, el general Suharto, murió a los 86 años de edad. Suharto gobernó el país entre 1966 y 1998, supervisando el asesinato de más de un millón de personas en una serie de purgas políticas de disidentes y guerras contra la población de Timor Oriental, Aceh y Papúa Occidental. A pesar de su historial de violaciones de los derechos humanos, Suharto siguió siendo un aliado cercano de Estados Unidos y recibía ayuda militar estadounidense. El domingo el embajador de Estados Unidos en Indonesia, Cameron Hume, dijo en una declaración: “A pesar de que pueda haber cierta controversia sobre su legado, el Presidente Suharto fue una figura histórica que dejó una marca perdurable en Indonesia y en la región del sudeste de Asia”. Mientras tanto, activistas por los derechos humanos en Indonesia dicen que aún se debe hacer justicia por los cientos de miles de víctimas del régimen de Suharto.
Usman Hamid, director de la organización por los derechos de las víctimas Kontras, dijo: “Nos gustaría dar nuestras condolencias a la familia de Suharto, que lo amaba. Pero considero que Indonesia debe seguir adelante. Indonesia debe resolver los abusos a los derechos humanos cometidos en el pasado. No podemos olvidar el pasado. Debemos recordar el pasado. Al recordar el pasado, nosotros como país podemos trabajar juntos para resolver el pasado y poder ser una gran nación. Hay muchas personas, miles de personas, que perdieron a sus padres, sus madres, sus hijos, y creo que necesitan justicia”.