En Kenia, la policía efectuó disparos, arrojó gas lacrimógeno y disparó cañones de agua hoy durante una manifestación contra la controvertida reelección del mes pasado del Presidente Mwai Kibaki. Más de 300 personas fueron asesinadas y 75.000 fueron desplazadas en lo que fue descrito como el peor episodio de violencia en Kenia desde 1982. Kibaki venció a su principal rival Raila Odinga a pesar de que los resultados preliminares indicaban que éste iba a la cabeza por un amplio margen. William Ruto, del Movimiento Democrático Naranja de Odinga, acusó al Presidente keniano de atacar deliberadamente a la oposición.
William Ruto dijo: “El rechazo generalizado de los resultados fraudulentos por parte del pueblo de Kenia ha sido enfrentado por la policía con extrema brutalidad; la policía le disparó a más de mil personas. El caos ha degenerado en anarquía, destrucción de la propiedad privada, asesinatos innecesarios y sin sentido que bordean el genocidio. El gobierno mientras tanto ha adoptado la actitud de esperar a ver qué sucede”.
El gobierno keniano en respuesta acusó al partido de Odinga de provocar el disturbio. El Ministro de Tierras Kuvutha Kibwana dijo que los opositores al gobierno están fomentando el genocidio.
Kuvutha Kibwana dijo: “Las presuntas irregularidades en las elecciones presidenciales no pueden bajo ningún punto de vista ser utilizadas para justificar estos crímenes de lesa humanidad. Cada vez queda más claro que estos actos bien organizados de genocidio y limpieza étnica fueron bien planeados, financiados y ensayados por los líderes del Movimiento Democrático Naranja previo a las elecciones generales. El impasse tras las elecciones es sólo una excusa para desatar estas persecuciones étnicas criminales en nuestro país”.