La Reserva Federal está considerando una nueva gran intervención en el sistema financiero estadounidense. En virtud del plan propuesto, la Reserva Federal compraría grandes cantidades de deudas sin respaldo a corto plazo, conocidas como papeles comerciales. Esta medida básicamente podría convertir a la Reserva en un prestamista directo de las empresas estadounidenses —y aumentar así el riesgo de los contribuyentes—, lo que se suma al rescate financiero de Wall Street de 700 mil millones de dólares aprobado la semana pasada. La Reserva también dice que otorgará 900 mil millones de dólares en préstamos a bancos comerciales. El mes pasado, la Reserva Federal había limitado sus préstamos a 150 mil millones de dólares. En San Antonio, el Presidente Bush indicó que la Casa Blanca se está ocupando de la crisis.
El Presidente Bush dijo: “Muchas personas aquí en Texas y en todo el país no están conformes con las medidas que el gobierno tuvo que tomar. Su pregunta es, 'Yo pago mis cuentas, pago mi hipoteca, ¿por qué están ayudando a Wall Street?'. Y la respuesta es que porque si no hubiéramos hecho nada, las personas como estas que están detrás de mí estarían mucho peor. Nos aseguraremos, con el tiempo, de que esto no vuelva a suceder. Mientras tanto, debemos resolver el problema”.
Estas nuevas medidas surgen mientras los mercados mundiales siguen colapsando. El lunes, el Dow Jones cayó 3,6%, y cerró por debajo de los diez mil puntos por primera vez en cuatro años. En Rusia, el mercado bursátil cayó un 19%, el cual es el mayor descenso desde la caída de la Unión Soviética. Los grandes índices del mercado bursátil de Londres, Frankfurt y Paris disminuyeron al menos un 7%, y las acciones en América Latina y otras economías emergentes sufrieron lo que el New York Times calificó como “su peor caída colectiva en una década”.