Mientras tanto, Cuba está acusando al máximo diplomático estadounidense en La Habana de enviar fondos de un grupo de exiliados anticastrista en Miami a figuras de la oposición en la isla. Se informó que el dinero provenía de Santiago Álvarez, quien fue procesado en Estados Unidos por conspirar para reunir armas de tipo militar para derrocar al gobierno cubano. Álvarez actualmente cumple una condena de diez meses en prisión por negarse a declarar contra Luis Posada Carriles, quien realizó un atentado con bomba en un avión. La funcionaria del Ministerio de Asuntos Exteriores cubano Josefina Vidal Ferreira afirmó que los pagos en efectivo revelan una vinculación directa entre disidentes en Cuba y terroristas en Miami.
Josefina Vidal Ferreira dijo: “El gobierno cubano siempre ha condenado por ilegal la utilización de fondos federales para promover la subversión interna en Cuba, y la implicación directa de la sección de intereses de Estados Unidos en su distribución a los mercenarios. Pero lo que resulta doblemente indignante y escandaloso es que diplomáticos de Estados Unidos en La Habana sirvan de emisarios y enlace entre un terrorista y mercenarios en Cuba”.