La senadora colombiana Piedad Córdoba habla sobre la negociación con las FARC, sus críticas a Uribe y sobre por qué fue detenida en el aeropuerto JFK

Original en Español04 de julio de 2008
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    Julio 1 2008

    JUAN GONZÁLEZ: El senador republicano John McCain se dirige a Colombia hoy, la primera parada de un breve recorrido por América Latina que incluirá una visita a México. Se espera que McCain reciba una cálida bienvenida de parte del presidente colombiano Álvaro Uribe, con quien se reunirá esta noche. Mientras tanto, aquí en Estados Unidos, una homóloga de McCain, pero del Senado colombiano, ha recibido una bienvenida muy distinta. El viernes pasado, la Senadora Piedad Córdoba fue detenida por autoridades de inmigración en el Aeropuerto JFK en Nueva York. A pesar de tener un pasaporte diplomático, la Senadora Córdoba fue interrogada durante más de dos horas. Funcionarios de inmigración hicieron fotocopias de sus documentos y tomaron nota de sus números de teléfono y otras pertenencias personales. Córdoba desempeñó un papel primordial en los esfuerzos de mediación con el grupo rebelde colombiano FARC. Es una abierta crítica del gobierno de Uribe y una importante voz de la comunidad afro-colombiana. Sus posiciones políticas, inclusive su declarado apoyo al presidente venezolano Hugo Chávez, llevaron a sus opositores a acusarla de traición. Recientemente fue acusada de haber tenido contactos ilegales con los rebeldes de las FARC. Esta es una de las varias controversias políticas a las que se ha enfrentado en Colombia. La Senadora Córdoba me acompaña en nuestros estudios.

    Bienvenida a Democracy Now!

    Piedad Córdoba: Gracias.

    JG: ¿Nos puede decir qué fue lo que pasó en el aeropuerto y qué hicieron las autoridades de inmigración?

    PC: Sí. Pues el trámite normal para los latinoamericanos por lo general es un poco más… demorado, pero una vez que salí de inmigración, e hice el trámite para la aduana, fui retenida por más de dos horas y media, con una serie de preguntas que no venían al caso: sobre mi trabajo en Colombia, mi compromiso con el tema de la liberación de los retenidos por las FARC, a qué venía yo invitada por la embajada de Venezuela. Pero además de eso, todos mis documentos personales y unos documentos que tenían que ver con algunas denuncias que pensaba hacer en la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la presencia de grupos paramilitares en Colombia, que están amenazando a estudiantes, a defensores de Derechos Humanos, a mí misma… todos esos documentos fueron fotocopiados en mi presencia. Pues, inclusive temas de… asuntos de carácter personal, sin ninguna explicación. Tuve que llamar al Departamento de Estado, al señor Shannon, a Bill Richardson, que es un amigo personal, y a algunas congresistas para que intervinieran y pudiera salir del aeropuerto. Yo creo que me iban a devolver, pero…Uno de los funcionarios me mencionó que en la computadora había una inscripción que decía que yo pertenecía a las FARC.

    JG: Y usted estaba viajando con visa diplomática, ¿no?

    PC: Yo tengo pasaporte oficial que es el pasaporte que tenemos los congresistas en mí país.

    JG: El senador y candidato a la presidencia republicano John McCain está hoy en su país. Lo acompaña uno de sus principales asesores, Charlie Black, alguien que también ha hecho mucho lobby a favor de Occidental Petroleum. Occidental es una de las más grandes compañías productoras de petróleo en su país. ¿Cuál ha sido el papel de Occidental en Colombia?

    PC: Desafortunadamente, compañías como ésta —y la mayoría de las compañías que tienen que ver con el petróleo— han estado ligadas a grupos paramilitares, financiándolos con el argumento de que los cuiden, de la seguridad y de prevenir atentados contra las petroleras. No es un trabajo muy grato para los colombianos, precisamente ni su lobby ni la financiación de estos grupos paramilitares.

    JG: En años recientes, se ha demostrado que muchos de los miembros del Congreso de Colombia tienen lazos con los grupos paramilitares y muchos de ellos son del partido del presidente Uribe, pero el presidente Uribe sigue todavía supuestamente contando con mucha popularidad entre los colombianos. ¿Cómo puede explicar esta situación?

    PC: Primero que todo, desde hace un tiempo atrás ha habido por parte de los medios de comunicación, en su gran mayoría, una tarea y una estrategia de venderle al país la imagen de que los grupos paramilitares son buenos y que son necesarios, independientemente de las masacres que han cometido, las desapariciones, el desplazamiento. Gran parte de los parlamentarios que hoy están en la cárcel y son investigados apoyaron al actual presidente de la República, lo que ha sido un escándalo. Pero lo que es muy extraño es que, desafortunadamente y gracias a ese papel que han hecho los medios de comunicación, la opinión pública no tiene claro de qué manera y de qué forma llegó el presidente de la República al poder. Eso explica en gran parte la popularidad. Entre otras cosas, hay una fatiga de la gente con la guerra, con la violencia, con los secuestros. Y ha sido muy cuidadoso el establecimiento en generar también una opinión en el sentido de que todos los males de Colombia se deben a las FARC. Y pues nadie… Ni hay una monitoría, ni hay una auditoría, ni hay otras encuestas que nos den a nosotros la explicación de si es o no cierta la popularidad del presidente. Creo que han sido muy hábiles en manejarlo, porque han utilizado una estrategia de propaganda sucia, de propaganda negra, y creo que eso explica en gran parte la inamovilidad de las cifras tan positivas del presidente de la república. Pero creo que muy rápidamente nos vamos a dar cuenta de que no es tan así.

    JG: Usted misma fue víctima de un secuestro en 1999. Recientemente, uno de los líderes de los paramilitares, Jorge Iván Laverde Zapata, dijo que altos funcionarios de la DAS, el servicio de inteligencia colombiano, estaban involucrados con Carlos Castaño en su secuestro, ¿nos puede contar sobre su experiencia como víctima de secuestro y su reacción ante esta reciente revelación?

    PC: Pues, yo tenía conocimiento desde tiempo atrás de que sectores de la derecha del país, que han gobernado durante muchísimo tiempo y para quienes los de la oposición, quienes estamos en contra de un régimen mafioso que ha infiltrado a muchas de estas instituciones, en contra de la manera en que han concentrado las riquezas de nuestro país, cómo lo han empobrecido, cómo han desplazado a la gente… pues, éramos prácticamente incómodos para ellos. Y muchas de las denuncias que hicimos en su momento daban cuenta de que instituciones como la DAS, que es como el FBI de aquí de Estados Unidos, infiltrada en Colombia por grupos paramilitares, aquí podrían ser como grupos de neonazis, violaron los derechos humanos, secuestraron a personas. Y a pesar de que a uno, cuando se da cuenta de la noticia, le parece escabroso, esa ha sido la práctica en los últimos tiempos en Colombia, la de secuestrar y desaparecer y asesinar. A pesar de que es muy lamentable, a mí no me sorprende. Lo que me parece es que es muy positivo para que el país y el mundo se vayan dando cuenta de qué tipo de democracia corrupta existe en Colombia y de qué manera la manejan y la manipulan. Con el temor y con el miedo y con el terror, pues, callan a la gente. Y quienes no nos callamos, estamos sometidos o a ser secuestrados o a ser desaparecidos, o a ser asesinados o ser acabados moral y políticamente.

    JG: ¿Cómo fue que finalmente consiguió ser liberada por sus secuestradores?

    PC: Bueno, yo pienso que fue algo hasta cierto punto muy interesante. Yo era la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso. Había hecho muchas denuncias por la persecución a campesinos y a sectores de derechos humanos en el país, y logré el apoyo de Naciones Unidas de una manera muy importante, como igualmente de los Congresos del mundo, las organizaciones de mujeres, las organizaciones de afro-descendientes, el Black Caucus aquí de los Estados Unidos. Fue una movilización muy fuerte, muy rápida y de muchos sectores del país pidiendo mi liberación.

    JG: Usted se ha convertido en una persona muy controvertida en su país como resultado de su participación en el proceso de paz, de su participación en los intentos de negociación de la paz con las FARC. Ha estado involucrada, junto con el presidente Hugo Chávez, en prominentes negociaciones. ¿Qué ha pasado con esas negociaciones, especialmente después de la muerte de Manuel Marulanda y Raúl Reyes, dos de los líderes guerrilleros clave? ¿En qué punto están esas negociaciones ahora y cuáles son las posibilidades para la paz en Colombia?…Porque esta es la guerra civil más larga en la historia de América Latina.

    PC: A ver… yo creo que lo primero que tengo que reconocer es el inmenso aporte que el presidente venezolano Hugo Chávez y el pueblo venezolano en general le aportaron a todo este proceso en Colombia. Después de muchísimos años se logra la libertad de siete personas, con muchos obstáculos por parte del gobierno, fundamentalmente, de sectores de la opinión pública y de personas que no quieren la paz en Colombia, que tienen la guerra como un negocio que les permite usufructuar grandes cantidades de dinero. El proceso en este momento, después del asesinato y de la masacre, de la violación al territorio ecuatoriano por parte del gobierno colombiano… pues indiscutiblemente generó una situación muy difícil, yo diría que, hasta cierto punto, de estancamiento —que era lo que querían estos sectores— del proceso de acuerdo humanitario, de las liberaciones unilaterales que se venían dando. Y no es extraño que también la muerte del Comandante Manuel Marulanda, pues, genere una situación de mucha inestabilidad al interior de las FARC y en general en el país. Pero yo creo que hay un hecho importante y es que muchos han vencido el temor y el miedo. Ya no caemos en la trampa de mantener aisladas a las FARC para que la gente que está retenida por ellos se muera en la selva, o para que quienes están detenidos arbitrariamente en las cárceles, los presos políticos, se queden ahí. Creo que se inician nuevos contactos. Muchos como yo estamos dispuestos a buscarlos y, sobretodo, a avanzar en la liberación de los civiles, en el intercambio humanitario, donde hay tres norteamericanos por quienes hemos trabajado de manera intensa también. Además de eso, la posibilidad de que, de aquí a diciembre, por un acuerdo político con las FARC, nosotros logremos acabar definitivamente con el secuestro y que desaparezca el secuestro como arma de presión política en el país. Ahora, yo personalmente no creo que haya posibilidad de proceso de paz con este gobierno. Por la desconfianza, por la no credibilidad pero, sobretodo, por los escándalos del paramilitarismo y de la compra de votos para reformar la constitución colombiana del gobierno actual. Pero creo que si logramos estas tres cosas, y la conformación de grupos importantes al interior del país y con la comunidad internacional, comenzamos a abrir la puerta para un proceso de paz en Colombia.

    JG: La revista colombiana Semana informó recientemente que cuando Raúl Reyes fue asesinado, las fuerzas armadas colombianas encontraron una computadora de él en la que había muchos emails, y que había supuestamente cientos de intercambios de emails que la involucraban o mencionaban. En uno de ellos supuestamente se decía que usted en diciembre de 2007 les recomendó a las FARC que no liberaran a Ingrid Betancourt, la ex senadora y candidata a la presidencia, que en ese momento estaba secuestrada, y que todavía está encarcelada por las FARC. ¿Cuál es su respuesta a ese informe de Semana?

    PC: No. Yo pienso que es muy importante que la opinión pública mundial conozca que ha sido una estrategia perversa del gobierno colombiano. Es el único atentado, y además del hecho delictuoso que se comete, donde a pesar del bombardeo aparecen intactas unas computadoras que únicamente son recogidas por el Ministro de Defensa y el general de la policía. Yo, personalmente, no creo en ello, creo que eso es algo completamente falso. Muchos de esos correos que ellos mencionan no los conocen sino ellos, y los dan a la prensa de derecha internacional. Y yo creo que son utilizados, primero, para cambiar el escenario de opinión en el país y, segundo, para desacreditar y para desvirtuar el trabajo que muchos estamos haciendo. Yo, afortunadamente, en la época en que ellos dicen que yo escribí ese correo estaba en la Argentina, en la asunción de la presidenta, con la mamá de Ingrid Betancourt. Fueron dos días muy intensos de trabajo, donde no hubiera tenido la oportunidad de reunirme con ningún comandante de las FARC en Argentina. O sea, que yo creo que va a haber la oportunidad de demostrar, primero que todo, que eso no existió, que ha sido una estrategia sucia; que el gobierno actual, por ejemplo… en épocas anteriores se hicieron atentados contra el presidente de la República en la época de la campaña electoral, y luego se demostró que habían sido auto-atentados, montados por ellos mismos. Y creo que esto obedece a una misma estrategia, de la misma forma, de igual manera. Porque lo que se ve muy extraño es que en El país de España, en Paris Match de Francia, en la revista Semana conozcan los correos y nosotros, que supuestamente somos quienes los escribimos, ni siquiera tenemos acceso a ellos. O sea que, esto hace parte de una estrategia de desestabilización y, sobretodo, de descrédito para la oposición del país.

    JG: Muchas gracias por estar con nosotros, Senadora Piedad Córdoba.

    PC: Muchísimas gracias por invitarme.

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