La Cruz Roja hizo el anuncio, al tiempo que acusó a Israel de impedir el acceso a un lugar bombardeado donde fueron hallados varios niños en estado de inanición junto a los cadáveres de sus madres. En total, se encontraron docenas de civiles muertos en un radio de una cuadra en el vecindario de Zeitoun. Katrina Ritz, jefa de misión de la Cruz Roja, describió el panorama después del bombardeo:
Katrina Ritz dijo: “Creo que una de las cosas que más nos impactó fue la debilidad de esas personas, que eran niños. Niños que estaban junto a los cuerpos sin vida de sus madres, esta gente no había recibido ayuda alguna, había aproximadamente dieciocho heridos sin asistencia médica y muy, muy débiles. Los niños apenas podían mantenerse de pie, no tenían agua ni comida y estaban rodeados de cadáveres”.
En un informe del jueves, Naciones Unidas dijo que treinta de las víctimas fallecidas en el ataque de Zeitoun se habían refugiado en una casa acatando las órdenes del Ejército israelí. Más de cien palestinos habían sido evacuados a ese lugar con la orden de no salir. El paramédico palestino Attia Barami estuvo entre los primeros en llegar a las víctimas.
Attia Barami dijo: “Encontramos cuerpos que habían sido arrollados por los tanques. Los médicos revisaron los cadáveres y encontraron daños a nivel celular. Esta bebé, de cinco meses, murió hace más de dos días. Los perros devoraron parte de su cuerpo. Esta bebé fue quemada, su rostro y cuerpo están oscuros y carbonizados”.
La mayoría de los fallecidos eran miembros de una misma gran familia, los Samounis. La cifra de muertos era en principio menor, pero aumentó a medida que se fueron extrayendo cadáveres de los escombros.
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