En Missouri, el prisionero condenado a muerte Dennis Skillicorn fue ejecutado el miércoles, tras un último intento fallido de obtener clemencia. Skillicorn fue declarado culpable del asesinato de 1994 de una persona que se detuvo a ayudarlo a él y a otros dos hombres. No obstante, el tribunal que lo enjuició nunca llegó a enterarse de que Skillicorn no fue quien perpetró el asesinato y que el asesino aseguró que éste no sabía que eso iba a ocurrir. Para saber más sobre este caso, Amy Goodman entrevistó al Director Ejecutivo de Amnistía Internacional Estados Unidos, Larry Cox, durante el programa del martes.
Larry Cox dijo: “Esto pone de manifiesto una de las grandes verdades sobre la pena de muerte: que la persona que es ejecutada a menudo no es la misma persona que cometió el crimen. Se había convertido en un prisionero ejemplar. Había llegado a las víctimas de crímenes, recurrió a la justicia restaurativa. Trabajó en un hospicio. Ayudó a menores delincuentes. Y es por eso que una gran número de personas del Departamento Correccional, de republicanos, de demócratas, de personas de fe, decían: ‘¿Qué sentido tiene matar a este hombre, que se ha convertido, según todos dicen, en un muy buen hombre?’”.