Un juez federal de Washington D.C. desestimó todas las acusaciones en contra de los cinco funcionarios de Blackwater involucrados en la masacre de la plaza Nissour, ocurrida en 2007, en la que fueron asesinados diecisiete civiles iraquíes. El juez Ricardo Urbina pronunció la sentencia durante las últimas horas de la tarde de la víspera de Año Nuevo. Urbina acusó al Departamento de Justicia de fundamentar su caso en declaraciones juradas que los guardias habían prestado a cambio de la promesa de obtener inmunidad. La sentencia despertó indignación en Irak. El vocero del gobierno de ese país, Ali Al-Dabbagh, dijo que Irak apoyaría una demanda civil de las víctimas del tiroteo ante los tribunales estadounidenses.
Ali Al-Dabbagh dijo: “El gobierno no es parte en este litigio, pero las víctimas y los familiares de las víctimas que fueron heridas y perjudicadas son quienes presentarán la demanda. El gobierno facilitará una demanda presentada por ciudadanos iraquíes contra los guardias y la compañía por los daños causados y por cometer este crimen”.