La junta militar de Birmania se está adjudicando la victoria en las primeras elecciones de ese país en veinte años. Grupos a favor de la democracia vinculados con la ganadora del premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, que se encuentra en prisión, boicotearon los comicios. Se negó la autorización a monitores electorales y periodistas de todo el mundo para observar el desarrollo de las elecciones.
En la ciudad tailandesa de Maesot, ubicada en la frontera, trabajadores birmanos inmigrantes rompieron sus documentos de votación en señal de protesta.
Kyaw Kyaw, trabajador inmigrante birmano, expresó: “Todo el mundo considera que estas elecciones son un fraude. Los militares cambiaron sus uniformes por trajes de políticos y cambiaron el nombre de su unidad por el de partidos políticos, pero siguen detentando el poder. Cuando la gente los elija, van a ser iguales. Por lo tanto, no sirve para nada votar en estas elecciones”.
La Secretaria de Estado Hillary Clinton, que se encuentra de visita en Australia, criticó el proceso electoral de Birmania.
Clinton dijo: “Estamos viendo hoy la realización de elecciones fraudulentas en Birmania, que una vez más exponen los abusos de la junta militar. Y resulta desgarrador, porque el pueblo de Birmania se merece algo mucho mejor. Y Australia y Estados Unidos seguirán trabajando juntos para crear una comisión internacional de investigación que haga responsables a esos líderes de Birmania por las violaciones a los derechos humanos y la persecución continua a las minorías étnicas”.