Los nigerianos comenzaron a enterrar a las víctimas del ataque del domingo en las cercanías de la ciudad de Jos, en el que murieron más de 500 personas, en lo que fue el último incidente de violencia religiosa. Un grupo de musulmanes fue responsabilizado por la masacre cuyas víctimas eran, en su mayoría, aldeanos cristianos. Aparentemente, el ataque se produjo en venganza por el asesinato de aproximadamente 150 musulmanes en una ciudad cercana en enero. La ciudad de Jos se encuentra en el cruce del norte musulmán de Nigeira y el sur predominantemente cristiano. El lunes, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, condenó la violencia.
Ban Ki-moon dijo: “Estoy muy preocupado por los episodios de violencia interreligiosa con una atroz pérdida de vidas. Hago un llamado para que todos los involucrados observen la mayor circunspección posible. Los líderes políticos y religiosos de Nigeria deberían trabajar en conjunto para abordar las causas subyacentes y alcanzar una solución permanente para la crisis en Jos”.