Estados Unidos extraditó a Francia al ex Presidente panameño y agente de la CIA Manuel Noriega, para que enfrente un juicio por acusaciones de lavado de dinero. El ex mandatario está preso en Miami desde 1990, luego de su derrocamiento durante la invasión estadounidense de Panamá, en la que fueron asesinadas tres mil personas. Noriega —cuya condena por tráfico de drogas finalizó hace dos años— había continuado preso, mientras se oponía al pedido de extradición de Francia. Su abogado, Frank Rubino, criticó a Estados Unidos por no informarle de la extradición de su cliente.
Rubino dijo: “No tuvieron reconocimiento oficial de ningún tipo. Nos enteramos por la prensa y ustedes nos dijeron que [Noriega] está en un avión rumbo a Francia mientras hablamos”.
Un periodista preguntó: “¿Eso es habitual?”
Rubino respondió: “No, por lo general el gobierno hace las cosas en forma profesional y respetando las normas elementales de cortesía y estamos impactados de que no lo hiciera. Me sorprende que no le pusieran una capucha en la cabeza y lo sacaran en medio de la noche”.
Noriega fue en una época un estrecho aliado de Estados Unidos y un informante pago de la CIA, a pesar de sus conocidos vínculos con el narcotráfico. A mediados de la década de l980, el gobierno de Reagan comenzó a ponerse en su contra porque Noriega ya no cooperaba tanto con la guerra de Estados Unidos contra el gobierno nicaragüense y con los planes del país norteamericano para retener el control efectivo sobre el canal de Panamá.