En Kirguistán, el depuesto presidente Kurmanbek Bakiyev dice que permanece en su cargo, a pesar de haber sido forzado a abandonar Bishkek, la capital. Bakiyev huyó después de que grupos de la oposición tomaron el control de varios edificios gubernamentales en medio de acciones represivas en las que murieron 75 manifestantes y miles resultaron heridos. La oposición declaró un gobierno interino. En Washington, el vocero del Departamento de Estado P.J. Crowley declaró que Estados Unidos no toma partido en este conflicto.
Crowley manifestó: “Hay un presidente que no entregó el poder. Hay un liderazgo interino que afirma estar a cargo del gobierno. Estamos conversando con ambos. No nos corresponde tomar partido. Nuestro interés es el del pueblo de Kirguistán y el de alcanzar una solución pacífica de la situación”.
No está claro si los disturbios de Kirguistán afectarán la base militar estadounidense que se encuentra allí. Los grupos de oposición del país reclaman que se vuelvan a evaluar los términos del acuerdo de la base. La base de Manas ha tenido vital importancia como centro de abastecimiento en la ocupación estadounidense de Afganistán.