El Senado aprobó una reforma radical de la regulación financiera, que ha sido descripta como la mayor revisión de normas financieras desde la década de 1930. La votación de 59 a 39 coincidió mayormente con las alineaciones partidarias. Dos senadores demócratas, Russ Feingold, de Wisconsin, y Maria Cantwell, de Washington, votaron en contra del proyecto de ley y adujeron que no va lo suficientemente lejos como para prevenir otra debacle económica. Cuatro republicanos también rompieron filas para apoyar la medida. Poco antes de la votación final, el Presidente Obama elogió el proyecto en la Casa Blanca.
El Presidente Obama declaró: “Gracias a la reforma financiera, el pueblo estadounidense nunca más tendrá que pagar el pato de los errores de Wall Street. No habrá más rescates financieros con el dinero de los contribuyentes. Punto. Si alguna gran institución financiera fracasara, tendremos las herramientas para liquidarla sin poner en peligro a la economía, y habrá nuevas normas para impedir que las instituciones financieras se vuelvan demasiado grandes para quebrar en primer lugar, para que no tengamos otra AIG”.
El proyecto de ley aparentemente iría ahora a un comité de conferencia de la Cámara de Representantes y el Senado, en donde los legisladores tratarían de resolver las diferencias entre ambas cámaras.