La compañía petrolera británica BP rechazó exigencias del gobierno de Obama de usar dispersantes químicos menos tóxicos para disolver el derrame masivo ocurrido en el Golfo de México. Durante el mes pasado, BP utilizó aproximadamente 715.000 galones del producto químico Corexit, fabricado por la empresa Nalco, con sede en Illinois. Este producto químico está prohibido en Gran Bretaña, y los científicos han cuestionado tanto su seguridad como su efectividad, en comparación con otros dispersantes. La semana pasada, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) dispuso que BP cambiara de producto químico, pero la empresa está impugnando esa disposición. La disputa entre EPA y BP pone de manifiesto el poder que se le ha otorgado a la empresa petrolera para controlar la limpieza del derrame. El Almirante Thad Allen, Comandante de la Guardia Costera, fue interrogado por CNN sobre BP.
La periodista Candy Crowley dijo: “Y dicen, ¿por qué BP tiene el control ahora? No confían en BP, entonces, ¿por qué BP tiene el control?”.
Thad Allen respondió: “No creo que sea una cuestión de control. Lo que convierte a esto en un hecho anómalo sin precedentes es que el acceso al emplazamiento de descarga está controlado por la tecnología que se utilizó para las perforaciones, y que es propiedad del sector privado. Son los ojos y oídos de lo que pasa allá abajo. Son necesariamente el modo en como esto se va a resolver. Nuestra responsabilidad es ejercer una supervisión adecuada para garantizar que hagan eso”.
El domingo, el Secretario del Interior Ken Salazar visitó el centro de mando en Houston, donde los científicos de BP y el gobierno han estado trabajando para taponar el pozo averiado.
Ken Salazar afirmó: “Estoy enojado y frustrado porque BP no ha sido capaz de detener la filtración de este pozo y la propagación de la contaminación. Hace 33 días que estamos en este esfuerzo y se ha vencido un plazo tras otro”.