El Congreso dio su aprobación final a la reforma radical de la regulación financiera, tras casi un año de negociaciones. El jueves, el Senado aprobó por 60 votos contra 39 el envío de la medida al Presidente Barack Obama para su sanción. En virtud de la reforma, se crearía una agencia de protección del consumidor dentro de la Reserva Federal, se impondrían nuevos límites al mercado de derivados y se restringiría su comercialización por parte de los bancos. El Presidente aclamó la aprobación de la medida.
Obama expresó: “Considerando todo, esta reforma implementa las protecciones financieras más sólidas de la historia y crea un nuevo organismo de vigilancia de amparo de los consumidores, con el objetivo de asegurar la aplicación de esas salvaguardas. Gracias a esta reforma, el pueblo estadounidense no tendrá que volver a pagar por los errores de Wall Street. No habrá más rescates financieros pagados por los contribuyentes”.
Tres republicanos se unieron a la mayoría demócrata para permitir la aprobación de la medida. El senador Russ Feingold, electo por Wisconsin, fue el único demócrata que se opuso al proyecto de ley porque, según él, carece del alcance suficiente. En una declaración, Feingold afirmó: “Una vez más, Washington cedió ante Wall Street en cuestiones fundamentales y presentó un proyecto que no protege al pueblo estadounidense de otro desastre económico”.