En Afganistán, las protestas contra la quema de un ejemplar del Corán por parte de un pastor estadounidense ingresaron en su cuarto día. El viernes, siete empleados de las Naciones Unidas fueron asesinados en la norteña ciudad de Mazar-i-Sharif luego de que residentes locales irrumpieran en un complejo de la ONU tras una protesta contra las quemas del Corán. El ataque impactó a muchos observadores afganos porque Mazar-i-Sharif es considerada desde hace mucho como una de las ciudades más seguras del país.
Staffan di Mistura, enviado de la ONU a Afganistán, dijo: “La libertad de expresión no significa libertad para ofender una cultura, una religión, tradiciones, especialmente cuando hay tantos de nosotros, tanto civiles como militares, en muchas partes del mundo y particularmente en Afganistán. Por lo tanto, creo que la culpa principal es del gesto irresponsable que se hizo en ese caso. La prueba es que los que ingresaron en nuestro edificio estaban de hecho furiosos por la cuestión sobre el Corán. No hubo nada político allí”.