El fundador de WikiLeaks Julian Assange habla del papel que los cables estadounidenses tuvieron en el despertar de la primavera árabe

Original en Español11 de julio de 2011
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    6 de julio de 2011

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    A principios de este año, WikiLeaks publicó el mayor tesoro de la historia en materia de cables clasificados del Departamento de Estado de EE.UU., poniendo al descubierto que EE.UU. había ayudado a regímenes de Medio Oriente que no tenían apoyo popular y había apoyado las violaciones de los derechos humanos de opositores.

    Durante el debate realizado el 2 de julio que fue moderado por la presentadora de Democracy Now! Amy Goodman, el fundador de WikiLeaks Julian Assange destacó la importancia de dar a conocer la información documentada en los cables diplomáticos, el impacto que WikiLeaks tuvo en la política mundial y el periodismo en general y los levantamientos políticos de la primavera árabe que comenzaron en Túnez y Egipto y continúan en otros países de la región, como Yemen, Bahréin, Siria y Libia.

    AMY GOODMAN: Julian Assange, le quiero preguntar sobre la primavera árabe y cuál le parece que fue el papel de WikiLeaks en lo que empezó en Túnez y Egipto y estamos viendo ahora en Bahréin, Yemen, Siria y Libia. ¿Qué papel tuvo WikiLeaks?

    JULIAN ASSANGE: Es difícil descifrar lo que ocurre. Escuchamos lo que dicen los que están todavía en Egipto y el periódico Al-Akhbar, uno de los periódicos importantes que se publica en Medio Oriente desde el Líbano.

    AMY GOODMAN: Usted vivió un tiempo en Egipto.

    JULIAN ASSANGE: Viví en Egipto en 2007, así que conozco el régimen de Mubarak y las tensiones que existen dentro del entorno egipcio. De hecho, me hospedaba, en circunstancias poco comunes, en la casa de Miss Egipto.

    Esta casa –además de tener retratos pintados de Miss Egipto por todos lados– quedaba justo entre la embajada de EE.UU. y la Oficina del Alto Comisionado Británico de la ONU y había una camioneta con 24 soldados delante de la puerta. Para el tipo de trabajo que hacíamos, este lugar parecía la pantalla perfecta para acomodarnos justo en medio de estos edificios. Egipto es un lugar muy interesante; casi en ninguna parte de El Cairo se sentía la presencia de una dictadura.

    Cuando trabajamos en el Cablegate, elegimos un socio francés, el periódico Le Monde, para que los cables se publicaran en francés porque sabíamos que los mismos iban a causar un efecto en el África francófona.

    A principios de diciembre el periódico Al Akhbar publicó cables en árabe desde el Líbano y también lo hizo el periódico Al-Masry al-Youm en Egipto, aunque el material que se público en Egipto en diciembre pasado, durante el régimen de Mubarak, fue algo leve, debido a las amenazas que recibía ese periódico. Pero Al-Masry al-Youm presionó y publicó unos cuantos cables clave sobre el régimen de Túnez y sobre Ben Ali. Ahora, el argumento que se ha utilizado en varias ocasiones, incluyendo, por ejemplo, en el resultado electoral en que estuvimos involucrados en Kenia en 2007, es que basta con contarle a la gente lo que ocurre, para que se enfade y se oponga.

    Pero realmente la verdadera situación es mucho más rica e interesante. Más bien se trata de que sí, los manifestantes saben, la población comienza a saber lo que no se puede negar y también comienza a saber que Estados Unidos sabe, y Estados Unidos no puede negar lo que está ocurriendo en Túnez. Y luego, las élites dentro y fuera del país también se enteran de lo que ocurre en ese país y no pueden negarlo, así que se produjo una situación por la cual Estados Unidos no podía apoyar el régimen de Ben Ali e intervenir en una revolución de la forma que podría haberlo hecho. Tampoco era posible que Francia apoyara a Ben Ali o a otros socios como podría haberlo hecho.

    También, la estrategia de supervivencia de Cablegate para ocuparnos de esta región fue la de arrollar, es decir Arabia Saudita, por ejemplo sostiene varios estados en Medio Oriente, y de hecho invade Bahréin para lograrlo. Pero, cuando estos estados tienen sus problemas y crisis políticas propias, acuden a sus propios recursos y no pueden estar implicados en esto de manera adecuada.

    De este modo, Cablegate en general hizo que estas élites que se apoyan entre sí en la región dentro de los países de lengua árabe, entre Europa y estos países y entre Estados Unidos y estos países, tuvieran que ocuparse de sus propias crisis políticas, en lugar de dedicarse a pasar informes de inteligencia sobre activistas o mandar el Servicios Especial de Aviación (conocido en inglés como SAS) u otro tipo de apoyo. Los activistas de Túnez se dieron cuenta de esto muy rápidamente y creo que comenzaron a ver la oportunidad que tenían. Entonces esa información, nuestro sitio web, varios sitios de WikiLeaks fueron prohibidos de inmediato por el gobierno tunecino y también el periódico Al-Akhbar fue prohibido por el gobierno tunecino. Hubo un ataque hacker contra el periódico Al-Akhbar. Hubo muchos ataques contra nosotros, pero habíamos llegado preparados para defendernos de eso. El sitio web de Al-Akhbar dejó de estar en su dirección y fue redirigido a un sitio web saudita de sexo —por extraño que parezca, existe tal cosa como un sitio web saudita de sexo— y lo lograron a través de la participación del ministerio de Asuntos Exteriores del Líbano. Por lo tanto, creo que fueron hackers de computadoras estatales, dada la magnitud y la sofisticación del ataque; ingresaron y borraron todos los esfuerzos que el periódico Al Akhbar había hecho para publicar los cables.

    Los cables sobre Túnez se difundieron por todo Internet y por otras vías, y los tradujo un pequeño grupo de Internet llamado Tunis Leaks. Se presentaron varias facetas diferentes que todos podían ver y nadie podía negar sobre el régimen de Ben Ali: que el mismo era fundamentalmente corrupto. No es que la gente no lo supiera antes, pero se volvió algo innegable para todos, incluso para Estados Unidos. Y si Estados Unidos, o al menos el Departamento de Estado–según se podía interpretar- tenía que apoyar al ejército o a Ben Ali, probablemente iba a apoyar al ejército, a la clase militar, antes que a la clase política.

    De modo que los activistas y el ejército creyeron que podrían lograrlo. Pero esto no era suficiente. Todo esto pasaba en el plano intelectual, marcaba una diferencia y suscitaba cosas en Túnez. Después, un joven técnico en computación de veintiséis años se prendió fuego, se inmoló el 16 de diciembre del año pasado. Fue hospitalizado, pero murió el 4 de enero. Y esa especie de frustración intelectual, irritación e innegable sed de cambio volcados a un acto emocional y físico en la calle, fue lo que cambió la ecuación. Hay otras cosas de tipo más bien sistémico que se estaban generando gradualmente: en Medio Oriente hay líderes ancianos cuyos regímenes a esta altura se estaban debilitando y cuya dirección intelectual disminuía; además estaba el mayor uso de la televisión satelital y la decisión del personal de la cadena Al Jazeera de filmar y transmitir las escenas de protestas en la calle.

    La mayoría de las revoluciones empieza en una situación multitudinaria como ésta, donde el régimen todo el tiempo dice “esta es una voz marginal”, “es una minoría” y “esta no es la opinión popular”. Y lo que los medios hacen es censurar esas voces e impedir que la gente entienda que lo que según el estado es una minoría en realidad es la mayoría. Y cuando la gente se da cuenta que su opinión coincide con la de la mayoría de la gente, entonces entiende que físicamente tiene los números a su favor y que la mejor forma de demostrarlo es en una plaza pública. Es por eso que la plaza Tahrir en Egipto era tan importante, porque todos podían ver que eran mayoría.

    A menudo percibo que políticamente hay momentos como ese; lo que está pasando en Medio Oriente podría ser uno de esos momentos, como se veía justo antes de la caída del Muro de Berlín, cuando todo el mundo pensaba que era imposible ¿Por qué? No fue que la gente de pronto recibió mucha información nueva, sino que la información que recibió fue que todos, una gran mayoría pensaba igual, y la gente se convenció de eso, y entonces tienes un cambio súbito, un cambio de estado repentino, una revolución. Así que a menudo siento que estamos al borde de esa situación y que las formas alternativas en que las personas van cobrando conciencia de lo que sucede y de lo que creen los demás es algo que introduce ese cambio verdaderamente democrático.

    Muchas veces me enojo con los blogueros en tanto personas que sólo quieren demostrar conformidad con los valores de sus pares, pero que realmente no hacen noticias originales, ni un trabajo original, cuando publicamos documentos originales sobre muchos temas, aunque curiosamente la situación está mejorando. Con frecuencia encontramos que todos estos blogueros de izquierda no van a un cable recién publicado de Panamá–como sucedió hoy- que saca a la luz que Estados Unidos ha declarado que tiene el derecho de abordar un tercio de todos los barcos del mundo, sin justificación. Ellos no van hasta ahí, sino que leen la portada del periódico The New York Times y dicen “No estoy de acuerdo” o “Sí estoy de acuerdo” o “Estoy de acuerdo, en mis términos” y ese tipo de cosas, esa hipocresía de decir que te importa una situación, pero no hacer realmente el trabajo, es algo que me hace enojar.

    Pero sí cumplen una función importante. La función que cumple es la función del cuadrado. Es mostrar el número de voces que se alinean, de un lado y del otro.

    AMY GOODMAN: Antes de que respondas, sólo quiero preguntar, ya que hablaste de lo que se publicó hoy, también acabas de iniciar una demanda contra MasterCard y Visa, ¿puedes explicarnos este fin de semana por qué hiciste eso?

    PÚBLICO: (Aplausos)

    ASSANGE: Cuando Daniel Ellsberg publicó los Documentos del Pentágono —de hecho hablé con Daniel Ellsberg ayer por la noche y me contó una historia increíble sobre ese tema— el periódico The New York Times ya tenía en su poder mil páginas de los Documentos del Pentágono un mes antes de que él le entregara estos documentos a ese periódico. ¡Sorprendente! Pero voy a dejar eso de lado.

    PÚBLICO: (Risas)

    ASSANGE: Lo siento, ¿cuál era la pregunta? Sí, MasterCard. Cuando Daniel Ellsberg publicó los Documentos del Pentágono, ¿de repente cambiaron las cosas? En realidad, Nixon fue reelegido después de que Daniel Ellsberg publicó los Documentos del Pentágono, la guerra de Vietnam no se detuvo, la información era muy importante en todas sus formas y dicha importancia con el tiempo fue mayor. El resultado más relevante de los Documentos del Pentágono fue la reacción que causaron, ya que los Documentos del Pentágono describían una situación del pasado, cómo eran las cosas en el pasado. Pero la reacción a dichos documentos hablaba de lo que estaba pasando en ese momento y mostró que hubo una enorme exageración por parte del gobierno de Nixon y varios intentos de encubrir las cosas. De hecho, el periódico The New York Times probablemente no habría publicado los Documentos del Pentágono si no hubiera pensado que de todos modos se iban a publicar, cosa que hizo. Se planificó hacer la publicación en un plazo de cuatro meses, en un libro, muy, muy interesante.?
    El 6 de diciembre del año pasado, MasterCard, PayPal, Bank of America y Western Union, se pusieron de acuerdo para hacer un bloqueo económico contra WikiLeaks, bloqueo que se mantiene desde entonces. Ya han pasado más de seis meses y hemos estado sufriendo un bloqueo económico extrajudicial que se produjo sin ningún tipo de proceso legal. De hecho, hubo solo dos investigaciones formales sobre este caso: una fue hecha el 13 de enero del año pasado por Timothy C. Geithner, secretario del Tesoro, quien encontró que no existía ninguna justificación legal para hacer un bloqueo económico contra WikiLeaks. Y la otra, fue hecha por Teller, una filial de Visa que manejaba nuestros pagos europeos. Teller encontró que no estábamos incumpliendo ninguna norma ni reglamento de Visa.
    Esas son las dos únicas investigaciones formales. Y sin embargo, el bloqueo continúa; es una cosa asombrosa que Visa, MasterCard, Western Union, etc., sean instrumentos de la política exterior de EE.UU., pero no instrumentos de EE.UU. como si fuera un estado que opera conforme a las leyes establecidas de la política exterior, sino más bien son instrumentos de una política de redes impulsada desde Washington. Lo que significa que no hubo una debida acción legal.
    En los últimos meses hemos tenido una serie de causas abiertas, así que hemos estado un poco ocupados, pero hemos preparado la causa contra Visa y MasterCard, conforme a la legislación europea. Visa y MasterCard juntas manejan cerca del 95% de la industria de pago con tarjetas de crédito en Europa, por lo tanto tienen una especie de predominio en el mercado, lo que significa, según la legislación europea, que no pueden participar de ciertas acciones para sacar gente del mercado deslealmente.


    Traducido por: Pamela Carreon y

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