El primer vuelo con ayuda de emergencia de la ONU llegó el domingo a Nairobi, capital de Kenia, para asistir a centenares de somalíes que huyeron de la sequía y hambruna devastadoras que azota a su país. El Cuerno de África enfrenta lo que ha sido calificado como una de las mayores crisis humanitarias en los últimos 50 años. En Etiopía, los campos de refugiados de emergencia abrieron hace pocas semanas y ya están con su capacidad colmada. Una refugiada somalí de nombre Safiala llegó a un campo de Etiopía hace una semana con siete niños. Les llevó días llegar hasta allí. En el camino fueron golpeados por la tragedia.
Safiala Abdullahi, refugiada somalí, relató: “Me enfermé por el camino y por lo tanto el niño no tenía qué comer porque yo no tenía leche para amamantarlo, y por eso murió de hambre y deshidratación. Le pedimos a gente que pasaba que nos ayudara a cavar la tumba. Enterramos al niño y seguimos”.
Antonio Guterres, el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, declaró: “Nos rompe el corazón que las madres nos cuenten que después de haber caminado durante días para estar seguras perdieron a sus hijos por el camino, ver que los niños que mueren, que los médicos no pueden dar respuesta a la situación porque es demasiado tarde y que tenemos tanto para hacer”.