Por primera vez desde que empezó la represión contra la oposición en Siria hace cinco meses, Estados Unidos y la Unión Europea exhortaron al Presidente sirio Bashar al-Assad a renunciar. En una declaración efectuada el jueves, el Presidente Barack Obama acusó a Assad de “torturar y masacrar” a su propio pueblo. Obama ordenó la congelación de los activos del gobierno sirio en Estados Unidos, prohibió que los ciudadanos estadounidenses operen o inviertan en Siria y suspendió la importación de productos petroleros sirios.
La Secretaria de Estado Hillary Clinton declaró: “Entendemos el fuerte deseo del pueblo sirio de que ningún país extranjero intervenga en su lucha, y respetamos su deseo. Al mismo tiempo, haremos nuestra parte para apoyar sus aspiraciones de una Siria democrática, justa e inclusiva. Y haremos valer sus derechos universales y dignidad presionando al régimen y a Assad personalmente para que se quiten de en medio de esta transición”.
En las Naciones Unidas, el embajador sirio Bashar Ja’afari criticó las nuevas sanciones.
Bashar Ja’Afari, embajador sirio ante las Naciones Unidas, afirmó: “Estados Unidos, al imponer sanciones y exhortar al Presidente Assad a renunciar, está lanzando y haciendo una guerra humanitaria y diplomática contra nosotros. La guerra tiene un objetivo, que es instigar a que haya más violencia en el país y dar el mensaje equivocado a los grupos terroristas armados de que están bajo la protección estadounidense y occidental para que sigan adelante con su insurrección y actividades destructivas en el país”.
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