Funcionarios de Estados Unidos y la OTAN prometen continuar con el curso de las operaciones en Afganistán luego de que militantes talibanes derribaran un helicóptero militar estadounidense al oeste de Kabul el pasado sábado. En el incidente murieron 38 personas, entre ellas 30 soldados estadounidenses. Para las fuerzas estadounidenses este ha sido el incidente más cruento de los diez años de guerra en Afganistán; 22 de las víctimas eran miembros del grupo de operaciones especiales de la Armada Navy Seals, y muchos de ellos eran miembros del Equipo 6 de los Seal, la unidad que llevó a cabo el ataque a Bin Laden. Funcionarios estadounidenses dijeron que el helicóptero transportaba a los Navy Seals en una misión cuyo objetivo era uno de los altos comandantes del Talibán. Sin embargo, funcionarios afganos afirman que el Talibán podría haber atraído a las fuerzas estadounidenses a la escena dándoles aviso de que tendría lugar una reunión del Talibán.
El brigadier general Carsten Jacobsen, portavoz de la OTAN, dijo: “Este incidente, a pesar de haber sido tan trágico y de tal magnitud, no incidirá en la dirección de la operación. Fue un día trágico, fue una pérdida trágica. Todos los días sufrimos por los heridos y muertos. La campaña va a continuar. Continuaremos persiguiendo al enemigo sin descanso en la lucha contra ellos”.
Mientras tanto, otros cuatro soldados de la OTAN murieron en distintos ataques perpetrados el domingo.