En su primer discurso público desde junio, el Presidente sirio Bashar al-Assad prometió promulgar más reformas, pero rechazó los cambios a gran escala exigidos por los manifestantes y los adjudicó a una conspiración extranjera. Mientras tanto, en las Naciones Unidas, la embajadora de Estados Unidos Susan Rice dijo que el ritmo de asesinatos se había acelerado desde la llegada de los observadores de la Liga Árabe.
Rice expresó: “El Subsecretario General destacó que desde que la misión de observación de la Liga Árabe estuvo en el terreno, de hecho se estima que han muerto 400 personas más, un promedio de 40 por día, un ritmo mucho mayor del que se venía dando antes de su despliegue. Esto es una señal clara de que el gobierno de Siria, en lugar de usar la oportunidad de su compromiso con la Liga Árabe para poner fin a la violencia y cumplir con sus obligaciones en virtud del protocolo, está intensificando la violencia”.