En materia de política exterior, Obama promocionó la muerte de Osama bin Laden, el derrocamiento de Muammar Gaddafi y los estrechos lazos militares de su gobierno con Israel. En relación con Irán, el Presidente mantuvo la amenaza de larga data de Estados Unidos en el sentido de que “no se descartará ninguna opción” para frustrar las ambiciones nucleares del país asiático.
Obama dijo: “El régimen está más aislado que nunca; sus líderes se enfrentan a sanciones incapacitantes, y en la medida en que sigan eludiendo sus responsabilidades, esta presión no cejará. Que no queden dudas: Estados Unidos está decidido a impedir que Irán fabrique un arma nuclear, y no se descartará ninguna opción para lograr ese objetivo. Pero todavía es posible, y sería mucho mejor, llegar a una resolución pacífica de esta cuestión, y si Irán cambia el rumbo y cumple con sus obligaciones, podrá reintegrarse a la comunidad de las naciones”.