En Irlanda, miles de personas se arrojaron a las calles para protestar tras la muerte de una mujer a la que se le denegó el acceso al aborto. Savita Halappanavar había rogado a sus médicos que le hicieran un aborto luego de enterarse de que había perdido su embarazo de diecisiete semanas. Los médicos se negaron y le habrían dicho que Irlanda era un “país católico”. La mujer, de 31 años, murió de un shock séptico luego de que los médicos finalmente extrajeran el feto cuando sus latidos cesaron. Irlanda, que tiene una de las legislaciones más restrictivas en materia de abortos, permite el procedimiento si la vida de la mujer está en riesgo, pero no especifica cuán severa debe ser la amenaza. El gobierno irlandés se comprometió ahora a clarificar la ley. El jueves, el Vice Primer Ministro Eamon Gilmore reclamó un cambio ante el Parlamento.
Gilmore expresó: “He dicho muy claramente que debemos dar transparencia legal a esta cuestión. Tenemos que asegurarnos de que en este país no haya dudas que surjan en un hospital en una serie de circunstancias que pongan la vida de la madre en riesgo”.