La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático finalizó el fin de semana en Doha, sin nuevos compromisos de Estados Unidos de reducir sus emisiones de carbono ni de brindar ayuda a los países que sufren los peores impactos del cambio climático. El acuerdo final extendió el Protocolo de Kyoto por un segundo período de compromiso, que establece la reducción vinculante de las emisiones, pero tan solo cubre una fracción de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Varios países, como Japón y Canadá no firmaron el Protocolo y Estados Unidos nunca lo ratificó. Los críticos afirman que el acuerdo alcanzado entre alrededor de 200 país fue demasiado débil para evitar los impactos catastróficos del cambio climático. Alden Meyer de la Unión de Científicos Preocupados criticó el resultado de la cumbre durante una conferencia de prensa.
Alden Meyer declaró: “Hubo algunos ganadores: la industria del carbón, la industria del petróleo, la industria de los combustibles fósiles. Aquí se vio cómo el poder de estas industrias, y la motivación de obtener ganancias en el corto plazo, dominó a los gobiernos del mundo. No fue una negociación sobre el medio ambiente ni inspirada en datos científicos, sino que fue más bien una negociación para ver quién compartirá lo que quede del mundo mientras seguimos explotando petróleo en el Ártico, produciendo arenas alquitranadas en Canadá y excavando carbón en Indonesia para exportar a China. Este no es el futuro que debemos dejarle a nuestros hijos”.