El Jefe de Seguridad del Departamento de Estado renunció y otros tres funcionarios fueron despedidos luego de las conclusiones de una investigación del atentado del 11 de septiembre contra la misión estadounidense de Bengasi, en Libia, en el que murió el embajador estadounidense Christopher Stevens y otros tres ciudadanos de esa nacionalidad. Un comité independiente que investigó el incidente determinó la existencia de “fallas sistémicas y carencias de liderazgo y gestión en las jerarquías más altas” dentro de dos oficinas del Departamento de Estado, que tuvieron como resultado una seguridad “inadecuada para Bengasi y muy inadecuada para lidiar con el atentado que se produjo”. El vicepresidente del Comité, el almirante Mike Mullen, reveló las conclusiones del informe el miércoles.
El almirante Mike Mullen declaró: “El Comité determinó que los atentados en Bengasi estuvieron vinculados con la seguridad y que la total y exclusiva responsabilidad por la pérdida de vidas, lesiones y daños contra las instalaciones de Estados Unidos son de los terroristas que perpetraron los ataques. Eso no significa que no haya lecciones para aprender. El comité estableció que la postura de seguridad en el complejo de misiones especiales era inadecuado para el entorno amenazante de Bengasi y de hecho muy inadecuado para lidiar con los ataques que tuvieron lugar esa noche”.
Entre los factores citados en el informe se encuentra la alta rotación en el personal de seguridad de Estados Unidos, los equipos de seguridad defectuosos y la utilización de milicias locales poco confiables. El informe afirma que determinados funcionarios de jerarquía del Departamento de Estado “demostraron falta de liderazgo proactivo y capacidad de gestión”, pero no recomendó la adopción de medidas disciplinarias. La Secretaria de Estado, Hillary Clinton, aceptó las 29 recomendaciones del comité.