Seis ambientalistas fueron los ganadores de la 23ª edición del premio ambiental Goldman.
La activista inupiat-alasqueña Caroline Cannon ganó por su trabajo para proteger los mares del Ártico de las perforaciones.
Caroline Cannon expresó: “Cuando me reuní con el Presidente Obama hace un par de años, me dijo que sabía lo que era ser tratado como un ciudadano de segunda. Prometió trabajar con los pueblos Inupiat y proteger nuestra forma de vida, lo que me dio esperanza. Ahora es momento de que cumpla su promesa”.
La activista keniata Ikal Angelei ganó un premio Goldman por su campaña para bloquear la construcción de uno de los proyectos de infraestructura más significativos de África oriental, la represa GIBE-3, que podría causar la desecación de la región del lago Turkana.
Ikal Angelei manifestó: “El mayor desafío fue trabajar con una comunidad que ya tenía muchos problemas: dificultades de acceso a los alimentos y a la atención médica, inseguridad, falta de apoyo del gobierno. Es difícil hablar de derechos ambientales y gobernanza de los recursos cuando la gente está pensando si va a comer o no ese día y qué es lo que le va a deparar el día siguiente. Así que ese fue el desafío más grande, trabajar en una zona donde la comunidad ya está en conflicto por los recursos; era realmente difícil reunirlos y decirles ‘escuchen, entendemos cuáles son los problemas, pero a partir de ahora tenemos que hablar con una única voz’”.
Los otros ganadores fueron Ma Jun, de China, Evgenia Chirikova, de Rusia, Edwin Gariguez, de Filipinas, y Sofía Gatica, de Argentina.