La conferencia ha despertado la polémica entre los activistas anti-SIDA debido a las restricciones estadounidenses que prohíben el ingreso al país de trabajadores sexuales y consumidores de drogas. El gobierno de Obama levantó una prohibición de hace 20 años que impide que las personas infectadas con VIH ingresen al país, pero los trabajadores sexuales y los consumidores de drogas necesitan una dispensa especial. En una sesión “satelital” con trabajadores sexuales de otros países, Miriam Edwards, de la asociación que nuclea a estos trabajadores en Guyana, instó a una mayor aceptación del comercio sexual.
Edwards manifestó: “Somos parte de la población general. Debemos lograr que la gente acepte a los trabajadores sexuales como parte de la población general y que deje de segregarlos y tratarlos como si fueran diferentes. Son seres humanos y deben ser aceptados. Si no, nunca podremos erradicar el VIH”.