El atacante de la masacre de Arizona, Jared Loughner, se declaró culpable del tiroteo cometido en Tucson el año pasado, en el que mató a seis personas e hirió a otras trece, entre ellos a la congresista demócrata Gabrielle Giffords. En virtud del acuerdo para declararse culpable, Loughner pasará el resto de su vida en prisión, sin posibilidad de pedir libertad bajo palabra. El fiscal federal con competencia en Arizona, John Leonardo, afirmó que los fiscales decidieron no pedir la pena de muerte debido a la salud mental de Loughner.
John Leonardo declaró: “Los médicos que atendieron y observaron a Loughner desde que sucedió el tiroteo coinciden en que sufrió una grave enfermedad mental, esquizofrenia aguda, durante y antes del tiroteo. La enfermedad de Loughner no había sido diagnosticada ni tratada con anterioridad. Cuando decidimos permitir el acuerdo de reducción de pena, no solo tomamos en cuenta el pasado y el estado mental del acusado, sino también su frágil capacidad para comparecer en el juicio”.
En un principio Loughner fue declarado incapaz de asistir al juicio luego de haber sido sometido a una evaluación psiquiátrica. Los fiscales afirman que llegaron al acuerdo de reducción de la pena tras consultar con los sobrevivientes y los familiares de las víctimas del tiroteo. Una víctima del tiroteo, Suzi Hileman, sostuvo que apoya el acuerdo de reducción de pena.
Suzi Hileman declaró: “Los acontecimientos de hoy me hacen sentir orgullosa de ser estadounidense. Este fue el sistema haciendo lo mejor posible. No es una solución perfecta. No podemos tener una solución perfecta. Lo que queremos no está a nuestro alcance. Esto es lo mejor que se puede esperar”.
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