Un soldado estadounidense acusado de masacrar a dieciséis civiles afganos en marzo debe someterse a una pericia psiquiátrica antes de que sus abogados puedan alegar que el acusado padece problemas de salud mental. El sargento de Segunda Clase Robert Bales postergó el jueves su declaración de culpabilidad de cargos que podrían implicar la pena de muerte. Se lo acusa de haber matado a nueve niños y siete adultos durante un ataque perpetrado durante la noche contra dos aldeas en la provincia de Kandahar. Los abogados afirman que su defendido, que estuvo en cuatro misiones en Irak y Afganistán, puede haber sufrido una lesión cerebral traumática y estrés postraumático. El abogado John Henry Browne se refirió el jueves al estado mental de Bales.
Browne manifestó: “Está resistiendo. Es una persona fuerte. Creo que estaría de acuerdo con lo que acabo de decir; se siente un poco abandonado por el ejército, pero aparte de eso creo que está aguantando bien”.