Obama promueve la reforma migratoria, pero el énfasis en el control presagia una mayor criminalización de la inmigración

Reportaje31 de enero de 2013
El presidente Obama comenzó su segundo mandato dando un fuerte impulso a una reforma migratoria integral mediante el apoyo de un proyecto del Senado acordado entre ambos partidos. Dicho plan contempla la posibilidad de que algunos de los once millones de residentes indocumentados que viven en EE.UU. accedan a la ciudadanía de ese país. Pero el pedido de Obama de que se refuerce el control fronterizo y de que haya un sistema de seguimiento de las personas que permanezcan en EE.UU. más de lo permitido por sus visas, desató el temor de que el enfoque siga siendo la criminalización y la militarización, el mismo que produjo una cifra récord de deportaciones durante su primer mandato. Presentamos un debate entre tres invitados: Lorella Praeli, directora de la coalición United We Dream de defensa y políticas; Fernando García, director fundador de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, y Mae Ngai, profesora de historia y estudios asiático-estadounidenses en Universidad de Columbia.
Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

JUAN GONZÁLEZ: Continuamos ahora con el tema de la inmigración, analizando las noticias de esta semana que dicen que el presidente Obama abrirá su segundo mandato dando un fuerte impulso a la reforma migratoria integral. Obama anunció esto durante un discurso el martes en Nevada, un estado muy disputado a nivel electoral, cuyo creciente padrón de votantes latinos ayudo a que ganara las elecciones el pasado noviembre.

PRESIDENTE BARACK OBAMA: Tenemos que resolver la situación de las 11 millones de personas que están aquí en forma ilegal. Estamos de acuerdo en que estos hombres y mujeres deberían ganarse el acceso a la ciudadanía. Pero para que esta reforma migratoria integral funcione, debe quedar claro desde el principio que existe la vía para alcanzar la ciudadanía.
Hay una tendencia a plantear esta discusión en términos de “nosotros” contra “ellos.” Y cuando eso ocurre, mucha gente se olvida que la mayoría de “nosotros” fuimos “ellos” alguna vez.
Se nos olvida eso. Ya están sentadas las bases para un acuerdo bipartidista. Y si el Congreso no logra avanzar sobre esto oportunamente, voy a presentar un proyecto de ley basado en mi propuesta, e insistir que sea votado de inmediato.

JUAN GONZÁLEZ: En su discurso, Obama respaldó un proyecto bipartidista anunciado el lunes en el Senado, que propone un camino a la ciudadanía para algunas de los 11 millones de personas indocumentadas que se calculan viven en Estados Unidos. También pidió un control fronterizo más estricto y un sistema para rastrear a las personas que permanecen en el país con visas vencidas.

AMY GOODMAN: Para debatir sobre este proyecto anunciado esta semana por el Presidente y el llamado “grupo de los 8,” que incluye senadores de los dos partidos, nos acompañan tres invitados.

Desde Washington D.C., Lorella Praeli, directora de defensa y políticas en la coalición “United We Dream” (Juntos Soñamos), que presenció el discurso del presidente Obama el martes y acaba de regresar.

Desde El Paso, Texas, nos acompaña Fernando Garcia, director ejecutivo y fundador de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, que nos dará una perspectiva de lo que ocurre en la frontera.

Y aquí en Nueva York, está con nosotros Mae Ngai, profesora de historia y estudios asiático-estadounidenses de la Universidad de Columbia. Su artículo de opinión “Reforming Immigration for Good,” fue publicado ayer en el New York Times.

Les damos la bienvenida a Democracy Now! ¿Juan?

JUAN GONZÁLEZ: Lorella, me gustaría comenzar por ti. Estuviste presente en el discurso del presidente Obama, y estuviste tuiteando mientras él hablaba. ¿Puedes contarnos algo sobre tus tuits?

LORELLA PRAELI: Claro. Creo que a través de mis tuits expresaba mis emociones encontradas. Por un lado, el tremendo entusiasmo de escuchar que el presidente, a solo una semana de su asunción, saliera a decir que quiere reformar la inmigración y abrir un camino claro para que nuestra comunidad obtenga la ciudadanía. Al mismo tiempo, siendo activista y defensora de nuestros derechos, una sabe lo que está ocurriendo en su comunidad en este momento y que realmente no se pueden esperar los tiempos legislativos, porque hay un verdadero sentimiento de urgencia ahora. Entonces, en lo que yo expresé había a la vez felicidad, decepción y conocimiento de la verdad; el saber que mientras el presidente habla, hay personas que están siendo deportadas y arrancadas de sus familias y sus comunidades. Pero igualmente, me sentí privilegiada de estar ahí y entusiasmada por lo que vaya a pasar este año.

JUAN GONZÁLEZ: Mae Ngai, una de las cosas que más me interesaron fue que el presidente no habló solamente sobre una política, sino que también trato de recordarle a la gente la historia de la inmigración y sus luchas en Estados Unidos…

MAE NGAI: Cierto.

JUAN GONZÁLEZ: …cuando señaló que “La mayoría de 'nosotros' solíamos ser 'ellos'.” Y tú has estudiado extensamente la historia de la inmigración en este país. Y uno de los aspectos que trabajas, que la mayoría de la gente ha pasado por alto, es la cuestión de definir quién es legal y quién ilegal…

MAE NGAI: Así es.

JUAN GONZÁLEZ: …y cómo eso ha sido usado contra poblaciones específicas.

MAE NGAI: Cierto. Bueno, creo que de alguna manera, esa fue la mejor parte del discurso del presidente, cuando habló de los valores y lo que significa ser una nación de inmigrantes. Como él mismo señaló, muchos de “nosotros” fuimos alguna vez “ellos”. También dijo que este país fue construido con el duro trabajo de los inmigrantes.

Esto me hace pensar mucho en las diferencias entre cómo fue la inmigración a principios del siglo pasado y cómo es a principios de éste. De muchas maneras, son similares. Son migraciones masivas, son migraciones de trabajadores, contribuyen a un crecimiento dinámico de la economía y la cultura del país. La diferencia principal es que hace cien años no había restricciones de cantidad. Así que cuando alguien dice “mis ancestros llegaron aquí legalmente, no violaron la ley, no trataron de adelantarse a los demás, ni sobrepasaron el cupo permitido”, bueno, en realidad no había ningún cupo que sobrepasar. El 98% de las personas que llegaron a Ellis Island, entraron al país. Y esa es una gran diferencia.

JUAN GONZÁLEZ: Y tú hablas específicamente de la situación con las visas, porque en este momento, las cuotas numéricas funcionan de tal forma que los países de los que proviene la mayor cantidad de inmigrantes, enseguida llegan a su límite de visas.

MAE NGAI: Así es.

JUAN GONZÁLEZ: Y todos los que quedaron sin visa terminan siendo ilegales, mientras que para gente de otros países es muy fácil entrar.

MAE NGAI: Creo que ese es el gran tema aquí, lo que todos saben pero nadie quiere ver, lo que ninguno de los proyectos en discusión, ni en el Senado, ni en la Casa Blanca realmente aborda. Se trata del sistema de visas. En este momento, ningún país puede tener más del 7% del total de migrantes. Y ese 7%, ese tope para cada país, son cerca de 25.000 personas. Hay cuatro países que todos los años superan ese tope. Y se pueden imaginar cuáles son: México, India, China y Filipinas. Así que cuando la gente dice “Ponte en la fila y espera tu turno para entrar,” esa espera podría ser de 20, o hasta de 40 años. De modo que es una broma muy cruel ¿no?

JUAN GONZÁLEZ: En el caso de los mexicanos, la espera se acerca más a los 40 años, ¿es así?

MAE NGAI: Sí, claro, por eso mismo decirle a alguien que se ponga en la fila y espere, realmente me parece una broma cruel.

AMY GOODMAN: Háblanos de los trabajadores, de la situación en que están, y de los estudios que se han realizado sobre ellos en Virginia, Carolina del Norte.

MAE NGAI: Bueno, hoy en día los inmigrantes realizan todo tipo de trabajos. Ya no trabajan solamente en la agricultura. También trabajan en las ciudades, en restaurantes, en hoteles y edificios, pero también se emplean en la industria alimentaria. La industria avícola realmente depende de la mano de obra indocumentada. Hubo un caso en Carolina del Sur, donde una redada del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) provocó la deportación de todos los trabajadores, y la empresa recurrió a mano de obra penitenciaria para reemplazarlos. Estos son los puestos de trabajo que las empresas tienen para ofrecer actualmente. Creo que parte del problema también es…

AMY GOODMAN: No conseguían trabajadores locales para esos puestos de trabajo.

MAE NGAI: Al menos no enseguida. O sea, al final terminaron aumentando los salarios para atraer trabajadores locales, africanos-estadounidenses. Entonces parte del problema también es que las empresas quieren mano de obra indocumentada. Porque el trabajador indocumentado tiene también menos posibilidad de quejarse, porque si lo hace corre el riesgo de ser deportado.

JUAN GONZÁLEZ: Fernando García, tú estás en la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, y claramente, la frontera es una de las grandes cuestiones aquí. De hecho, por ahí pasan algunas de las diferencias entre la propuesta del Senado y la del Presidente Obama; y habrá que mirar bien la letra chica de lo que se decida en el congreso. Ahora, la propuesta del Senado requiere que se haga una certificación de que la frontera es segura antes de permitir que quienes tengan residencia temporaria en Estados Unidos puedan solicitar la residencia permanente. Pero bueno, yo estoy impresionado por los enormes gastos que el gobierno está realizando en la frontera. Como señalé esta semana en mi columna del periódico “Daily News”, el año pasado el gobierno federal invirtió 18 mil millones de dólares en seguridad fronteriza, una cantidad mayor que los presupuestos del FBI, el Cuerpo de Alguaciles, el Servicio Secreto, la DEA y la ATF combinados. El presupuesto total de todas estas agencias federales para la aplicación de la ley fue de 14 mil millones de dólares. Así que ya se está gastando una cantidad enorme de dinero en seguridad fronteriza. ¿Cuál es tu percepción cuando, por otro lado, el presidente dice que no necesita esa certificación, que las fronteras ya están seguras, o que él ya ha hecho mucho para hacerlas seguras en su primer mandato?

FERNANDO GARCIA: Sí, sí. Recordemos que ya hemos cumplido los principales estándares de seguridad fronteriza que se habían trabajado en 2006, en el último esfuerzo realizado por la reforma migratoria. En la frontera, hemos visto un incremento de las medidas de seguridad y aplicación de la ley. O sea, recordemos que ahora hay 400 millas que ya están alambradas o con muros y se ha duplicado el número de agentes de la Patrulla Fronteriza, llegando a 22.000. También se han destinado a la frontera unidades militares de la Guardia Nacional. Como tú dices, se han invertido ya miles de millones de dólares. Entonces creo que para alguna gente nunca va a ser suficiente la seguridad. Es decir, creo que la seguridad fronteriza siempre va a ser usada como instrumento político, ya sea para oponerse o para avanzar hacia la ciudadanía; o básicamente, para destruir el proceso de la reforma migratoria integral. Así que pensamos que esto va a ser inviable. Quién sabe quien será responsable de la certificación. ¿Acaso el gobernador Perry, que ha dicho que en El Paso estaban explotando bombas? ¿O la gobernadora Brewer, que sostuvo que nunca iba a haber caos y decapitaciones en Tucson o en la frontera? Por eso creo que es realmente preocupante que se esté vinculando el acceso a la ciudadanía con la implementación de políticas más punitivas, el aumento de la criminalización de los inmigrantes, las deportaciones y la militarización.

AMY GOODMAN: Y con respecto a la militarización de la frontera, Fernando García, háblanos de lo que está pasando, por ejemplo, con los aviones no tripulados.

FERNANDO GARCIA: Bueno, ya se están utilizando algunos aviones no tripulados. Y creo que esto solo muestra el nivel de militarización. Pero ahora, con esta nueva propuesta, quieren incrementar la cantidad de aviones no tripulados y hacerlos volar todo a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México. Y también, cada uno de esos aviones no tripulados es extremadamente caro. Obviamente, no se meterían directamente con las comunidades o pueblos, pero es una muestra de que se está avanzando hacia una militarización total de la frontera.

JUAN GONZÁLEZ: Quiero preguntarte, Lorella Praeli, sobre algunos detalles de las propuestas de reforma que se vienen presentando hasta ahora. Tanto el presidente como la propuesta del Senado, dicen que quienes quieran ser legalizados deberían aprender inglés. Pero anteriormente, solamente quienes quisieran la ciudadanía estadounidense tenían que aprender inglés, y además aprobar un examen de educación cívica. Ahora se dice que cualquiera que quiera obtener la “green card”, o permiso de residencia permanente, primero tendría que aprender inglés y aprobar los exámenes de civismo. Y el Instituto de Políticas Migratorias (MPI) estima que entre 3,6 y 5 millones de los 11 millones de personas indocumentadas, no aprobarían ese examen de inglés. ¿Podrías hablar acerca de estas cuestiones específicas, como el requisito de aprobar exámenes de inglés, y su forma de implementación?

LORELLA PRAELI: Por supuesto, creo que lo que tenemos es una propuesta esbozada por este grupo bipartidista y también hay un folleto informativo difundido por el gobierno, luego del discurso del presidente de ayer -de anteayer, perdón. Pero también creo que hay que prestar atención a la letra chica, como dijiste antes. Pienso que tenemos que preguntarnos cuáles son los motivos que hay detrás de estas propuestas y procedimientos. Para mí, es inaceptable que para obtener el permiso de residencia permanente, sea obligatorio hablar inglés. Eso nunca ha sido un requisito. Solamente es un requisito para quienes quieren naturalizarse o convertirse en ciudadanos de Estados Unidos. Entonces, nos tenemos que preguntar cuánto tiempo más estará la gente en una situación provisional o temporal, que la mantiene por tiempo indefinido en un limbo legal. Y cuáles serán los requisitos o condiciones de seguridad fronteriza con los que se va a retener a la gente en este estatus provisional, que puede luego resultar en su deportación de Estados Unidos.

Y también quisiera agregar algo sobre el tema de la seguridad, porque creo que es decepcionante que tanto el Senado como el presidente continúen generando o reforzando este mito de que nuestras fronteras no son seguras y que la seguridad debe ser la prioridad número uno. Creo que esto proviene del miedo. Digo que proviene del miedo, porque Estados Unidos ya conoce a los inmigrantes indocumentados. Comparte con ellos los barrios y las escuelas, y muchos espacios públicos. Sin embargo, se crea esta imagen de que los inmigrantes indocumentados son criminales y son peligrosos, y que por eso es necesario primero aumentar la seguridad. Pero en realidad, ése no es el problema. Tú comentabas que la frontera es hoy más segura que nunca. El año pasado se gastaron 18 mil millones de dólares. Así que me resulta decepcionante escuchar esas cosas.

Lo que sí creo es que hay algunas diferencias clave entre la propuesta esbozada por el Presidente y el borrador del grupo bipartidista del Senado. Y creo que eso tiene que ver con cuestiones políticas, o sea, en el Senado necesitan conseguir 60 votos y contar con el aval bipartidista, de manera que los republicanos sientan que pueden invertir su capital político en esto, y que será una propuesta adecuada, tanto para demócratas como republicanos, especialmente teniendo en cuenta los cambios demográficos en el país y el mandato expresado en las elecciones. Pero una de las cuestiones clave que vale la pena destacar, es que el presidente, en su propuesta, no establece que se deban cumplir ciertos requisitos o condiciones de seguridad en la frontera para que la gente pueda pasar de una residencia provisoria o el estatus legal temporal, a tener el permiso de residencia permanente o la green card. Y creo que esa es la clave, porque entonces quisiera saber más acerca de la propuesta de los senadores, cuáles van a ser esos requisitos de seguridad, y cómo harán para medir el éxito de los mismos. Porque la preocupación en nuestra comunidad es cuánto tendremos que esperar hasta que la frontera sea segura —una frontera que ya es segura— para poder acceder a una green card.

Y otra cuestión que pone muy contenta a nuestra comunidad, es que el presidente está asumiendo el compromiso de asegurarse que las familias LGBT estén incluidas en la reforma. Hay alrededor de 40.000 parejas binacionales, parejas del mismo sexo, que se beneficiarían si la reforma migratoria integral incluyera una cláusula que garantice los matrimonios o relaciones entre personas del mismo sexo, también puedan acceder a regularizar su estatus migratorio.

AMY GOODMAN: Lorella, háblanos de los tuits que publicaste ayer durante el discurso del presidente Obama en Nevada, referidos a la cantidad de personas que son deportadas continuamente, incluso mientras el presidente hablaba.

LORELLA PRAELI: Si, bueno, creo que se trata de poner las cosas en dimensión. Y también reconocer y exponer el dolor y las mentiras. Antes Viridiana mencionaba algo importante, que es lo que hicimos antes de conseguir la acción diferida, ¿no? para obligar al presidente a que nos otorgue la acción diferida, o este programa de asistencia para integrantes del movimiento ”DREAM”. Y debemos continuar con esto. No podemos poner toda nuestra energía en la lucha por una reforma migratoria, mientras sabemos que nuestras comunidades siguen siendo separadas por culpa de un sistema defectuoso, realmente.

AMY GOODMAN: ¿Podrías contarnos muy brevemente tu propia historia, cómo fue tu llegada a Estados Unidos y cómo te convertiste en activista del movimiento “DREAM’?

LORELLA PRAELI: Llegue a Estados Unidos; bueno, yo estoy amputada arriba de la rodilla, perdí mi pierna derecha cuando tenía dos años y medio en Perú. Y por cuestiones médicas, mi tratamiento médico tenía que ser en Estados Unidos, en el Hospital Shriners. Así que mis padres decidieron mudarse cuando yo tenía 10 años. Y recién me enteré de que estaba indocumentada cuando termine la escuela secundaria y quise continuar con mi educación en la universidad.

Y me involucré en el movimiento ”DREAM”; bueno, fue realmente un milagro. En verdad considero que soy muy afortunada, por ser capaz de salir a hablar y denunciar estas cuestiones, y también por formar parte de una comunidad tan hermosa y poderosa. O sea, mi participación en ”DREAM” me permitió recuperar mi identidad. Y me recordó que estar indocumentada no es algo de lo que avergonzarse, sino algo de lo que podemos estar orgullosos y que, en última instancia, somos nosotros quienes definimos nuestra identidad y nuestra capacidad de producir un cambio.

Entonces, hubo un momento en el 2010 que me sentía muy frustrada por la falta de avances en el Congreso sobre la ley DREAM (Desarrollo, asistencia y educación para inmigrantes menores de edad), entonces me comuniqué con una amiga activista en Connecticut y le dije: “Estoy lista para contar mi historia. ¿Puedes contactarme con alguien que me ayude a hacerlo?” Así fue que me puse en contacto con la red “United We Dream” (Juntos Soñamos), y rápidamente me convertí en integrante de esta familia. Carlos Saavedra, entonces coordinador nacional, me invito a una reunión de planificación en Kentucky y me dijo: “Puedes venir sólo si prometes volver a Connecticut y seguir construyendo”. Por supuesto, en ese momento no sabía realmente lo que era el compromiso. Aún así, esa reunión de planificación con 200 jóvenes indocumentados me cambió la vida, para mejor, y me dio las herramientas y la comprensión de que nosotros mismos definimos nuestro presente y nuestro futuro, y que es organizándonos, más que cualquier otra cosa, que podemos cambiar las cosas. Y empoderando a la comunidad y creando espacios para que más gente salga a hablar, que es lo que estamos haciendo ahora con nuestros padres y madres, y otros miembros de nuestra comunidad, y también dando difusión a diferentes casos de deportación.

JUAN GONZÁLEZ: Mae Ngai, me gustaría preguntarte, volviendo a los detalles de la reforma migratoria, hay dos sectores muy poderosos en la sociedad estadounidense, que tienen un gran interés en esto, y que no han recibido mucha atención en este debate sobre la reforma migratoria. Un sector es la industria tecnológica de Silicon Valley, que tiene un gran interés en ampliar su cantidad de técnicos, e incluso, según entiendo, básicamente quieren acelerar el proceso de legalización de cualquier estudiante extranjero que se gradúe como Magister o Ph.D., en ciencia y tecnología. Y el otro es el sector del agro-negocio, que sigue haciendo lobby para que se incluya en la ley algún tipo de permiso temporal para trabajadores agrícolas. ¿Qué puedes decirnos sobre estas fuerzas, y a qué crees que deberíamos prestar atención en los debates de los próximos meses sobre la reforma migratoria?

MAE NGAI: Bueno, esos son dos sectores de la economía que dependen mucho de la mano de obra extranjera, y en el caso de la tecnología, de mano de obra profesional. Había un dicho en los años 50, cuando se presentaron las propuestas para una legislación sobre inmigración, que enfatizaban la necesidad de reclutar profesionales. Entonces, ya no es más, como dice el poema “Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, a vuestras masas hacinadas”, ahora sería “Dame a tus universitarios”.

JUAN GONZÁLEZ: Y a tus empresarios.

MAE NGAI: Y los empresarios, claro. Entonces pienso que, en varios sentidos, esto tiene que ver con las fallas en la educación pública del país, y en las necesidades de las empresas. Y lo mismo pasa con la agricultura. Es decir, muchas personas podrían vivir de la agricultura en este país. No es que sea algo que los estadounidenses no quieran hacer, sino que los salarios son muy bajos y las condiciones son muy precarias. Y los productores evitan la mecanización, porque es más barato para ellos usar mano de obra inmigrante y especialmente la mano de obra indocumentada. Estas son las cuestiones que deberían estar presentes en el debate.

Pero especialmente, una de las cosas que esto nos plantea es: ¿cuánto peso deberían tener las empresas en las decisiones sobre inmigración? O sea, el ansia vanguardista de estos sectores en particular tiene que ver con eso. Y pasa que la gente cree que la inmigración debería ser algo que le sirva a Estados Unidos. Bueno, sí es algo que le sirve al país, pero también es algo que le sirve a los propios inmigrantes. Pienso que mirar todo solamente desde el punto de vista privilegiado de las empresas nos va a traer muchos problemas. Porque las empresas sólo se preocupan por una cosa, que es su relación costo-beneficio. No les interesan los otros costos, sociales y económicos, que vienen aparejados con los programas migratorios que ellos proponen.

JUAN GONZÁLEZ: Y también, ¿qué pasa con la protección de los trabajadores en estos sectores? Muchos de los trabajadores, de los profesionales que vienen al país con visas de trabajo temporal, tienen un permiso de trabajo para una empresa.

MAE NGAI: Así es.

JUAN GONZÁLEZ: Y por lo tanto, su capacidad de discutir acerca de sus condiciones de trabajo, o defender sus derechos laborales, se ve muy limitada, ya que es la empresa quien controla su estadía en el país.

MAE NGAI: Bueno, son muchas las restricciones que tienen. Pueden traer a su cónyuge, pero él o ella no puede trabajar. Esa es otra limitación. Además, no pueden renunciar. No es sólo que no pueden protestar, tampoco pueden renunciar. Este es un problema que creo que surgirá en la discusión sobre el tema de las visas de trabajo temporal, incluso más allá de lo que pase en estos dos sectores. Es otra propuesta, presentada por los Republicanos. No está claro si la Casa Blanca la apoya o no. Tenemos mucha experiencia en este país con programas para trabajadores temporales, y creo que deberíamos poder reflexionar al respecto. El problema con las visas de trabajo temporales es que si el empleador controla la visa, como es el caso de las visas H1, entonces el trabajador no tiene ningún derecho. Si tú dices “No me pagaron” — y esto pasa mucho, en el último tramo del programa H2—”No me pagaron y me forzaron a hacer horas extras y otras cosas”, te envían de vuelta a tu casa. No tienes derechos, y no puedes renunciar. Y bueno, comúnmente se entiende, en este país, que la existencia de mano de obra libre implica esencialmente, el derecho a renunciar, así como el derecho a organizarse. Y estas son cosas que no se pueden tener con una visa de trabajo temporal.

AMY GOODMAN: Fernando García, ¿cómo se está haciendo la consulta en la frontera sobre qué quieren y qué políticas considerarían adecuadas? Actualmente, los llamados “gobernadores fronterizos” están teniendo un enorme poder.

FERNANDO GARCIA: Sí. Hemos estado participando en varias conversaciones, tanto con la Casa Blanca como con miembros del Senado, algunos de los cuales son parte del “grupo de los 8”. Y de hecho, nuestra queja, o nuestra inquietud tiene que ver con que creemos que no es necesario reforzar más la seguridad en la frontera. Y mucho menos necesario es que el acceso a la ciudadanía esté supeditado a la seguridad fronteriza. Cuando vives y trabajas en la frontera, bueno, ahí se ven las consecuencias de la militarización. En los últimos años, hemos tenido alrededor de 8 situaciones con disparos mortales de parte de la Policía Fronteriza, en los que murieron personas inmigrantes. Además, hay múltiples violaciones a los derechos humanos y civiles, cosas que no sólo afectan a los inmigrantes sino también a los residentes y ciudadanos que viven en la frontera.

Entonces nosotros, si bien celebramos que se abra la discusión y se haga este anuncio histórico sobre la ciudadanía, algo que no había ocurrido antes, al mismo tiempo sostenemos que se debe redefinir la forma en que se aborda el tema de la seguridad. Necesitamos otra forma de entender la implementación de seguridad, pasando de una mirada cuantitativa a una cualitativa. Necesitamos que la implementación de seguridad esté también bajo supervisión, y que sea equilibrada. O sea, éstas son las mayores operaciones de seguridad del país, las relativas a la inmigración, no sólo en la frontera sino también dentro del país, y se llevan a cabo sin mecanismos de control independientes.

Entonces, pienso que hay algunos avances ahora, en los borradores presentados por los senadores y por el presidente. Estas propuestas incluyen secciones que hablan de mejorar el entrenamiento de la Policía Fronteriza; limitar el uso de la fuerza letal y el sesgo racial en su accionar. También, se va a crear una oficina de coordinación fronteriza. Así que hay aspectos positivos, de alguna manera. Cosas que venimos trabajando en los últimos años. Sin embargo, creo que es necesario hacer más con respecto a la responsabilidad en la implementación de seguridad, tener mecanismos de supervisión, mejorar el entrenamiento, establecer mecanismos para recibir quejas; eso sería prioritario en una reforma migratoria integral.

JUAN GONZÁLEZ: Fernando, mencionaste antes que has tenido reuniones con gente de la Casa Blanca. Se sabe que el gobierno de Obama suele tratar de obligar a los activistas a alinearse con sus políticas, y generalmente muestra muy poca tolerancia al disenso o la presión de parte de organizaciones sociales. Quisiera saber cuál es tu percepción de cómo están manejando esto con el tema de la inmigración.

FERNANDO GARCIA: Aún no conocemos los detalles de la propuesta presentada por el presidente. Nosotros hemos cuestionado mucho esta idea de que se debe aumentar la seguridad. Incluso hemos cuestionado que presidente planteara un aumento de las medidas de seguridad no sólo en la frontera, sino también dentro del país, y en el ámbito laboral. Ese es uno de los principales puntos de la legislación propuesta por el presidente y la Casa Blanca, que significa que todo el mundo va a pasar por una instancia de control. Si alguien va a buscar trabajo, van a controlar su nombre con una base de datos. Entonces creo que seremos muy críticos, así como lo fuimos en el pasado, e insistiremos en dejar atrás esta idea de que la frontera no está controlada, de que necesitamos endurecer la política de criminalizacion contra los inmigrantes. Entonces, creo que estamos avanzando, en el sentido de que estamos hablando de esto con la Casa Blanca y con el Senado. Pero también estamos presionando para que no se tomen ciertas decisiones que no van a funcionar. O sea, en última instancia, creo que algunos de nosotros, nuestras organizaciones, y nuestras comunidades, no estamos dispuestos a negociar el aumento de seguridad fronteriza, por ejemplo, ni vamos aceptar la legalización a cualquier precio.

AMY GOODMAN: Queremos darles las gracias por estar con nosotros, Fernando García, de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, nos acompañó desde El Paso, Texas. Lorella Praeli, de la coalición “United We Dream”, que estuvo ayer en el discurso del presidente Obama y está ahora en Washington D.C. Y gracias también a la Profesora Mae Ngai, que enseña estudios asiático-estadounidenses en la Universidad de Columbia, aquí en Nueva York. Por supuesto, continuaremos hablando sobre este tema.

Traducido por Alejandra Burgos. Edición: Verónica Gelman y Democracy Now! en español. Paticiparon en el subtítulaje del segmento Rubén Gómez García, Noa Radosh y Pamela Subizar. Producción general del reportaje en español: Clara Ibarra.

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