Human Rights Watch acusó a la Fuerza Aérea de Siria de utilizar armas incendiarias docenas de veces en el último año. Los supuestos ataques incluyen uno en la provincia de Alepo, al norte del país, en el que 37 personas murieron en una escuela. Un médico que asistió a las víctimas del ataque describió lo que vio.
El Dr. Saleyha Ahsan declaró: “La piel les colgaba. Estaba asistiendo a un paciente y era difícil determinar qué era piel y qué era tela porque la piel literalmente le colgaba. Lo que vi en Siria en agosto es inusitado en términos de la crueldad, del alcance de la destrucción, la gravedad de las heridas que vi y también de la tragedia de la falta de infraestructura para poder responder a este tipo de tragedias en el lugar”.