Lentamente han comenzado a salir a la luz detalles de las acusaciones contra las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos que llevaron al Presidente afgano Hamid Karzai a ordenar su retirada de la provincia de Wardak. Funcionarios afganos afirman que recibieron denuncias en los últimos tres meses de que las fuerzas estadounidenses arrestaron a nueve personas que desde entonces permanecen desaparecidas. Una residente afgana dijo que se llevaron a su hijo y que luego fue hallado sin vida.
Bibi Shereen declaró: “Se llevaron a mi hijo y arrojaron su cuerpo al río bajo un puente. Le habían cortado uno de sus dedos y tenía señales de haber sido brutalmente golpeado. Su cuerpo estaba hinchado de la tortura que había sufrido y tenía un corte en la garganta. ¿Por qué el gobierno no nos escucha? ¿Por qué no impiden que los estadounidenses hagan estas cosas? Cuando quise ponerme de pie para hablar con los estadounidenses me empujaron y me golpearon en el pecho con la culata del rifle. Aún me duele aquí desde que me golpearon. Me cuesta respirar. Aún se pueden ver las marcas de los golpes en el pecho”.
Se prevé que el gobierno afgano forme una comisión de investigación de la fuerza de ocupación de la OTAN, liderada por Estados Unidos, para investigar las denuncias. El lunes, un portavoz de la OTAN sostuvo que hasta el momento no hay pruebas de mala conducta.
El brigadier general Gunter Katz, declaró: “Nos tomamos muy en serio las acusaciones de mala conducta y haremos todo lo posible para determinar los hechos que las rodean. En las últimas semanas ha habido varias denuncias de que las fuerzas especiales se están comportando de forma no profesional en Maidan Wardak. Hasta el momento no hemos hallado pruebas que apoyen dichas denuncias”.