Estados Unidos entregó formalmente el control de la prisión de Bagram a Afganistán tras más de un año de demoras. El centro de detención ha sido denominado “el otro Guantánamo” después de varias denuncias de prisioneros de que fueron torturados y maltratados allí. Las condiciones exactas del traspaso del control de la prisión continúan siendo poco claras, pero Estados Unidos habría recibido garantías de funcionarios afganos de que no liberarán prisioneros considerados como una amenaza a la seguridad. Estados Unidos seguirá teniendo poder de decisión sobre qué prisioneros son liberados y conservará la custodia de un número desconocido de prisioneros afganos y de alrededor de treinta prisioneros de otras nacionalidades. En la ceremonia realizada el lunes, el general estadounidense Joseph Dunford, comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, resaltó el papel de Estados Unidos allí.
El general Dunford declaró: “Esta ceremonia, el traspaso del control del centro de detención, es importante y significativa, pero lo más importante es que es parte de nuestro proceso más amplio de transición política y de seguridad. Es un pequeño paso hacia la transformación que tendrá lugar dentro de algunos años, y que no queden dudas de que la transformación para quienes visten uniforme de Estados Unidos no significa el fin ni el abandono de la misión. Nuestra misión está cambiando, pero nuestro compromiso es el mismo”.
A pocas horas del traslado del poder, el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, apareció junto al Presidente afgano Hamid Karzai durante una visita sorpresa a Afganistán. Sostuvo que el acuerdo de Bagram protege tanto los intereses de Estados Unidos como la soberanía afgana.
Kerry declaró: “A partir de hoy ya no tenemos prisioneros. Lo que ocurra aquí está bajo el control del pueblo afgano, y Estados Unidos cooperará con el gobierno de Afganistán”.