El periódico The Guardian de Londres reveló nuevos datos acerca del apoyo que brindó el gobierno de George W. Bush a grupos sectarios paramilitares en su campaña para vencer a la resistencia iraquí luego de la invasión del año 2003. The Guardian informa que un coronel clave del ejército estadounidense en la campaña, James Steele, estaba informado, de primera mano, sobre la brutal tortura que llevaban a cabo sus subordinados iraquíes pero que no hizo nada para detenerla. En declaraciones al periódico, un general iraquí sostuvo que Steele no se inmutó cuando la tortura a un joven prisionero interrumpió su almuerzo.
Munthader al-Samari expresó: “Uno de los detenidos estaba gritando. Por casualidad, James Steele estaba cerca lavándose las manos. Abrió la puerta y vio al prisionero. Estaba colgado de las piernas, cabeza abajo. James Steele no tuvo reacción alguna cuando vio a ese hombre. Era normal. Cerró la puerta y regresó a su silla en la habitación de asesores”.
Steele era el enlace entre el entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld y los Comandos Policiales Especiales de Irak. Su temporada en Irak tuvo lugar veinte años después de haber supervisado las fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos que entrenaban a los escuadrones de la muerte del gobierno en El Salvador.