La propuesta de Obama de efectuar recortes en seguridad social suscitó descontento entre los progresistas. En un comunicado, Richard Trumka, presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por su sigla en inglés) calificó al proyecto de “incorrecto e injustificable”. Una coalición de legisladores y organizaciones presentó a la Casa Blanca solicitudes con más de 2,3 millones de firmas contra el IPC encadenado. A cambio de su acercamiento a la propuesta de los republicanos, el presupuesto de Obama pide más de 500 mil millones de dólares en nuevos impuestos a los ricos y 78 mil millones en impuestos sobre el tabaco. Propone además recortes a los subsidios agropecuarios y el aumento del salario mínimo federal de 7,25 a 9 dólares la hora, menos de lo que había propuesto anteriormente. El Presidente de la Cámara de Representantes John Boehner elogió la propuesta de Obama de recortar el gasto social pero rechazó su voluntad de crear nuevos impuestos.
Boehner expresó: “¿Por qué no hacer aquello que podemos acordar hacer? ¿Por qué no encontramos los puntos en común que tenemos y nos movemos a partir de ahí? El Presidente tuvo sus aumentos de impuestos en enero y no necesitamos estar aumentando los impuestos al pueblo estadounidense. Por eso, tengo la esperanza de que en las próximas semanas, durante el proceso presupuestal, tengamos la oportunidad de alcanzar algún acuerdo”.
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