El Papa Francisco realizó comentarios inusualmente francos sobre la comunidad LGTB y afirmó que ésta no debería ser marginada por la sociedad, si bien mantuvo que los actos homosexuales son un pecado según las enseñanzas católicas. En su viaje de regreso desde Brasil, el Papa respondió a la pregunta de un periodista sobre un presunto “lobby gay” en el Vaticano.
El Papa Francisco afirmó: “Todos escriben sobre el lobby gay. Todavía no encontré a nadie que me dé una tarjeta de identidad en el Vaticano que tenga escrita la palabra 'gay'. Dicen que esa gente existe. Pienso que cuando alguien se encuentra con una persona como esta tiene que distinguir entre lo que es ser homosexual y lo que es ser parte de un lobby. Los lobbies no son buenos, son algo malo. Si una persona es homosexual y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”.
El Papa Francisco también rechazó la idea de que las mujeres se puedan ordenar como sacerdotes y dijo: “Esta puerta está cerrada”. En una declaración, la presidenta de la Conferencia de Ordenación de las Mujeres, Erin Saiz Hanna, respondió en parte: “El Papa Francisco podría haber mirado a la mayoría de católicos que apoyan la ordenación de mujeres (…) y creen fuertemente que con Dios siempre hay una puerta abierta”.
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