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Mientras el presidente Obama se dirige hoy a Phoenix para promocionar “la recuperación inmobiliaria”, la periodista Laura Gottesdiener examina el devastador legado de la crisis de las ejecuciones hipotecarias y en qué medida la llamada recuperación se debe a que grandes empresas privadas de capitales compraron cientos de miles de casas ejectudas. Más de 10 millones de personas de todo el país fueron desalojadas de sus hogares en los últimos seis años. Su nuevo libro “A Dream Foreclosed: Black America and the Fight for a Place to Call Home” (Un sueño hipotecado: los afroestadounidenses y la lucha por encontrar un lugar llamado hogar”), hace eje en cuatro familias que dieron un paso atrás en contra de las ejecuciones hipotecarias. “Los bancos explotaron un larga e histórica trajectoria de discriminación en préstamos y viviendas, que existe desde los orígnes de este país. Los bancos fueron deliberadamente a comunidades que habían sido excluídas, es decir que la administración federal de viviendas tenía como política no prestar ni servir de garantía para préstamos en vecindarios donde vivieran minorías, durante gran parte del siglo XX, política que supuestamente se extendió hasta bien entrada la década de 1960”, afirma Gottesdiener. “Y ellos explotaron esa realidad histórica e impulsaron los peores de los peores préstamos en estas comunidades; todos sabían que eran deudas impagables; Wall Street lo sabía”.