El primer día de la conferencia que busca la paz en Siria y que cuenta con el respaldo de la ONU, terminó con profundas divisiones entre todas las partes. El Ministro de Asuntos Exteriores de Siria describió a los grupos rebeldes como “terroristas”, y un líder de la oposición llamó al régimen de Bashar al-Assad una “enfermedad” que debía ser exterminada. Bashar Jaafari, el embajador de Siria para Naciones Unidas, criticó a la ONU por ceder ante la solicitud de Estados Unidos de retirar la invitación a Irán.
Jaafari expresó: “Hoy tuvimos 40 países aparentemente preseleccionados de un modo en que la mayoría parecen ser delegaciones contrarias a Siria, lo que significa que vienen de gobiernos con políticas hostiles hacia el gobierno sirio. Pero al mismo tiempo, paradójicamente, si me lo permiten, el Secretario General excluyó a Irán. De modo que agregamos diez países más, y excluimos a Irán al mismo tiempo”.