México: ¿policías vinculados a narcotraficantes atacaron a los estudiantes desaparecidos por ser activistas?

Reportaje15 de octubre de 2014

Siguen las protestas en Guerrero, estado del sur de México, por la desaparición de 43 estudiantes de magisterio desde hace más de dos semanas, tras una emboscada de la policía. Más de veinte agentes de la policía han sido detenidos y acusados de colaborar con una organización de narcotraficantes, Guerreros Unidos, vinculada con el alcalde de la ciudad, quien se dio a la fuga. Se teme por la suerte de los estudiantes, tras el hallazgo de diez fosas comunes. Pero el martes, el fiscal general mexicano, Jesús Murillo, dijo que las pruebas de ADN realizadas a 28 de los cuerpos hallados no coinciden con el perfil genético de los estudiantes desaparecidos. “Este ataque particular refleja […] décadas de criminalización de esas escuelas y que en el actual gobierno mexicano es verdaderamente difícil decir dónde empieza el estado y dónde terminan las organizaciones narcotraficantes”, afirma Tanalís Padilla, profesora asociada de historia latinoamericana en Darmouth College, que está escribiendo un libro sobre la historia de las escuelas normales rurales en México. Padilla afirma que las escuelas ofrecen educación a estudiantes de escasos recursos a los que el sistema de educación pública no llega; estas escuelas tienen una tradición de radicalismo político que dio lugar a la represión política en el pasado. Nos acompaña Valeria Hamel, activista y estudiante de derecho en la ciudad de México, donde los estudiantes lanzaron un paro de 48 horas, para pedir la aparición con vida de los estudiantes desaparecidos. “Estos estudiantes eran activistas políticos en sus comunidades, por lo tanto eso nos hace pensar que se trata de algo político”, sostiene Hamel.

Transcripción
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JUAN GONZÁLEZ: En el estado del sur de México, Guerrero, continúan las protestas por la desaparición de 43 estudiantes que han estado desaparecidos por más de dos semanas. Los estudiantes son de una universidad de maestros rurales llamado Ayotzinapa. Ellos se encontraban en la pequeña ciudad de Iguala para recaudar fondos, cuando la policía le tendió una emboscada a sus autobuses. Seis personas fueron asesinadas en una serie de ataques iniciales. Más de 20 policías han sido detenidos y acusados de colaborar con la banda de narcotraficantes, Guerreros Unidos, y de tener vínculos con el alcalde de la ciudad, quién ha huido.

AMY GOODMAN: El temor sobre el destino de los estudiantes se ha intensificado tras el descubrimiento de 10 fosas comunes. Pero el martes, el fiscal general de México, Jesús Murillo, dijo que las pruebas de ADN no revelaron que alguno de los 28 cuerpos examinados hasta ahora pertenecieran a los estudiantes desaparecidos.

PROCURADOR GENERAL JESÚS MURILLO: Lo que puedo decir es que la primera fosa común que encontramos, la primera de todas, de la que ya tenemos resultados, puedo decir que los restos no coinciden con el ADN de las familias de los estudiantes desaparecidos. El descubrimiento de estas fosas comunes confirma el nivel de peligrosidad de este grupo que opera en la región llamada Guerreros Unidos.

JUAN GONZÁLEZ: El martes las autoridades dijeron que el líder de la banda de narcotraficantes, Guerreros Unidos, sospechoso de la desaparición de los estudiantes, se suicidó después de una batalla con la policía federal. La desaparición de los estudiantes ha provocado protestas masivas en todo México y en todo el mundo. La semana pasada, los padres de las víctimas viajaron desde Guerrero hasta la Ciudad de México, donde se unieron a decenas de miles que instaban a los funcionarios a trabajar más duro para encontrar a los estudiantes. Macedonia Torres, madre de un estudiante desaparecido, dijo que las autoridades harían más si fueran sus hijos los desaparecidos.

MACEDONIA TORRES: Ellos moverán cielo y tierra para encontrarlos. Esto es lo que vamos a hacer. Vamos a hacer todo lo posible para encontrarlos, y no vamos a descansar hasta que lo hagamos.

JUAN GONZÁLEZ: Los manifestantes continuan pidiendo por los estudiantes para que sean devueltos con vida. En la Ciudad de México, los estudiantes lanzaron una huelga de 48 horas. El lunes en la capital del estado de Guerrero, los manifestantes prendieron fuego a un edificio del gobierno. En un incidente separado también en ese estado el domingo, la policía abrió fuego contra una furgoneta llena de estudiantes que viajaban de vuelta de la ciudad turística de Acapulco, golpeando e hiriendo a un estudiante de intercambio alemán. Las autoridades dijeron que entre 15 y 20 policías han sido detenidos.

AMY GOODMAN: Bueno, para más, nos acompañan dos invitados. Vamos a ir primero a la Ciudad de México, donde nos conectaremos por vídeo con Valeria Hamel. Ella es una activista por los derechos humanos, organizadora estudiantil, estudiante de derecho en la Universidad ITAM en la Ciudad de México. Bienvenida a Democracy Now!, Valeria. ¿Puedes hablar de lo que ha sucedido en México?

VALERIA HAMEL: Hola, buenos días. Sí, bueno, como usted ha oído ahora, hubo- hay 43 estudiantes desaparecidos después de un tiroteo con policías locales en Iguala, en la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero. Estos estudiantes estaban políticamente involucrados en sus comunidades, por lo que nos hace pensar que esto es político. Usted menció que traficantes de drogas están involucrados en esto, y es ahí donde nos gustaría intervenir en la discusión, porque creemos que esto es mucho más complicado que eso. Usted tiene que entender que el estado de Guerrero, cómo está hay casos de guerrilla, por ejemplo, por un lado, también hay paramilitares, gente civil entrenada, financiada y organizada por los militares, que también están involucrados en lo que termina siendo el gobierno en este tipo de lugares. Entonces, es muy complicado lo que pasó allí. Suponemos que esto es político, y queremos que estos estudiantes aparezcan nuevamente.

JUAN GONZÁLEZ: Y, Valeria Hamel, ¿podría hablar de estas escuelas rurales y los conflictos que a menudo tienen con las autoridades locales, la historia de conflictos que han tenido con algunos de ellos?

VALERIA HAMEL: Sí, claro. Esta escuela, en particular, que son colegios de maestros, colegios de maestros rurales, donde los estudiantes vienen de familias campesinas y de pueblos de la zona, son realmente en su mayoría gente pobre que van allí para ser maestros porque les da una oportunidad de empleo estable. Y estos son niños que son buenos en la escuela, y quieren enseñar en sus comunidades. La mayoría de ellos llegan también a convertirse en maestros indígenas bilingües, maestros de ambos idiomas indígena y español, que también es muy interesante ver cómo funciona esto. Y estas escuelas, están realmente organizadas políticamente. Y lo han estado por muchos, muchos años. Uno de los principales líderes de la guerrilla de los años 70, la guerra entre el gobierno y las zonas rurales, vino de esta escuela. Y desde entonces, han estado muy organizados. Hay una gran federación de estas escuelas, que son– que dicen ser socialistas. Y también son muy— mejor dicho, son de acciones extremas es su forma de hacer política, porque han sido empujados a ello, porque vienen de comunidades rurales muy complejas. El gobierno está constantemente tratando de criminalizarlos, está constantemente tratando de quitarle los fondos a estas escuelas. En 2011, dos estudiantes de esta misma escuela fueron asesinados por policías. Así, estos estudiantes, su reacción es defenderse de alguna manera y diseminar también el conocimiento político en sus escuelas. No sólo se convierten en maestros, pero se convierten también en luchadores sociales.

AMY GOODMAN: Además de Valeria Hamel, que está hablando con nosotros desde México, nos acompaña Tanalís Padilla, profesora asociada de historia de América Latina del Dartmouth College, y que en la actualidad es profesora visitante del University College de Londres, autora de: “La resistencia rural en la tierra de Zapata”. Actualmente está escribiendo un libro sobre la historia de estas escuelas normales rurales en México, llamado “Las lecciones no intencionales de Revolución”. ¿Puede poner esto en un contexto más amplio para nosotros, profesora Padilla?

TANALÍS PADILLA: Sí, gracias, Amy. Sí, la historia política, la historia social de estas escuelas es realmente significativa para siglo 20 en México. Vienen de las reformas sociales implementadas en 1930 que resultaron de la revolución que tuvo lugar entre 1910 y 1920, y eran una de las pocas vías por las que los campesinos podían tener una educación. Entonces, eran, en cierto sentido, la validación de la experiencia agraria, porque en estas escuelas también se les enseñaba o animaba a los estudiantes a cultivar la tierra y a tener todo tipo de proyectos cooperativos, mientras al mismo tiempo recibían educación. Entonces, por décadas, estas escuelas han tratado de preservar el espíritu de estas reformas sociales. Y después de la década de 1930, después de que el presidente Lázaro Cárdenas dejara el cargo, han sido, como Valeria ya ha señalado, o abandonadas o atacadas extremamente. Al punto que son núcleos radicales o núcleos radicales de organización política, Creo que debe ser entendido, y hasta que punto el Estado ha abandonado su compromiso con la educación, un compromiso que se supone que tiene en virtud de la Constitución. Y estos normalistas rurales son parte de ese programa social más amplio de educación pública y de compromiso con el campo.

JUAN GONZÁLEZ: Y, el profesora Padilla, la cuestión de la proliferación de estos carteles de droga y de las pandillas no sólo en el norte de México pero en otras áreas rurales de México, y el impacto que esto ha tenido en estos conflictos con los estudiantes?

TANALÍS PADILLA: Sí, así que creo que estos últimos ataques, estos últimos ataques, los cuales, de nuevo, no constituyen un nuevo ataque a los normalistas rurales— ellos han sido criminalizados por décadas— son básicamente la culminación lógica de, por una parte, la criminalización de estas escuelas, en las que sus alumnos están constantemente siendo percibidos no como estudiantes sino como agitatores políticos— a veces ese es el mejor de los casos. A veces sólo son percibidos como personas que son niños que sólo quieren destruir la propiedad pública y sabotear el orden público, que no estan comprometidos con sus estudios. Esa es la forma como son retratados en los medios de comunicación. Entonces, el hecho es que esto crea una narrativa en las que pueden ser atacados por la impunidad, ya sea del gobierno o ya sea de organizaciones criminales, por lo que este ataque en particular, creo, refleja la culminación lógica de décadas de criminalización de estas escuelas y una situación en la que con el actual gobierno mexicano, es realmente difícil decir donde comienza el Estado y dónde terminan los cárteles de droga.

AMY GOODMAN: ¿Y el papel de la policía?

TANALÍS PADILLA: El papel de la policía aquí es muy significativo. Una vez más, históricamente, cuando los estudiantes montan cualquier tipo de movilización social aquí, simplemente para exigir cosas simples como la comida para estas escuelas, un aumento de las becas, la protección de la infraestructura de estas escuelas, son vistos al instante como criminales, y la policía está encargada de atacarlos. Y en esta de último— o contienen su movilización, que a menudo implica atacarlos. En esta movilización particular, es muy significativo ver que la policía fue la primera en dispararles, los policías que primero detuvieron a estos estudiantes se los llevaron, y luego, pareciera que los entregaron a una organización delictiva o de un cartel de droga.

AMY GOODMAN: ¿Usted cree que los estudiantes todavía están vivos?

TANALÍS PADILLA: Es muy difícil de decir, honestamente. El hecho que las pruebas de ADN demostrarán que no eran los de esta fosa común, en cierta medida nos da esperanza. Por otra parte, sólo la gran cantidad de días que ya han pasado sin aparecer, para mí, apunta a un final un tanto trágico. Sin mencionar, que esto en contexto, por desgracia, se está convirtiendo en la norma en México— fosas comunes, asesinatos. Por mucho tiempo, analistas políticos han advertido que la militarización de la guerra contra las drogas ha tenido por objetivo a activistas sociales, no sólo a los carteles de la droga. Y creo que esto es bastante explícito aquí.

AMY GOODMAN: Tanalís Padilla, tenemos que dejarlo allí, Lamento decir, profesora asociada de historia-latinoamericana.

PADILLA TANALÍS: Gracias.

AMY GOODMAN: —at Dartmouth, nos habla desde Londres. Sin duda vamos a seguir cubriendo esto. Y Valeria Hamel, activista de derechos humanos, estudiante de Derecho en la Ciudad de México.

Traducido por María Constanza Sánchez Chiappe. Editado por Clara Ibarra y Democracy Now! en Español

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