Haití y la muerte de Baby Doc: las víctimas del dictador seguirán buscando justicia

Reportaje06 de octubre de 2014

El dictador haitiano Jean-Claude Duvalier conocido como Baby Doc, que ejerció su mandato con apoyo de EE.UU, falleció a los 63 años de edad. Duvalier ejerció el poder desde 1971 hasta 1986, tras la muerte de su padre que había estado al frente del país desde 1957. La muerte de Baby Doc se produce solo meses después de que un tribunal haitiano determinara que podía ser acusado por crímenes de lesa humanidad, conforme al derecho internacional y que también podría ser responsabilizado por los abusos cometidos por el ejército y las fuerzas paramilitares mientras estuvo al frente del país. Durante su régimen, cientos de presos políticos mantenidos en una red de cárceles murieron tras haber recibido un tratamiento extraordinariamente cruel. El gobierno de Baby Doc en reiteradas ocasiones clausuró periódicos independientes y estaciones de radio. Los periodistas eran reprimidos, en algunos casos torturados, encarcelados y obligados a salir del país. A pesar de los antecedentes que tenía en violaciones a los derechos humanos, Baby Doc fue un estrecho aliado de Estados Unidos. Después de años de exilio en Francia, regresó a Haití en 2011 y se convirtió en aliado del actual presidente haitiano, Michel Martelly. Nos acompaña el activista y escritor haitiano Jean Saint-Vil y la periodista Amy Wilentz, autora del libro “The Rainy Season: Haiti Since Duvalier” (Época de lluvias: Haití desde Duvalier).

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

JUAN GONZÁLEZ: El ex dictador haitiano Jean-Claude Duvalier ha muerto a la edad de 63 años. Conocido como Baby Doc, Duvalier gobernó Haití desde 1971 hasta 1986. Asumió el poder tras la muerte de su padre, que había gobernado el país desde 1957. Pocos meses antes de su muerte, un fallo de un tribunal haitiano determinó que era posible juzgarlo por crímenes contra la humanidad según el derecho internacional, y que además podía ser considerado responsable de los abusos cometidos por el ejército y fuerzas paramilitares durante su gobierno. Según la organización Human Rights Watch, el gobierno de Baby Doc estuvo marcado por una sistemática violación de los derechos humanos. Cientos de presos políticos, detenidos en diferentes cárceles, murieron a causa del trato extremadamente cruel que recibieron allí. El gobierno de Duvalier hizo cerrar en repetidas ocasiones periódicos y emisoras de radio independientes. Muchos periodistas fueron golpeados y, en algunos casos, torturados, encarcelados y forzados a abandonar el país. Uno de sus críticos más prominentes en la década de 1980 fue un sacerdote llamado Jean-Bertrand Aristide, que más tarde se convertiría en el primer presidente elegido democráticamente en Haití.

AMY GOODMAN: A pesar de su historial de violación de los derechos humanos, Jean-Claude Duvalier fue un fuerte aliado de Estados Unidos. Tras años de exilio en Francia, Baby Doc regresó a Haití en 2011 y se alió políticamente con el actual presidente de Haití, Michel Martelly. El domingo, Martelly publicó mensajes en Twitter en los que define a Baby Doc como “un genuino hijo de Haití”. También se está considerando la posibilidad de realizar un funeral de Estado para Duvalier. Muchas de las víctimas de su régimen se han pronunciado en contra de esta idea. Robert Duval es un ex preso político que pasó 17 meses en la cárcel durante el régimen de Duvalier.

ROBERT DUVAL: O sea, son crímenes contra la humanidad. Es como, estamos hablando de tortura, de desapariciones, de ejecuciones sumarias. Estamos hablando de hacer que las personas mueran de hambre en la cárcel. Estamos hablando de genocidio. O sea, familias enteras han muerto. Incluso se llegó al punto de arrojar niños de dos años al aire y trincharlos en una bayoneta. Este es el tipo de delitos que su régimen ha cometido. Y él estuvo al mando durante 15 años, encabezando el régimen Duvalier. Se sabe muy bien y está muy bien documentado que más de 50.000 ó 60.000 personas han perecido en las condiciones que acabo de describir. Así que hacerle a este hombre un funeral de Estado sería como una bofetada para todas las víctimas, y para toda la nación.

AMY GOODMAN: Ese era Robert Duval. Para ampliar la información sobre el legado de Baby Doc, tenemos dos invitados. Jean Saint-Vil es un escritor, conductor de radio y activista haitiano residente en Ottawa. Su sitio web es GodIsNotWhite.com. Nos acompaña desde Ottawa. También está con nosotros Amy Wilentz, galardonada escritora y periodista. Es autora de varios libros sobre Haití, incluyendo “Farewell, Fred Voodoo: A letter from Hatiti” (Adiós Fred Voodoo: una carta desde Haití), publicado el año pasado, que recibió el premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros. También es autora de “The Rainy Season: Haiti Since Duvalier” (Época de lluvias: Haití desde Duvalier). Es profesora en el programa de periodismo literario de la Universidad de California en Irvine Nos acompaña desde Los Angeles.

Bienvenidos ambos a Democracy Now! Comencemos con Jean Saint-Vil. Cuéntanos tu reacción ante la muerte de Jean-Claude Duvalier, y cuál dirías que es su importancia en la historia de Haití.

JEAN SAINT-VIL: Bueno, creo que lo primero que me vino a la mente es que si alguien estaba triste por la noticia, debería enviar sus condolencias a la CIA y al gobierno francés, porque fueron ellos quienes respaldaron a Duvalier durante todos los años que duró la dictadura, tanto del padre como del hijo. Y bueno, también es una prueba de que el régimen que tenemos hoy en Haití, con un gobierno títere que simula gobernar el país, no es un régimen en el que pueda haber justicia. Duvalier regresó en enero de 2011 y lo hizo porque sabía que no corría peligro regresando al país, con 7.000 soldados de la ONU ocupando el país, y que el gobierno que iba a ganar las elecciones era uno de sus partidarios, era duvalierista.

JUAN GONZÁLEZ: ¿Y cómo fue su regreso? Desde tu perspectiva, ¿qué fue lo que motivó su regreso después de haber estado fuera del país durante tanto tiempo? ¿Y qué impacto tuvo en el escenario político interno de Haití?

JEAN SAINT-VIL: Bueno, no creo que realmente haya tenido impacto en el escenario político, porque las elecciones que se estaban organizando en 2010, 2011 estaban totalmente controladas por Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos, y ya habían establecido que el partido más popular, el Fanmi Lavalas de Aristide, no podía participar. Así que sólo había dos candidatos de la derecha a quienes se permitió ir a una segunda ronda electoral por decisión de Hillary Clinton, que fue personalmente a Haití para decidir quién podía llegar a la segunda vuelta.

Sin embargo, para Duvalier, regresar al país significaba la posibilidad de continuar con su lujoso estilo de vida, ya que había gastado todo su dinero en Europa con sus seguidores europeos. Cuando se divorció de Michèle Duvalier, mucho de ese dinero fue para ella, dinero que él robó de Haití cuando se fue en 1986. Así que llegó un punto en que incluso algunos de sus seguidores contaron que había taxistas en París recaudando dinero para apoyarlo, y que él se escapaba porque no podía pagar sus deudas, por el estilo de vida que llevaba. Así que, básicamente, volvió porque estaba en bancarrota. Cuando Duvalier era rico, el gobierno francés lo protegía y él gastaba su dinero en la economía francesa. Cuando quedó en bancarrota, lo mandaron de vuelta a Haití.

JUAN GONZÁLEZ: También nos acompaña Amy Wilentz. Amy, ¿Podrías contarnos cuál fue tu reacción al enterarte de la muerte de Baby Doc?

AMY WILENTZ: Bueno, lo primero que pensé fue que era terriblemente triste para el pueblo haitiano, que ahora se queda sin la oportunidad de ver cómo es juzgado por un tribunal por sus crímenes contra la humanidad y contra gente haitiana en particular. Así que eso me entristeció. Y aún me preocupa la situación. Es alarmante escuchar que el presidente plantea la posibilidad de celebrar un funeral de Estado para Duvalier. De hecho, yo esperaba que aunque el hombre que dirigía ese gobierno tan cruel y brutal hubiera muerto, igualmente quizás pudiera existir una instancia ante el tribunal donde las víctimas de Duvalier pudieran relatar todo lo que se les había hecho, dar testimonio de lo que tuvieron que soportar bajo su mandato, para que el pueblo haitiano tuviera al menos la oportunidad de escuchar eso y entender su historia. Hay mucha gente haitiana que es demasiado joven para recordar a Duvalier, pero él sigue siendo una figura muy importante y, aunque no lo sepan, el duvalierismo es una filosofía política de mucho peso en sus vidas, sin intención de glorificarlo demasiado.

AMY GOODMAN: Ya que mencionas el juicio y planteas la pregunta de si se realizará o no, quisiera que escuchemos los comentarios de Pierre Espérance, director de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos de Haití, que declaró que esperaba que el juicio contra Duvalier pudiera continuar sin él.

PIERRE ESPÉRANCE: Jean-Claude Duvalier está muerto. Pero si bien es cierto que él ha muerto, el juicio en su contra continúa, porque las denuncias de las víctimas no son sólo contra Jean-Claude Duvalier, sino contra todos los implicados, de lejos o de cerca, en las torturas, ejecuciones, desapariciones, violaciones y el saqueo de los fondos públicos. Jean-Claude Duvalier ha muerto. Todos lamentamos el hecho de que el dictador haya muerto a los 63 años. Ojalá hubiera vivido más tiempo para permitir al pueblo haitiano conocer la verdad sobre su régimen. Ahora estamos esperando a ver si el gobierno que está en el poder, el gobierno de Martelly, va a hacer un funeral de Estado para un antiguo dictador. No hay que olvidar que en ninguna parte del mundo donde hubo dictadores se les ha dado ese privilegio.

AMY GOODMAN: Escuchábamos las palabras de Pierre Espérance, director de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos de Haití. Amy Wilentz, ¿Existe posibilidad de que el juicio se lleve a cabo aunque Baby Doc Duvalier haya muerto?

AMY WILENTZ: Bueno, es poco probable, ¿verdad? O sea, Michel Martelly hizo todo lo posible para que el juicio no se llevara a cabo cuando Baby Doc estaba vivo. Y bueno, no me lo imagino realizando el acto patriótico de decir: “No, necesitamos este momento de cierre. Tenemos que ver qué pasa con las personas que estaban detrás de Duvalier, ejecutando sus órdenes o actuando por su cuenta durante el período duvalierista”. No veo a Martelly con ese tipo de sentimiento patriótico por Haití.

AMY GOODMAN: Vamos a hacer una pausa, y al regresar mostraremos un pequeño fragmento del documental sobre los Duvalier “Killing the Dream” (Haití: la muerte de un sueño). También hablaremos sobre el ex presidente Jean-Bertrand Aristide que acaba de ser detenido con arresto domiciliario; analizaremos lo que esto significa y hablaremos de la situación actual de Haití. Nuestros invitados son Amy Wilentz, galardonada periodista y autora de varios libros, entre ellos “The Rainy Season: Haiti Since Duvalier” (Época de lluvias: Haití desde Duvalier). Y Jean Saint-Vil, escritor, conductor de radio y activista haitiano, que se comunica con nosotros desde Ottawa. Esto es Democracy Now! Volvemos en un minuto.

[Pausa]

AMY GOODMAN: Escuchábamos “Dear Mr. Man” de Cornel West, con Prince como artista invitado. Cornel West estará con nosotros para hablar de su libro “Black Prophetic Fire”, después de nuestro debate sobre Haití. Esto es Democracy Now! democracynow.org, El informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman y éste es Juan González.

JUAN GONZÁLEZ: Bien, quiero pasar un fragmento del documental “Haiti: Killing The Dream” (Haití: la muerte de un sueño), producido en 1992 por Hart y Dana Perry de Crowing Rooster Productions y narrado por Ossie Davis. Este fragmento se centra en los sucesivos regímenes de los Duvalier y el infame trabajo de los Tontons Macoutes.

OSSIE DAVIS: En 1957, Estados Unidos apoyó el régimen del presidente más temido de Haití, François Duvalier, conocido como “Papa Doc”; un médico rural que se convirtió en déspota. Para asegurarse que el ejército no lo derrocara como a sus predecesores, Papa Doc construyó su propia milicia, los trístemente célebres Tontons Macoutes. Quienes se sumaban a los Macoutes recibían a cambio una total impunidad para robar y chantajear a la gente a la que torturaban, violaban y asesinaban.

En sus últimos años de vida, Duvalier afianzó sus vínculos con Washington y dispuso todo para que su hijo Jean-Claude lo sucediera en el cargo. Cuando Papa Doc murió, en 1971, Baby Doc asumió como presidente vitalicio, a los 19 años de edad. Baby Doc saqueó el tesoro nacional y, con el apoyo del ejército, convirtió a Haití en un punto importante en las redes de distribución del narcotráfico.

En 1986, un levantamiento popular acabó con la dictadura de Duvalier, que llevaba ya tres décadas. Baby Doc escapó al exilio a bordo de un avión del gobierno estadounidense, llevándose una gran fortuna y dejando atrás un país devastado, pero aliviado. Después de años viviendo en el terror, el pueblo haitiano explotó, vengándose de los miembros más violentos de los Tontons Macoutes. Fue la “dechoukaj”, desarraigo, de la opresión de Duvalier. Algunos Macoutes que habían cometido crímentes capitales fueron sometidos a un tipo de justicia popular conocida como “suplicio del Père Lebrun”, una forma de linchamiento que consistía en colocar un neumático lleno de gasolina en el cuello de la víctima y prenderle fuego.

AMY GOODMAN: Veíamos un fragmento de “Haití: Killing the Dream” (Haití: la muerte de un sueño), documental producido por Hart y Dana Perry de Crowing Rooster Productions, narrada por Ossie Davis. Y de hehco, esta película fue escrita por Juan González, periodista de Democracy Now! y del periódico New York Daily News, que también ha pasado mucho tiempo en Haití. Estamos con Jean Saint-Vil, escritor, conductor de radio y activista haitiano que vive en Ottawa, y Amy Wilentz, galardonada periodista que ha escrito mucho acerca de Haití. Entre sus libros se destaca: “The Rainy Season: Haiti Since Duvalier” (Época de lluvias: Haití desde Duvalier). Jean Saint-Vil, después de escuchar este fragmento del documental, ¿qué opinas de la posibilidad de que se celebre el funeral de Estado?

JEAN SAINT-VIL: Bueno, sin duda sería un ultraje, pero tampoco me sorprendería. Y creo que algo que no hemos mencionado hasta ahora en esta charla es por qué Duvalier logró mantenerse en pie y seguir oprimiendo al pueblo haitiano durante tantos años. Por ejemplo, en ese fragmento que veíamos de “Haiti: Killing the Dream”, se hablaba de los Tontons Macoutes, y los Tontons Macoutes fueron entrenados por la infantería de marina estadounidense, que estuvieron en Haití entrenándolos. Y esto no son especulaciones. Ahora veo que la gente especula, por ejemplo, sobre quién ha entrenado a ISIS en Siria. En el caso de Haití, no hay ninguna duda al respecto: la Infantería de Marina de Estados Unidos fue quien creó y equipó a los Tontons Macoutes. En Haití no se fabrican armas. Todas las armas venían de Estados Unidos. Y en el periodo de transición, cuando Jean-Claude Duvalier sucedió a su padre fallecido, crearon otro grupo llamado los Leopards. Y aquí intervino de nuevo la CIA, a través de una empresa subcontratada, llamada Aerotrade, que se metió en Haití. Y esta gente estuvo involucrada, el presidente de Aerotrade dio una entrevista contando que habían estado en Haití entrenando a esos grupos.

Entonces, por supuesto que hoy en día, la celebración de este funeral, de un funeral de Estado para Jean-Claude Duvalier, no es algo descabellado. Porque igual que fue una sorpresa para mucha gente enterarse de que Jean-Claude Duvalier había vuelto a Haití en enero de 2011, al año siguiente, en el segundo aniversario del terremoto en Haití, algunos de nosotros quedamos perplejos al ver el acto en televisión y ver a Jean-Claude Duvalier en el podio junto a Michel Martelly, el presidente títere, y a Bill Clinton, el ex presidente de Estados Unidos. O sea, Amy, ya sabes cómo funciona el protocolo. Bill Clinton no puede alegar ahora que no sabía que Jean-Claude Duvalier iba a estar allí. Fue una clara señal del gobierno actual de Estados Unidos de que apoyan a Jean-Claude Duvalier.

JUAN GONZÁLEZ: Y, Amy Wilentz, te has enterado de que Jean-Bertrand Aristide —que fue derrocado las dos veces tras que fue elegido democráticamente como presidente de Haití, con el apoyo de Estados Unidos— ha sido detenido con arresto domiciliario. ¿Qué opinas de esta noticia?

AMY WILENTZ: Bueno, es simplemente increíble. O sea, esto muestra que el duvalierísmo tiene una larga vida. Que vengan hombres encapuchados en camionetas, se metan a los gritos en la casa del ex-presidente y de lo lleven en un arresto domiciliario, que en Haití es considerado ilegal, es algo muy impactante. Y me temo que ahora él está en una situación muy vulnerable por, ante la caída, ante la muerte de Duvalier. En cierto sentido, Aristide pierde cierta protección que tenía, porque al no querer procesar a Duvalier, tampoco podían meterse con Aristide, a pesar de que sí lo intentaron un poquito. Pero ahora que Duvalier no está y ya no es vulnerable a esas cosas, me temo que este gobierno duvalierista se va a ir con toda la furia contra Aristide, que es un auténtico héroe nacional que ayudó a que los movimientos sociales se unan contra Duvalier.

AMY GOODMAN: En marzo de 2011, el ex presidente Jean-Bertrand Aristide y su familia regresaron a su casa en Haití después haber vivido siete años exiliados en Sudáfrica. Lo habían sacado de Haití en un avión militar estadounidense, hacia la República Centroafricana. Ahí, un pequeño grupo de activistas y miembros del congreso, entre ellos la congresista de Los Angeles Maxine Waters, el fundador de TransAfrica, Randall Robinson, y otros, volaron a la República Centroafricana a buscarlos, a él y la primera dama de Haití, Mildred Aristide. Yo participé de ese viaje, cubriéndolo periodísticamente. También acompañamos a Aristide cuando volvió a Haití desde Sudáfrica, y durante el vuelo le pregunté acerca del golpe de Estado de 2004, que resultó en su derrocamiento.

* JEAN-BERTRAND ARISTIDE:* En los últimos siete años, todo el mundo ha tenido la oportunidad de saber la verdad. Quedó claro que fue lo que había pasado, y cualquiera que quiera puede saber la verdad. Quienes se niegan a ver la verdad, no puedo obligarlos a que la vean. Cuando se comete un error, sólo es un error. Si decides seguir cometiendo el mismo error, ya la cosa es peor. Se cometió un error, que fue ese golpe de Estado.

AMY GOODMAN: Escuchábamos al presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, en el avión. Jean Saint-Vil, ¿qué puedes contarnos acerca de estas dos destituciones de Jean-Bertrand Aristide? La primera vez, lo derrocaron justo después de asumir el cargo, al cumplirse año de la elección de este sacerdote apasionado que se había convertido en el primer presidente elegido democráticamente en Haití. Y la segunda vez que lo derrocaron, fue en el año ¿2004?

JEAN SAINT-VIL: Si. En primer lugar, quiero decir que yo soy nacido y criado en Haití. De hecho, la primera vez que salí de Haití fue tres años antes de la caída de Duvalier, en 1983. De modo que cuando Jean-Bertrand Aristide asumió la presidencia en 1990, para mí era increíble ver, por primera vez en mi vida, al pueblo haitiano acudir a las urnas y elegir a su propio presidente; era algo fantástico para nosotros, en el sentido de que una población oprimida finalmente tenía la posibilidad de expresar su opinión contra la oligarquía que controla Haití. Así que yo fui uno de los miles de haitianos que regresaron a Haití en 1991. Entonces cuando ocurrió ese primer golpe de Estado, yo estaba en Haití. De hecho, estaba tan orgulloso de haber regresado, que quise recibir mi título universitario en Haití, aunque había estudiado en Canadá. Porque nuestro sueño era vivir en nuestro país. Y había haitianos que llegaban de todas partes del planeta. Gente que estaba en África o en Europa desde hace años, regresaba a Haití. La gente pensaba que ahora todo iba a ser posible.

Y sólo siete meses después de que asumir el cargo, el ejército llevó a cabo ese golpe, repito, con el apoyo total de Estados Unidos; y así derrocaron a Aristide. Mataron a muchísima gente, especialmente de los barrios pobres, donde actuaba un grupo llamado FRAPH, una organización paramilitar cuya misión era básicamente, apenas se realizara el golpe de Estado, asesinar a una gran cantidad de personas, que era fundamentalmente la base social de Aristide, especialmente en la capital, Port-au-Prince.

Así que ese golpe, por supuesto, hizo que mucha de la gente que había regresado a Haití volviera a irse a Europa, América del Norte y otros lugares. De modo que cuando Aristide pudo regresar a Haití y presentarse de nuevo a elecciones, no fue una sorpresa que ganara, en el 2000. Pero incluso antes de que asumiera el cargo, ya estábamos recibiendo amenazas de que si Aristide llegaba a la presidencia, no iba a poder completar su mandato. Y a mí eso me llegó de una manera muy personal. El 31 de diciembre de 2003 yo estaba en Haití, en la víspera del bicentenario de la celebración de la Independencia de Haití, el fin de la esclavitud racial. Estaba en el Hotel Montana y confronté con el jefe de la Organización de Estados Americanos, Luigi Einaudi, que dijo textualmente: “El verdadero problema de Haití es que la comunidad internacional está tan jodida y con tantas divisiones, que están dejando que Haití sea gobernada por los haitianos”. Y tres días después de eso, perdón, menos de dos meses después de eso, se llevó a cabo el golpe de Estado, en 2004. Así que la tragedia que se está dando aquí es que se está trivializando la democracia electoral, al poner en un nivel de equivalencia a alguien que fue elegido por el pueblo con un dictador que, básicamente, se levantó una mañana, a los 19 años de edad, y recibió el cargo de presidente vitalicio. Es un aberración. Y, por desgracia, éste es el tipo de mundo en el que vivimos hoy en día.

AMY GOODMAN: Vamos a tener que dejarlo ahí. Quiero agradecerles a ambos por estar con nosotros. Repetimos entonces que Jean-Claude Duvalier, que había llegado al poder a los 19 años, ha muerto a los 63 años, en Haití, sin ser juzgado por sus crímenes. Quiero agradecer a Jean Saint-Vil, escritor, locutor de radio y activista haitiano, por acompañarnos desde Ottawa. Su sitio web es GodIsNotWhite.com. También agradecemos a Amy Wilentz, escritora y periodista galardonada, autora de varios libros, entre ellos, “Farewell, Fred Voodoo: A Letter From Haiti” (Adiós Fred Voodoo: una carta desde Haití), publicado el año pasado, y que recibió el premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros. También ha escrito el libro: “The Rainy Season: Haiti Since Duvalier” (Época de lluvias: Haití desde Duvalier). Además, es profesora de periodismo literario en la Universidad de California en Irvine. Al regreso, el profesor Cornel West.

Traducido por Javier Trino. Editado por Veronica Gelman y Democracy Now! en Español

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