El movimiento religioso New Sanctuary Movement apoya que la iglesia sea un refugio para los indocumentados

Reportaje21 de noviembre de 2014

El jueves personas de todo el mundo se sumaron al día de protesta en demanda de justicia por los 43 estudiantes mexicanos de la escuela de formación docente de Ayotzinapa que están desaparecidos desde septiembre, tras un ataque de la policía. A principios de este mes las autoridades informaron que dos sospechosos confesaron el asesinato de los estudiantes y la incineración de los cuerpos, lo que condujo a los investigadores a restos muy quemados que aun están siendo analizados. La indignación se expresó en todo México el jueves, cuando caravanas de familiares y compañeros de los estudiantes desaparecidos convergieron en la ciudad de México. Decenas de miles de personas se congregaron en la plaza principal y una imagen de 30 pies de altura del presidente Enrique Peña Nieto fue incendiada. Nos acompaña uno de los organizadores de los eventos del día, Juan Carlos Ruiz, sacerdote y activista comunitario que trabaja de intermediario de inmigración para la Diócesis Episcopal de Long Island. Ruiz es además uno de los cofundadores del movimiento religioso New Sanctuary Movement, que apoya a los inmigrantes de todo el país que han buscado refugio en las iglesias para evitar ser deportados.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

JUAN GONZÁLEZ: El jueves se realizó en todo el mundo un día de acción para exigir justicia por los 43 estudiantes mexicanos de la Escuela Normal de Ayotzinapa que están desaparecidos desde septiembre, luego de haber sido atacados por a policía. A principios de mes, las autoridades dijeron que dos sospechosos habían confesado haber asesinado a los estudiantes e incinerado sus cuerpos, llevando a los investigadores a encontrar restos humanos malamente quemados, que todavía están siendo analizados. El jueves, todo México estalló de indignación junto a las caravanas de los familiares y compañeros de los estudiantes desaparecidos, que confluyeron en Ciudad de México. Decenas de miles de personas marcharon hacia el zócalo, donde se prendió fuego a una efigie de 30 pies del presidente Enrique Peña Nieto. Aquí en Nueva York, se realizó una manifestación frente al consulado mexicano. Vamos a escuchar algunas de sus voces. Comenzamos con Israel Galindo, a quien le llevó cerca de dos minutos leer la lista de las ciudades y países que participaron del día de acción internacional.

ISRAEL GALINDO: Denver, Colorado; Bakerfield, California; El Paso; Philadelphia; Atlanta; Phoenix; Illinois; San Marcos; etcétera

MANIFESTANTES: ¡El pueblo, unido, jamás será vencido! ¡El pueblo, unido, jamás será vencido!

ERIKA VELÁZQUEZ: Soy de la comunidad que ahora está sangrando. Me indigna. Vine a este país buscando el sueño americano y dejé mis raíces, y dejé a mi familia atrás. Es difícil vivir en este país, llamando todas las noches a ver si vamos a poder encontrar con vida a nuestros familiares. Soy hija de una maestra rural, una maestra que enseño a muchos de los jóvenes que ahora están desaparecidos. Ella reza todas las noches para que los encuentren, porque no cree que esas cenizas pertenezcan a eso que ella sembró, a quienes enseñó desde que eran pequeños, les enseño a escribir, a luchar. La violencia en México no comienza con Ayotzinapa. Allí es donde tiene que terminar.

AMY GOODMAN: Escuchábamos a Erika Velázquez, del estado mexicano de Guerrero, hablando el jueves por la noche aquí, en la ciudad de Nueva York. La marcha comenzó en la estación Grand Central, donde se realizó una intervención colectiva de simulacro de muerte (die-in, en inglés). Para ampliar la información, nos acompaña uno de los organizadores de la manifestación, Juan Carlos Ruiz, sacerdote y activista comunitario que actúa como coordinador de inmigración en la Diócesis Episcopal de Long Island. Además, es uno de los fundadores del Nuevo Movimiento Santuario, que apoya a los inmigrantes que se refugian en iglesias, en diferentes lugares del país, para evitar la deportación. Así que se dio una coyuntura muy interesante; se realizaron estas manifestaciones masivas en México y Estados Unidos, que no estaban relacionadas con el discurso de anoche del presidente Obama, pero de hecho, todo sucedió el mismo día.

JUAN CARLOS RUIZ: Es que sí está relacionado, básicamente. Sé que puede parecer que no, pero nosotros, los activistas que estamos aquí en la ciudad de Nueva York, nos la pasamos diciendo que si no se resuelve la situación en México, seguiremos teniendo oleadas de nuevos inmigrantes en este, llegando a nuestras costas. En Mexico existe una guerra, que ha sido patrocinada por los dólares estadounidenses. La suma asciende a 2.100 miles de millones de dólares hasta el momento. Y esto tiene un impacto negativo nuestras comunidades, en nuestra gente. Las balas que podríamos llegar a encontrar en los estudiantes, que encontramos en nuestros campesinos, en nuestros indígenas, tienen el sello de “hecho en Estados Unidos”. Así que este es un asesinato hecho en Estados Unidos, y eso lo tenemos que denunciar. Si no se resuelve la situación en México, vamos a tener que aceptar, estaremos obligados a aceptar las nuevas oleadas de inmigrantes procedentes de México. O sea, estos son nuestros vecinos del sur.

JUAN GONZÁLEZ: Bueno, claramente, y alrededor de dos tercios de la gente indocumentada que hay en el país provienen de México, por lo que este planteo tiene mucho sentido en relación con la importancia que tiene México en cuento a la sociedad estadounidense y la población inmigrante, la oblación inmigrante latina. Pero yo quisiera preguntarte sobre el tema, que el gobierno de Obama ha impulsado fuertemente, de que existen indicios de que la migración desde México se ha reducido, ha disminuido en los últimos años. Lo que no significa que la gente que viene no esté huyendo, como tú has dicho, de los problemas políticos y la represión que enfrentan allí.

JUAN CARLOS RUIZ: Sí, hay prestar atención a esto. México ha lanzado, o escenificado, una imagen de que México se ha convertido en un país seguro y pacífico, y esta es la imagen que se proyecta hacia el exterior, aunque el pueblo mexicano sabe que nuestras instituciones se caen a pedazos. Las multinacionales, las grandes empresas acaparan tierras y desalojan masivamente a la gente. O sea, México ha firmado la mayor parte de los tratados del NAFTA. Y bueno, con la firma de la nueva reforma, la reforma energética, es de esperar que haya más gente de alguna manera desamparada por las instituciones, y se vean obligados a abandonar sus hogares.

AMY GOODMAN: Entre los participantes en la manifestación del jueves en Nueva York, en la marcha que ustedes encabezaron, estaba Lucero Acosta, procedente de Morelos, México, que llegó a EE.UU. este año buscando asilo político.

LUCERO ACOSTA: Vine hace ocho meses, pidiendo asilo político, porque, no puedo contar mucho sobre mi caso, pero no podía quedarme más en México debido a la violencia y la corrupción. Es una pesadilla vivir en México ahora. En todos lados hay violencia. En todos lados la gente se está muriendo. Es como que México está sangrado. Recibimos llamadas de gente pidiendo dinero, y si no les damos el dinero, bueno, nos dicen que nos van a matar. Algunas mujeres han sido violadas. Y nosotros, bueno, el gobierno no hace nada al respecto. O sea, si vamos y le decimos a la policía, nos responden: “¡Oh, si no tienen pruebas, no las podemos ayudar “. Así que es muy difícil vivir en un país donde nadie, donde no hay justicia, nadie nos puede ayudar.

AMY GOODMAN: Escuchábamos a Lucero Acosta, que luego contó que no va a poder entrar en el nuevo, que no se va a beneficiar con la nueva medida de Obama, porque vino a Estados Unidos muy recientemente. Pero ella teme por su vida si es enviada de regreso a México. Esto nos lleva al tema del Nuevo Movimiento Santuario. Esta semana en Filadelfia, una inmigrante indocumentada de Honduras, madre de dos ciudadanos estadounidenses, buscó refugio en una iglesia tras haber recibido su orden de deportación final.

ANGELA NAVARRO: Mi nombre es Ángela Navarro, madre de dos ciudadanos y cónyuge de un ciudadano, líder de mi parroquia, trabajadora. Y estoy cansada de vivir con miedo, en las tinieblas por ser deportada. Y estoy tomando santuario, que implica vivir en una iglesia sin salir, dejando atrás mi vida, mi casa, mi trabajo, para luchar para que el gobierno retire mi orden de deportación. Exigimos que el presidente Obama cumpla su promesa y pare todas las deportaciones.

AMY GOODMAN: La medida de Obama beneficia a las y los inmigrantes cuyos hijos son ciudadanos estadounidenses, como sucede con Ángela Navarro, pero aún no queda claro si eso incluye a quienes tienen órdenes finales de deportación ya emitidas en su contra. Por ahora, Navarro se está quedando en la iglesia. Juan Carlos Ruiz, ¿puedes contarnos de qué se trata esto? Es en Denver, Filadelfia, la gente se refugia en las iglesias, como con el viejo movimiento santuario.

JUAN CARLOS RUIZ: Sí. Bueno, básicamente, vemos que mucha de nuestra gente, la mayoría de nuestra gente, no va a encontrar ninguna solución. Es un signo de esperanza, esta orden del ejecutivo, pero es frágil. No sabemos lo que va a pasar cuando haya un nuevo gobierno en el poder. Por eso, lo que hemos estado haciendo, en diferentes lugares del país, es organizarnos, desde nuestras comunidades de fe, para ejercer presión y ampliar los límites, para que realmente la gente que está sufriendo a causa de esta ley injusta pueda contar su historia, humanizar el tema. Creo que actualmente hay un clima, una cultura empeñada en la destrucción, empeñada en separar a nuestras familias, en hacer cumplir una ley que todavía se orienta en gran medida a dividir a la gente de nuestras comunidades.

JUAN GONZÁLEZ: ¿Y cómo han respondido las autoridades de las iglesias más importantes al movimiento santuario impulsado por iglesias de base?

JUAN CARLOS RUIZ: La justicia, el sentido de la justicia y la indignación, se siente fuertemente. Pero me temo que muchas veces nosotros, como iglesias, como instituciones religiosas, caemos en la trampa de, tenemos una gran infraestructura de servicio y no siempre hacemos todo lo necesario por la búsqueda de la justicia. Y me temo que esa infraestructura está pegada a los aspectos punitivos en la aplicación de la ley, que no proporcionan ninguna compensación, ni un mínimo de decencia humana, nada de dignidad para las personas a quienes servimos.

AMY GOODMAN: Juan Carlos Ruiz, queremos darte las gracias por estar con nosotros, sacerdote y cofundador del Nuevo Movimiento Santuario, coordinador de inmigración en la Diócesis Episcopal de Long Island. Esto es Democracy Now!, democracynow.org, El informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman, junto a Juan González.

Traducido por Miranda Sanfeliz. Editado por Verónica Gelman y Democracy Now! en Español.

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