La embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, visitó la sureña isla de Okinawa el miércoles en medio de las manifestaciones de protesta que se llevan a cabo en el lugar contra la presencia militar de Estados Unidos. Kennedy se reunió con el gobernador de Okinawa, Hirokazu Nakaima, quien estuvo de acuerdo en reubicar una base estadounidense y trasladarla desde una zona urbana densamente poblada hacia una ubicación más alejada. Sin embargo, un movimiento de habitantes de Okinawa que data de décadas se opone a la base en sí y ha ejercido presión para desalojar a las fuerzas estadounidenses de la isla, alegando preocupaciones medioambientales y agresiones sexuales perpetradas por soldados estadounidenses. Desde 1972, miembros del ejército de Estados Unidos han sido acusados de 5.800 crímenes, entre ellos 26 homicidios y 128 violaciones. Durante la reunión, Kennedy prometió cooperación, mientras que por su parte, el gobernador exhortó a Estados Unidos a ocuparse de los temas que generan preocupación en el lugar.
Kennedy expresó: “Ojalá podamos trabajar juntos para avanzar en esta situación y progresar”.
Nakaima sostuvo: “Han habido varios incidentes, accidentes y problemas medioambientales vinculados a estas bases y pediría a la embajadora Kennedy que haga todo lo que esté a su alcance para ayudar a resolver completamente estos problemas y reducir la carga que representan a Okinawa las bases militares estadounidenses”.
Kennedy enfrentó una manifestación realizada por una multitud de varios cientos de personas. Opositores denuncian su visita como un gesto vacío, dado que no se reunirá con el alcalde electo recientemente en Nago, la localidad adonde será trasladada la base. Durante su campaña, el alcalde Susumu Inamine prometió obstruir la construcción de las instalaciones sustitutas.
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