A la gigante de la industria automotriz Toyota se le impuso una multa récord de 1.200 millones de dólares para la resolución de una investigación penal entorno a defectos de seguridad en sus vehículos. La sanción incluye que Toyota admita haber engañado a los clientes acerca de problemas que ocasionaban la aceleración de los automóviles incluso cuando los conductores intentaban aminorar la velocidad. El Fiscal General Eric Holder calificó la multa como la mayor de ese tipo.
Holder expresó: “El pago de 1.200 millones de dólares constituye la mayor sanción penal que se ha impuesto a una compañía automotriz en la historia de Estados Unidos. Es lo correcto, dado el alcance del engaño llevado a cabo por Toyota en este caso. En pocas palabras, la conducta de Toyota fue vergonzosa. Demostró una evidente inobservancia de los sistemas y leyes diseñados para cuidar de la seguridad de los consumidores. Como lo admitió la compañía misma, protegieron su marca antes que a sus clientes. Esto constituye un claro y reprochable abuso de la confianza de la población”.
Holder sostuvo que el caso podría servir como modelo para la resolución de otros casos vinculados a la seguridad automotriz, entre ellos el retiro del mercado de millones de vehículos por parte de General Motors a causa de dispositivos de arranque defectuosos.