Entrevista exclusiva con Isabel Allende sobre Gabriel García Márquez: “Él nos devolvió nuestra historia”

Reportaje18 de abril de 2014

En una entrevista exclusiva, la novelista chilena Isabel Allende recuerda la vida y el legado del escritor fallecido Gabriel García Márquez. Nos lee fragmentos de su emblemática novela “Cien años de soledad” y habla de la influencia que ha tenido García Márquez en varias generaciones de pensadores y escritores de Latinoamérica y el mundo. “Fue el maestro de maestros”, dice Allende. “A su manera, conquistó a los lectores y conquistó el mundo, y le contó al mundo sobre nosotros, la gente latinoamericana, contó quiénes somos. Nos vimos reflejados en sus palabras como en un espejo”. Allende habla de la primera vez que leyó “Cien años de soledad” y el impacto que tuvo sobre ella. “Fue como si alguien me estuviera narrando mi propia historia”, recuerda. También emitimos un video de García Márquez y escuchamos fragmentos del libro “El general en su laberinto”, en la voz del presentador de Democracy Now! Juan González.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

JUAN GONZÁLEZ: Hoy recordamos al novelista colombiano Gabriel García Márquez. Quien murió el jueves a la edad de 87 años. Ampliamente considerado como uno de los más grandes escritores del siglo. Su obra maestra, Cien años de soledad, vendió más de 50 millones de copias en 25 idiomas. Para hablar más sobre Gabriel García Márquez nos acompaña Isabel Allende, la exitosa escritora chilena, una de las novelistas más reconocidas de América Latina. Ella es la autora de unos 20 libros, incluyendo el Cuaderno del Maya, La casa de los espíritus, Paula, Hija de la Fortuna. Su último libro se llama El juego de Ripper. Allende ahora vive en California, pero nació en Perú en 1942 y viajó por el mundo como hija de un diplomático chileno. El primo de su padre era Salvador Allende, presidente de Chile entre 1970 y 1973. Cuando Augusto Pinochet tomó el poder en un golpe militar apoyado por la CIA en el 73, Isabel Allende huyó de su país natal, Chile, a Venezuela.

AMY GOODMAN: Nos acompaña en este momento Isabel Allende, y es un honor tenerla con nosotros en esta hora para hablar de la persona ha moldeado la literatura, no sólo en América Latina…

ISABEL ALLENDE: En el mundo.

AMY GOODMAN: …pero que ha tenido una enorme influencia en todo el mundo. Hable acerca Gabriel García Márquez, Isabel.

ISABEL ALLENDE: Es difícil hablar de él, es muy emotivo. Él es el maestro de los maestros. El boom de la literatura latinoamericana que tomó al mundo por asalto en la segunda mitad del siglo, se inició en 1963 con una novela de un escritor desconocido llamado Mario Vargas Llosa. Y ese es el momento en que el mundo se dio cuenta de que teníamos grandes escritores. Eran, era un coro de muchas voces. Pero la voz más importante, la voz que realmente fue el pilar de este movimiento, fue García Márquez con Cien años de soledad. Y cada novela que escribió después no tan sólo fue aclamada por la crítica y traducida, y tuvo innumerables premios, sino que también eran novelas populares. Era como leer Dickens o Balzac. La gente en las calles lee García Márquez. Cada libro que escribió fue aclamado. Así que, en cierto modo, él conquistó lectores y conquistó el mundo y le habló al mundo acerca de nosotros, los latinoamericanos, y les hablo de quienes somos. En sus páginas, nos vimos en cierto modo reflejados en un espejo.

JUAN GONZÁLEZ: Pero, sorprendentemente, en su propio país él era prácticamente como una estrella de rock, algo inusual para una figura literaria. Todo lo que García Márquez dijo o hizo, el país le puso atención y habló de ello.

ISABEL ALLENDE: En el mundo.

JUAN GONZÁLEZ: Sí.

ISABEL ALLENDE: Pero en América Latina, eso no es un evento raro. En América Latina, algunos escritores, porque eran escritores, han sido elegidos presidente. Los escritores son consultados como si fueran profetas o astrólogos. Se supone que deben saber de todo. Y en una manera, tiene sentido, ya que en un continente tan complicado y raro como es América Latina, de alguna manera los escritores resumen nuestra realidad, los sueños colectivos, las esperanzas colectivas, los miedos. Ellos nos devuelven nuestra historia, que suele ser mágica y horrible.

AMY GOODMAN: ¿Recuerda la primera vez que leyó Cien años de soledad?

ISABEL ALLENDE: Si. La novela fue publicada en 1967, y la leí de un año más tarde. yo había dado a luz a mi hijo, Nicolás, que nació en 1966, y había vuelto a trabajar. Estaba trabajando en una revista de mujeres. Y recuerdo cuando leí el libro, no fui a trabajar. Me quedé allí sentada con el libro hasta que me lo terminé. Era como si alguien me contara mi propia historia. Era mi familia, mi país, la gente que conocía. Para mí, no había nada mágico al respecto. Era mi abuela. Yo también crecí en la casa de mis abuelos, al igual que él lo hizo. La historia que acabamos de escuchar acerca de su manuscrito, de enviarlo en dos tandas porque no podía pagarlo, lo mismo ocurrió con La casa de los espíritus, muchos años después. Yo estaba viviendo en Venezuela, no tenía dinero para enviar todo el manuscrito, y fue enviado en dos tandas. Por lo tanto, hay muchas similitudes. Tenemos el mismo agente, Carmen Balcells, quien a menudo me dice que tengo reacciones similares a él. Por ejemplo, que cuando vamos a recibir un contrato. Nunca leemos los contratos; sólo los firmamos. Y de repente, sin ninguna razón en particular, podríamos leerlo y decir: “No, éste no lo voy a firmar”. Así que, ya sabes que tipo de…

AMY GOODMAN: ¿Estaba en España?

ISABEL ALLENDE: Estaba en España. Ese tipo de lucha donde te sientes totalmente identificada con sus palabras, con su trabajo, con su personalidad. Era un hombre difícil, pero era tan creativo, tan rápido en su respuesta. Él era un hombre maravilloso.

JUAN GONZÁLEZ: ¿Y qué fue pasó con Cien años de soledad para que se convirtiera en un libro tan poderoso y de gran alcance, no sólo en América Latina sino en todo el mundo? Esa es, básicamente, la historia de varias generaciones de una familia en una parte olvidada de Colombia, un pequeño pueblito…

ISABEL ALLENDE: Un inventado.

JUAN GONZÁLEZ: …aislado del mundo.

ISABEL ALLENDE: Un lugar inventado.

JUAN GONZÁLEZ: Inventado, cierto. Pero, ¿qué hay en ese libro que lo hizo tan importante y fundamental?

ISABEL ALLENDE: Creo que lo que pasó con el realismo mágico y el motivo por el que personas de todo el mundo conectaron con él es porque el mundo y la vida son muy misteriosos. Nosotros no controlamos nada. No tenemos explicación para todo. Y tratamos de vivir en un mundo controlado, porque nos sentimos seguros. Y en este libro, y en los libros que siguieron, hubo esta explosión de lo increíble, lo que está a nuestro alrededor todo el tiempo. Y es la aceptación de que no controlamos nada, no hay explicaciones, que hay algo… hay espíritus, hay coincidencias, sueños proféticos, cosas que pasan que son mágicas, porque no las podemos explicar. Supongo que, hace siglos, cualquier fenómeno como la electricidad podía ser considerado mágico. Puede que dentro de 200 años de soledad seamos capaces de explicar lo que ahora es mágico para nosotros.

AMY GOODMAN: En este clip del documental de 1998, Gabriel García Márquez: La escritura embrujada, García Márquez habla sobre el papel que las mujeres jugaron en su vida cuando era un muchacho joven.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Lo importante es que éramos los únicos dos hombres en una casa donde habían muchísimas mujeres. Entonces para mi era una vida bien curiosa porque las mujeres presididas por mi abuela vivían en un un mundo sobrenatural, un mundo fantástico donde todo era posible. Donde las cosas más maravillosas eran simplemente cotidianas y yo me acostumbré a pensar así pero el abuelo era probablemente el ser más concreto que yo conocí y sus historias eran las historias de la guerra civil, las peripecias de la política y me hablaba a mi como si yo fuera un adulto. Entonces yo vivía repartido entre esos dos mundos: el del abuelo que era muy concreto y con el que yo pasaba mayor parte del día porque el me dedicaba muchas horas y el de las mujeres que era, era un mundo que se compartía con el del abuelo, pero con el cual yo me quedaba solo de noche.

AMY GOODMAN: Gabriel García Márquez se refirió a la influencia que su abuela tenía sobre é cuando niño y escritor en desarrollo. Este es un clip de una entrevista que hizo con el canal español RTVE.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Mi abuela fue como mi madre para mi. Ella era una persona sumamente supersticiosa. Yo siempre… daba la impresión que tenía algún hilo secreto con ciertos poderes sobrenaturales, porque en mi infancia siempre era un asombro ver cómo ella creía adivinar las cosas y hacía pronósticos y profecías que luego se cumplían, terriblemente nerviosa. Murió muy vieja y por supuesto delirando pero tiene una cosa que me recuerdo muy bien y es que hablaba un castellano extraordinario, lleno de arcaísmos, de imágenes deslumbrantes que ha sido el punto de partida mío para escribir. Ahora yo he consultado toda su terminología, todos sus refranes, sus palabras y ya las conozco conscientemente pero yo crecí con esas palabras y con esos términos y con esa construcción, como si fuera la lengua natural de la gente porque era la que ella hablaba, con ese idioma escribo yo mis libros.

AMY GOODMAN: Gabriel García Márquez, en declaraciones a la televisión ​​española RTVE. Nuestra invitada durante esta hora es Isabel Allende, en esta entrevista exclusiva, en la que nos estamos hablando de la muerte de Gabriel García Márquez. El realismo mágico, ¿cómo se acuñó ese nombre? Y la influencia que ha tenido en usted como escritora y en muchas personas de todo el mundo.

ISABEL ALLENDE: Bueno, entiendo que… en primer lugar García Márquez no lo inventó. Él fue el gran, el único que fue capaz de ponerlo junto de una manera tan fantástica que fue aceptado por todas partes. Pero empezó mucho antes. Yo diría que el realismo mágico comienza con los conquistadores que llegaron a América Latina, y ellos estaban escribiendo estas cartas al rey de España en las que se habla de un continente que tenía fuentes de la juventud, que se podía recoger el oro y los diamantes del suelo, que la gente tenía unicornios o tenía un pie tan grande que a la hora de la siesta se elevaba como una sombrilla para tener sombra. Quiero decir, esto es así, no estoy inventando esto. Esto está en las cartas de los conquistadores. Así que , en ese principio mágico entre América Latina y España juntos, se creó esta realidad. Y un gran escritor cubano fue quien primero puso el término en conjunto, y luego García Márquez lo popularizó. Pero se dice que comenzó en Alemania, que la primera persona que alguna vez junto la magia y el realismo estaba en Alemania.

AMY GOODMAN: ¿Puede leer las palabras de Gabriel García Márquez, esas palabras que usted leía cuando se quedaba en casa porque no podía dejar el libro?

ISABEL ALLENDE: ¿Quieres que te lea en español o en Inglés?

AMY GOODMAN: En ambos. En ambos.

ISABEL ALLENDE: ¿En los dos? Permítanme comenzar con el español, porque en español suena mucho mejor. Este es el comienzo de Cien años de soledad: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

Ahora, en inglés: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

AMY GOODMAN: Esta fue Isabel Allende leyendo un fragmento de la novela de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.

JUAN GONZÁLEZ: Bueno, Isabel, una de las más, obviamente, una de las grandes influencias en su vida era no sólo su propia educación familiar, pero el clima político en el que se crió, desde la infame época de La Violencia en Colombia, donde más de 300.000 personas perdieron la vida en una guerra civil, para, más tarde, las guerras de la droga en Colombia, la enorme dislocación de la sociedad colombiana. Hable acerca de sus opiniones políticas y su desarrollo, y cómo lo mostró a través de su literatura.

ISABEL ALLENDE: Siempre fue un hombre de izquierda. Y se hizo amigo de Fidel Castro desde muy temprano, durante la revolución cubana. Fue adorado en Cuba, vivió allí y visitó Cuba muchas veces. Él formó el Instituto de Cine de La Habana. Y sus puntos de vista, sus opiniones izquierdistas, le trajeron muchos problemas en Colombia. No pudo vivir en Colombia por un tiempo porque su vida estaba amenazada. Vivió en México. Vivió en muchos otros lugares. Y murió en México, en realidad. Por lo tanto, él no es el único, ya que muchos de nuestros escritores de ese tiempo vivieron en el exilio y escribieron en el exilio, en Europa y en otros lugares, ya que era inseguro para ellos vivir en sus propios países. También ocurrió en Chile. Una ola de escritores en Chile se fueron después del golpe militar, y escribieron en el exilio.

AMY GOODMAN: Quiero ir a este clip del documental, una vez más, Gabriel García Márquez: La escritura embrujada, donde habla de su tiempo en París, ahora que hablamos del exilio de la década del 50, cuando había huido de Colombia y sobre la forma en que muchos de sus colegas escritores de América Latina, que también estaban en París, enfrentaron a los dictadores en sus países.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Lo que fue para mi importante en París es la perspectiva que me dio Paris de la América Latina, porque yo de aquí no era más que costeño no era más que Caribe que es esencialmente lo que yo soy Caribe, allá no dejé de ser Caribe pero un Caribe que se dio cuenta cual era su cultura y en que cultura general estaba insertada ese Caribismo mío por una cosa sencilla, yo llegaba a un café y encontraba a argentinos, los centroamericanos, los mexicanos, los caribes de distintos países. Y curiosamente era un tiempo dictadores. A ver, estaba Rojas Pinilla en Colombia, estaba Pérez Jiménez en Venezuela, estaba Odría en el Perú, estaba Trujillo en Santo Domingo, estaba Perón en Argentina. Prácticamente en todo los países, estaba Batista en Cuba. Yo vivía en una pensión en la calle Cujas, puro Barrio Latino y en frente, en la pensión del frente vivía Nicolás Guillén, el poeta Guillén que todos íbamos a visitar como una peregrinación y todos estábamos cada uno pendientes de su país. Y una mañana, una madrugada porque él se despertaba como si estaba en Camaguey una madrugada asomó y pegó un gritó y dijo: “¡Se cayó el hombre!” Todo nos tiramos a la calle porque todos creímos que era el hombre nuestro.

AMY GOODMAN: Eso fue parte de Gabriel García Márquez: La escritura embrujada, un documental de 1998, hablando de su tiempo en París en el exilio en los años 50. Isabel Allende, estaba describiendo esto y también hablando de lo que le influyó: su propio país, su primo, el presidente de Chile, Salvador Allende, derrocado por Pinochet, muerto en el palacio en otro 11 de septiembre, el 11 de septiembre de 1973.

ISABEL ALLENDE: Sí, y García Márquez escribió sobre eso. Él fue muy activo contra la dictadura. En ese momento, Chile representaba el golpe militar y la dictadura más visible en el mundo. El mundo prestó mucha atención a Chile. Pero hubo dictadores en toda América Latina. Muy pronto la guerra sucia se inició en Argentina. Y luego, en Uruguay, la situación en Uruguay fue horrible. Brasil, en muchos lugares, no había ningún lugar a donde ir. Había masas de gente huyendo de sus propios países y tratando de buscar refugio en otro lugar, y entonces aparecía una dictadura en el otro lugar. Eso le ocurrió a muchos chilenos que se fueron a Argentina y murieron en Argentina. Así que García Márquez, que estaba al tanto de todo esto y que ya lo había vivido en su juventud en su propio país, y que estaba en París porque estaba huyendo de gobiernos represivos, escribió sobre eso. Y en su libro El otoño del patriarca… en una gran metáfora de toda América Latina, resume el horror de los gobiernos autocráticos, la ignorancia y el abuso, la explotación, los asesinatos. Creo que ese libro representa todas esas dictaduras.

AMY GOODMAN: Estamos hablando con Isabel Allende, la gran escritora chilena, una de las novelistas más renombradas de América Latina, hablando de la muerte de un gigante del siglo Gabriel García Márquez, muerto en su casa en México, fuera de su país, Colombia, a la edad de 87, el jueves. Vamos a seguir con esta conversación en un momento.

[Pausa]

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now, Democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman, con Juan González, recordamos al novelista colombiano Gabriel García Márquez. Murió el jueves a los 87 años en su casa de México. Él es ampliamente considerado como uno de los grandes escritores de este siglo. Nuestra invitada aquí en el estudio es Isabel Allende, la exitosa escritora chilena, una de las novelistas más renombradas de América Latina, que se une a nosotros para esta entrevista en exclusiva en nuestros estudios aquí en Nueva York. ¿Juan?

JUAN GONZÁLEZ: Bueno, yo quería comentar, que como ha dicho Isabel, García Márquez sigue entre nosotros con sus escritos. Y todos los que hemos leído sus libros a lo largo de los años tenemos nuestros propios pasajes favoritos, pasajes inolvidables que se quedarán con nosotros durante años. Yo quería leer uno de “El general en su laberinto”.

ISABEL ALLENDE: Ese es sobre de Simón Bolívar.

JUAN GONZÁLEZ: Cierto, la historia del gran libertador Simón Bolívar en sus últimos días. Y lo asombroso es que aquí tienes a Bolívar, una figura que es conocida en toda América Latina venerado en toda América Latina, que pasó su vida en las guerras de liberación, y en sus últimos días, Márquez tiene un pasaje donde habla de la disposición de Bolívar hacia la literatura y en el que Bolívar tiene a sus secretarios leyéndole libros. Y aquí, Bolívar se está muriendo, y Márquez escribe: “Fue su último libro completo. Había sido un lector de una voracidad imperturbable, lo mismo en las treguas de las batallas que en los reposos del amor, pero sin orden ni método. Leía a toda hora, con la luz que hubiera, a veces paseándose bajo o los árboles, a veces a caballo bajo los soles ecuatoriales, a veces en la penumbra de los coches trepidantes por los pavimentos de piedra, a veces meciéndose en la hamaca al mismo tiempo que dictaba una carta. Un librero de Lima se había sorprendido de la abundancia y variedad de las obras que seleccionó de un catálogo general en que había desde filósofos griegos hasta un tratado de quiromancia. En su juventud leyó a los románticos por influencia de su maestro Simón Rodríguez, y siguió devorándolos como si se leyera a sí mismo con su temperamento idealista y exaltado. Fueron lecturas pasionales que lo marcaron por el resto de la vida. Al final había leído todo lo que cayó en sus manos, y no tuvo un autor favorito, sino muchos que lo fueron en sus distintas épocas. Los estantes de las casas las casas diversas donde vivió estuvieron siempre a reventar, y los dormitorios y corredores terminaron convertidos en desfiladeros de libros amontonados, y montañas de documentos errantes que proliferaban a su paso y lo perseguían sin misericordia buscando la paz de los archivos. Nunca alcanzó a leer tantos como tenía. Cuando cambiaba de ciudad los dejaba al cuidado de los amigos de más confianza, aunque nunca volviera a saber de ellos, y la vida de guerra lo obligó a dejar un rastro de más de cuatrocientas leguas de libros y papeles desde Bolivia hasta Venezuela y los documentos que se extienden más de cuatrocientas leguas de Bolivia a Venezuela. Antes que empezara a perder la vista se hacía leer de sus amanuenses, y terminó por no leer de otra manera por el fastidio que le causaban las antiparras. Pero su interés por lo que leía fue disminuyendo al mismo tiempo, y lo atribuyó, como siempre, a una causa ajena a su dominio. 'Lo que pasa es que cada vez hay menos libros buenos', decía”.

AMY GOODMAN: ¿Y este texto es de?

JUAN GONZÁLEZ: Esto es de “El general en su laberinto”. Y, para mí, la imagen de un guerrero pasando toda su vida luchando, pero llevando siempre esa gran comitiva de libros y de alguna manera tratando de leer todo lo que puede, es un clásico de García Márquez.

AMY GOODMAN: Quería volver a [Gabriel García Márquez] en sus propias palabras, luego de que Juan nos haya leído un pasaje de su libro. Este es él hablando de sí mismo como periodista, y esto me recuerda a ti, Isabel. Él se inició como reportero en la década de los 50 y regresó a él periódicamente a lo largo de su carrera como novelista. Esto es parte de una entrevista de 1971 junto al legendario escritor Pablo Neruda.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: A mi me gustaría volver al periodismo, pero sobre todo a ser un reportero, porque tengo la impresión de que a medida que uno avanza en el trabajo literario, va perdiendo el sentido de la realidad. Y en cambio, el trabajo de reportero, pues tiene la ventaja que lo tiene a uno todos los días en contacto con la realidad inmediata.

AMY GOODMAN: Este era García Márquez hablando en 1971. En este clip del documental de 1998 “Gabriel García Márquez: La escritura embrujada”, habla de por qué se convirtió en periodista.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Yo diría, que yo llegué al periodismo porque yo consideraba que el asunto no era de literatura, el asunto era contar cosas cosas. Y que dentro de esa concepción, el periodismo hay que considerarlo como un género literario, sobre todo el reportaje. Ese es un pleito que me traigo yo porque los mismos periodistas se niegan a aceptar que el reportajes un género literario. Inclusive, en el fondo de su alma lo ven con un cierto menosprecio. Y, yo diría una cosa, un reportaje es un cuento totalmente fundado en la realidad. Como el cuento tiene unas bases, sin lugar a dudas, fundadas en la realidad. La ficción… Ninguna ficción es totalmente inventada. Siempre son elaboraciones de experiencias. Entonces, yo me doy cuenta, por la misma forma en que yo llegué al periodismo me doy cuenta que ese mismo proceso es una etapa más de mi aprendizaje, no digamos literario, sino del desarrollo de mi vocación definitiva de contar. De contar cosas.

AMY GOODMAN: Sus pensamientos, Isabel Allende, sobre Gabriel García Márquez hablando de el periodismo y la ficción. Usted, también, comenzó como periodista y…

ISABEL ALLENDE: Muchos escritores latinoamericanos han comenzado como periodistas, e incluso a medida que se convirtieron en novelistas, continuaron trabajando como periodistas. Creo que el periodismo le da a uno las ideas. Estás en contacto con la realidad. Estás en contacto con la gente, escuchando las historias de la gente. En mi caso, empecé como periodista, pero yo era una periodista pésima, y nunca pude mantenerme fiel a la verdad, o ser objetiva.

JUAN GONZÁLEZ: Tampoco pueden la mayoría de los periodistas.

ISABEL ALLENDE: Sí, nunca pude ser objetiva, y estoy seguro de que él tampoco lo era, García Márquez. El también inventaba.

AMY GOODMAN: En el clip que pusimos al antes, él está con Pablo Neruda, y para los jóvenes que nos están viendo, escuchando o que lean esto en los próximos días, para aquellos que no saben quién es Pablo Neruda, háblenos de su importancia, y también de la reunión que tuvo con Pablo Neruda pocos días antes de morir, hablando de periodismo.

ISABEL ALLENDE: Bueno, Pablo Neruda fue nuestro segundo Premio Nobel de Literatura, por poesía. La primera fue Gabriela Mistral. Y él era conocido en todo el mundo. Su poesía ha sido traducida en todo el mundo. Ganó el Premio Nobel. Y cuando él se enfermó, volvió a Chile, a Isla Negra, porque quería morir y ser enterrado en su casa de Isla Negra, donde su tumba está ahora. Hay una roca, y debajo de esa roca están enterrados él y su esposa. Poco antes del golpe militar de 1973, lo visité en Isla Negra. Y fue un buen día para él. Él estaba de un lado a otro con un poncho. Almorzamos una maravillosa corvina, un pescado de Chile, y vino blanco. Y entonces le dije: “¿Puedo hacer la entrevista ahora, Don Pablo, porque se hace tarde, y tengo que volver a Santiago?”. Y él dijo: “¿Qué entrevista?”. “Bueno, yo vine a entrevistarle a usted”. Él dijo: “No puede ser. Nunca sería entrevistado por usted. Es usted la peor periodista de este país. Usted miente todo el tiempo. Nunca puede decir la verdad. Usted se pone en el medio de todo. Nunca puede ser objetiva. Y estoy seguro de que si usted no tiene una historia, la inventa. ¿Por qué no se cambia a la literatura, donde todos estos defectos son virtudes?”.

AMY GOODMAN: Ese era Pablo Neruda hablándole a usted. Y en este último minuto que tenemos, sus reflexiones finales sobre Gabriel García Márquez.

ISABEL ALLENDE: Como he dicho antes, mi corazón está de luto, pero no mi mente. En cierto modo, siento una gran tristeza porque se ha ido. Pero él ya se había ido desde hace muchos años. Él había escrito desde hace muchos años. Pero los libros son inmortales, y siempre estarán con nosotros, y voy poder leerlos una y otra vez, para siempre. Así que él estará siempre con nosotros.

AMY GOODMAN: Quiero darle las gracias por tomarse este tiempo, Isabel…

ISABEL ALLENDE: Es un placer.

AMY GOODMAN: Durante estos pocos días que ha estado en Nueva York, por pasar la mañana con nosotros. Isabel Allende, la gran escritora chilena, una de las novelistas más reconocidas de América Latina, ahora vive en el Área de la Bahía en California. Ella es el autora de unos 20 libros, incluyendo “El cuaderno de Maya”, “La casa de los espíritus”, “Paula”, “Hija de la fortuna”. Su último libro se llama “El juego de Ripper”. Ella nació en el Perú. Su familia estaba en Chile, a donde luego regresó. Tendremos otra entrevista completa con Isabel Allende sobre su trabajo la próxima semana, pero por ahora, esto es todo en Democracy Now! Si desea una copia del programa de hoy, pueden ir a nuestro sitio web en democracynow.org. Un agradecimiento especial a Andrés Thomas Conteris, a Clara Ibarra y, también, a Robby Karran.

Traducido y editado por Glenda Rosado, Igor Moreno y Democracy Now! en Español.

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