El alcalde de Albuquerque, Nuevo México, solicitó supervisión federal de la fuerza policial de su ciudad en medio del escándalo relativo a una ola de disparos fatales. El más reciente culminó con la muerte a manos de la policía de James Boyd, un hombre sin hogar que aparentemente se estaba entregando en un campamento en el que dormía. El FBI investiga la muerte de Boyd así como otras 22 muertes cometidas por la policía desde el año 2010. Durante una conferencia de prensa, el alcalde Richard Berry calificó la supervisión federal como un importante avance, mientras continúan las investigaciones.
El alcalde Berry expresó: “Con el tiempo que le ha llevado al Departamento de Justicia culminar el análisis, sumado a los sucesos que rodean el incidente de James Boyd, creo que no puedo esperar más para actuar. Creo que es lo correcto para la ciudad de Albuquerque y pienso que es lo correcto para el Departamento de Policía de Albuquerque”.
Berry anunció además que planea entrenar a agentes de campo de la ciudad para que tengan mejor manejo con personas que padecen enfermedades mentales, las cuales representan la mayoría de las víctimas de la policía. Albuquerque cuenta con una de las mayores tasas per cápita del país de disparos fatales a manos de la policía.