Irak y Siria: el enviado de la ONU Lakhdar Brahimi habla de la guerra sectaria y de la invasión de 2003

Reportaje18 de junio de 2014

Mientras los militantes sunitas se apoderan de grandes extensiones de Irak, el ex enviado especial de la Liga Árabe y de la ONU Lakhdar Brahimi nos acompaña para analizar la escalada del conflicto iraquí, los efectos prolongados de la invasión estadounidense de 2003 y la crisis en Siria, el país vecino. Brahimi participó de la lucha por la liberación de Argelia y luego se convirtió en ministro de asuntos exteriores de ese país; participó intensamente en los procesos diplomáticos en Medio Oriente durante décadas y trabajó en muchos de los principales conflictos del mundo, desde Afganistán e Irak hasta Sudáfrica. Brahimi renunció como enviado especial de la Liga Árabe y de la ONU para Siria el mes pasado, luego de que tras un prolongado esfuerzo no lograra entablar las conversaciones de paz entre el gobierno sirio y los grupos rebeldes. En relación al legado de la invasión y ocupación estadounidense de Irak, Brahimi afirma: “El mayor error fue invadir. Me siento tentado a decir que cada vez que hubo que elegir entre algo bueno y algo malo, con frecuencia no se eligió la opción correcta”. Con respecto a Siria, Brahimi afirma que el conflicto es “una herida infectada; si no se la trata adecuadamente, se propagará y esto es lo que está pasando”.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Las milicias sunitas han tomado parte de la refinería de petróleo más grande de Irak, ubicada en la ciudad de Baiji, al norte del país. Se informa que las milicias tienen control de tres cuartas partes de la refinería. Mientras tanto, las familias chiítas están abandonando masivamente la ciudad de Baquba, por miedo a que las milicias del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por su sigla en inglés) tomen la ciudad en los próximos días. Baquba se encuentra a sólo 65 kilómetros de Bagdad. Muchos analistas dicen que los combates en Irak se han convertido en una guerra de poder entre la dirigencia sunita de Arabia Saudita y la dirigencia chiíta de Irán. El martes, el presidente de Irán, Hassan Rouhani, hablando en vivo por televisión, prometió que protegería los santuarios chiítas en Irak. Rouhani dijo que muchos iraníes ya se han enlistado para ir a luchar a Irak. Esto fue luego de que el gabinete iraquí, de liderazgo chiíta, acusara a Arabia Saudita de promover el genocidio en Irak al apoyar a las milicias sunitas.

Mientras tanto, en Washington, el presidente Obama tiene previsto reunirse hoy con los cuatro dirigentes más importantes del Congreso. Las informaciones acerca de su plan de acción son contradictorias. Según el periódico Wall Street Journal, Obama ha decidido no responder en lo inmediato con ataques aéreos en Irak. Según el New York Times, sin embargo, Obama está considerando realizarl lo que dicho periódico describió como una “campaña altamente selectiva” de ataques aéreos. Un funcionario dijo al Times que esta campaña probablemente se llevaría a cabo con aviones no tripulados y podría sostenerse por un período prolongado.

Para analizar la situación en Irak y en toda la región, nos acompaña Lakhdar Brahimi, que el mes pasado renunció a su puesto como enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe para Siria. Brahimi ha estado profundamente involucrado en la diplomacia medio oriente durante décadas. Es argelino, fue combatiente por la libertad de su país y luego ministro de relaciones exteriores. Como diplomático, ha intervenido en muchos de los grandes conflictos del mundo, desde Afganistán e Irak, hasta Haití y Sudáfrica. Es miembro de los “Elders”, una organización de estadistas retirados, formada en julio de 2007 por iniciativa de Nelson Mandela, cuyo primer presidente fu el Arzobispo Desmond Tutu y el actual es Kofi Annan.

Nermeen Shaikh y yo entrevistamos a Lakhdar Brahimi el martes. Está en París, Francia. Comenzamos preguntándole cuál es su mirada sobre lo que está sucediendo en Irak en estos momentos.

LAKHDAR BRAHIMI: El Estado Islámico de Irak y El Levante ha invadido y tomado el control de la segunda ciudad más grande de Irak, un hecho absolutamente extraordinario. Se trata de la ciudad
de Mosul. Según entiendo, también llegaron hasta, y tomaron parte de, la ciudad de Tikrit; quizás todavía están allí, no sé. Tikrit es la ciudad natal de Saddam Hussein. También sé que se dirigían hacia Bagdad y fueron detenidos en alguna parte. Y dudo mucho que puedan llegar a entrar en Bagdad con demasiada fuerza. Pero esto muestra la fragilidad del Estado creado en Irak por los estadounidenses después de la invación del año 2003. Es realmente extraordinario que un Estado, tan importante y tan rico como de hecho es Irak, no pueda proteger su segunda ciudad más grande.

También reafirma lo que el secretario general de las Naciones Unidas y yo venimos diciendo desde hace meses, incluso años. Que la situación en Siria es como una herida infectada: si no se trata adecuadamente, la infección se extenderá. Y eso es lo que está sucediendo ahora. O sea, el secretario general de la ONU ha advertido en muchas ocasiones que si lo se presta la atención adecuada a lo que sucede en Siria, entonces la mayoría —si no todos— de sus vecinos están en peligro. Y este es uno de los vecinos de Siria.

Por supuesto que tenía, tiene, sus propios problemas. Y los últimos acontecimientos son un apéndice, algo que se suma a los problemas existentes. Esos problemas eran que el país estaba cada vez más dividido por los sectarismos, que la corrupción estaba extendida por todos lados, y que el gobierno no ha sido capaz de restablecer los servicios públicos, como agua, electricidad, cloacas y demás, al nivel que tenían en tiempos de Saddam, cuando el país estaba sujeto a sanciones muy severas.

De modo que así estamos. En Siria, bueno, hay combates, hay asesinatos. Se están produciendo bombardeos. Y la gente está, bueno, no se está generando ningún desarrollo y la gente está dejando sus hogares, sus pueblos, sus ciudades, ya sea para quedarse en el interior del país, como desplazados internos, o para marcharse a países vecinos, especialmente a El Líbano, Jordania y Turquía. Y de hecho, también alguna gente se ha ido a Irak.

NERMEEN SHAIKH: Embajador Brahimi, usted ha mencionado que hay una vinculación entre la invasión de Estados Unidos en 2003 y la situación actual en Irak.

LAKHDAR BRAHIMI: Si.

NERMEEN SHAIKH: Quiero que escuchemos los comentarios del ex primer ministro británico, Tony Blair, del fin de semana pasado. Justamente, dijo que la invasión de Irak en 2003 no era responsable de la insurgencia violenta que envuelve ahora al país. Fue en una entrevista para el programa de Andrew Marr de la BBC. Vamos a ver un fragmento.

TONY BLAIR: Lo que quiero decir es muy simple: Incluso si se hubiera dejado a Saddam en su lugar en 2003, luego, llegó el 2011 y las revoluciones árabes, pasando por Túnez, Libia y Yemen; por Bahrein, Egipto y Siria. De todas formas hubiera habido enormes problemas en Irak. De hecho, se puede ver lo que sucede cuando se deja al dictador en su lugar, como ha ocurrido ahora con Assad. Pero si me preguntaran si sería mejor haber dejado a Sadam en su lugar en 2003, si la región estaría más segura, más estable si hubieramos hecho eso, pues mi respuesta, sin vacilar, es que no.

NERMEEN SHAIKH: Embajador Brahimi, ese era el ex primer ministro británico, Tony Blair, hablando por televisión el fin de semana pasado.

LAKHDAR BRAHIMI: Si.

NERMEEN SHAIKH: ¿Podría responder a sus comentarios sobre la invasión de 2003 a Irak?

LAKHDAR BRAHIMI: Bueno, la situación en Irak era terriblemente mala y, sin duda, había motivos para decir que era la “República del Miedo”. Pero bueno, no se puede justificar post facto una invasión que fue absolutamente horrible. O sea, en primer lugar, fue injustificada. Me refiero a que se basó en una mentira. Como se sabe, las armas de destrucción masiva sólo existían en la imaginación de algunas personas que querían invadir Irak. En segundo lugar, las justificaciones se fueron inventando después, como ser que la democracia se estaba librando de un dictador, y no sé qué más. Ese mismo dictador, siendo tan dictador como en 2003, había sido muy buen amigo de Estados Unidos y Gran Bretaña cuando luchaba contra Irán en los años 80. Pero bueno, dejemos eso de lado por el momento. Entonces, la invasión fue absolutamente horrible.

Y esto, bueno, quiero decir, hablemos sobre lo que es importante hablar ahora, hablemos de terrorismo. No había terrorismo; no había terroristas en Irak en ese entonces. El terrorismo fue incorporado, introducido como consecuencia directa de la invasión. Y floreció primero en Irak, luego se fue a Siria, y ahora está de vuelta en Irak. Por lo tanto, decir que lo sucedido en 2003 no tuvo nada que ver con lo que está sucediendo ahora es un poco como, no sé, una exageración o
una subestimación; como sea, no es la realidad.

AMY GOODMAN: Embajador Brahimi, Paul Bremer fue el primer director de lo que se llamó la Autoridad Provisional de la Coalición en Irak. Una de las primeras cosas que hizo en ese cargo fue firmar las Órdenes 1 y 2 de la Coalición de Autoridad Provisional, desmantelando completamente el gobierno y el ejército de Irak. Durante su mandato como enviado especial de la ONU en Irak, usted se refirió a Bremer como: “El dictador de Irak”. El fin de semana pasado, en una nota para el Wall Street Journal, hablando de la violencia que envuelve a Irak en la actualidad, Bremer escribió: “Es hora de que los dos partidos políticos de Estados Unidos dejen de repetir como un conjuro 'sin tropas en el terreno', que no es lo mismo que 'sin fuerzas de combate'. Por supuesto que los estadounidenses son reacios a volver a Irak. Sin embargo, al presidente Obama le corresponde la desfortunada tarea de educarlos sobre los riesgos que corren nuestros intereses por el drama que se desarrolla en Irak.” ¿Podría explicar un poco más, Embajador Brahimi, su referencia a Paul Bremer como el dictador de Irak, y lo que eso significaba para Irak?

LAKHDAR BRAHIMI: En realidad, yo sólo repetí algo que él mismo había dicho. Me parece que él dijo, y creo que lo escribió en su memorias, que nadie en la historia de Irak había tenido tanto poder como él. Para mí, eso es equivalente a ser un dictador. Y él hacía lo que quería.

Bueno, usted mencionaba recién la disolución del ejército. Cualquier estadounidense que supiera algo sobre Irak, y había bastantes personas que conocían, muchos de ellos en el gobierno; antiguos embajadores, gente que sabía Arabe, que conocían el país, que conocían la región. Todos tenían la misma opinión: no hay que tocar el ejército. Sin dudas hay unos 10, 15, 100 o 1.000 oficiales que tienen sangre en sus manos, que son corruptos, que deberían ser expulsados del ejército. Pero hay que mantener el ejército. Es la columna vertebral del país, y va a cooperar con nosotros. De hecho, mucha gente, incluso dentro del ejército, ya estaba hablando con algunos militares iraquíes para ver cómo podían volver y reorganizarse para trabajar junto a las fuerzas de la ocupación. Pero el señor Bremer, diciendo que seguía instrucciones del secretario de defensa, el señor Rumsfeld, dijo: “No, no, no. Vamos a disolver el ejército.” Y eso hicieron. Creo que, bueno, creo que no hay ninguna duda en absoluto de que eso fue un error de ese momento.

¿Qué deberían hacer los estadounidenses ahora? Entiendo perfectamente las dudas del presidente Obama acerca de enviar tropas, de enviar nuevamente tropas estadounidenses a Irak. Por principio, que tropas extranjeras se inmiscuyan en una situación interna, como esta, no es una buena idea. También escuché que es posible que se estén teniendo conversaciones con Irán, y estoy seguro de que estarán conversando también con otros vecinos de Irak, y entre ellos, principalmente con Arabia Saudita, a ver qué se debe hacer para ayudar a Irak a resolver sus problemas y quizás detener el avance de estas organizaciones terroristas. Pero hay que tener cuidado de que esta ayuda externa no empeore las cosas. Creo que, bueno, hay un inmenso sectarismo en Irak. No creo que sea un secreto para nadie, ni que haya alguien que ignore eso, o diga que no es así. Así que, por favor, genial que ayuden a enfrentar a este grupo, ISIS, pero que se aseguren de no empeorar las cosas, de que esto no termine apoyando el crecimiento del sectarismo en lugar de su disminución.

NERMEEN SHAIKH: Embajador Brahimi, acerca del sectarismo, hay varios informes que sugieren que en los primeros días de la invasión a Irak en 2003, hubo miembros neoconservadores del gobierno de Bush que promovieron activamente el sectarismo entre los Sunitas, los Chiitas y los Kurdos, como una forma de implementar una política del tipo 'divide y reinarás'. ¿Podría decir su opinión sobre eso?

LAKHDAR BRAHIMI: Como he dicho en varias ocasiones a mis amigos estadounidences, por supuesto, yo no estaba al tanto de lo que sucedía en el Pentágono, donde recaía la responsabilidad de lo que pasaba en Irak. El presidente Bush dio responsabilidad plena y absoluta al Pentágono sobre Irak. Lo que se discutía y lo que se hacía allá, no lo sé. Pero, siendo alguien de la región que simplemente miraba lo que realmente estaba sucediendo, era de verdad muy difícil no pensar que se estaba promoviendo el sectarismo, y que la gente que se estaba poniendo al mando era… Bueno, por supuesto, la región kurda se le entregó en un 100% al pueblo kurdo, y el resto de los iraquíes no formaban parte de eso. Pero en el resto de Irak, la impresión era que la gente elegida por las fuerzas de la ocupación eran los chiítas más sectarios, los chíitas más pro-Iran, o sea, de modo que Irak es ahora muy, muy cercano a Irán. Entonces, hablo desde el punto de vista de alguien que ve las cosas desde afuera, sin tener absolutamente ninguna información de
lo que sucedía en las altas esferas del poder en Washington. La impresión que teníamos es que estas personas fueron puestas en posiciones de mando, ya sea por total ignorancia, y eso es muy difícil de creer, o que fue intencionalmente. Pero bueno, el hecho es que el sistema que se estableció fue muy sectario.

AMY GOODMAN: Estamos hablando con el embajador Lakhdar Brahimi, que el mes pasado renunció a su puesto como enviado especial de las Naciones Unidas y la Liga Árabe para Siria. Estaremos de vuelta con él en un momento.

[Corte]

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman. Continuamos nuestra conversación con el embajador Lakhdar Brahimi. El mes pasado renunció como enviado especial de la ONU y la Liga Arabe para Siria. Nermeen Shaikh y yo lo entrevistamos ayer. Está en París, Francia. Le pregunté cuál había sido el error más grave de EE.UU. en la invación a Irak del año 2003.

LAKHDAR BRAHIMI: El mayor error fue invadir Irak. Y ya después de haber invadido Irak, bueno, probablmente sea muy injusto decir esto, pero se me ocurre que cada vez hubo la posibilidad de elegir entre hacer algo correcto y algo incorrecto, rara vez se tomó la decisión correcta.

Si quieren un ejemplo de lo que estuvo mal, probablemente el mejor ejemplo sea la disolución del ejército, porque el ejército era la columna vertebral del país, el ejército no era sectario. O sea, la mayoría de los soldados eran chiítas. Y creo que tambien en el cuerpo de oficiales —sería muy interesante investigarlo— encontraríamos que había muchos Chiítas. Saddam no se fijaba, bueno, a él no le importaba quién era sunita y quién era chiíta. Lo que le importaba era quién estaba con él y quién no, quién le era leal al mil porciento y quién no lo era. O sea, alguna vez le he preguntado a algunos amigos estadounidenses; no sé si recuerden esa baraja de cartas en la que Saddam era el as de espadas. De esos 54 tipos malos de Irak que aparecían ahí, yo les pregunté a mis amigos estadounidenses si sabían cuántos eran chiítas. Uno de ellos dijo que seguramente ninguno. Otro dijo que serían cuatro o cinco. En realidad, había 35 que eran chiítas en esa baraja de cartas.

O sea, durante la guerra, Saddam había sido terriblemente injusto. Aunque había muchos chiítas peleando en las filas del ejército de su país contra los chiitas de Irán, creo que Saddam sospechaba extremadamente de los chiítas, sólo porque eran chiítas. Y mató a muchos líderes religiosos, o sea que sí pasaba eso, pero no era nada en comparación de lo que existió después, ni de lo que existe hoy.

NERMEEN SHAIKH: Embajador Brahimi, usted ha sugerido que el sectarismo se exacerbó después de la invasión de EE.UU. a Irak en 2003.

LAKHDAR BRAHIMI: Sí, sin duda.

NERMEEN SHAIKH: Otra de las consecuencias, que usted también mencionó antes, fue la propagación del terrorismo y, en particular, de los ataques suicidas en Irak, que no existian antes de 2003. En otras palabras, ni en Irak ni en Afganistán, ni en Pakistán ni en Siria se habían visto ataques suicidas antes de lo del 11 de septiembre y la subsiguiente invasión de EE.UU. a Afganistán. ¿Podría hablar sobre las implicaciones de esto, cuáles son sus efectos y cómo cree que se debería abordar este fenómeno tan extendido?

LAKHDAR BRAHIMI: Es algo que no existía en Irak. Y, bueno, este al-Qaeda no existía tampoco. Ni siquiera tenía una célula latente en Irak. Fue introducido después de la invasión, como forma de tener gente allí para pelear una cruzada, contra un poder que estaba invadiendo un país musulmán hermano. Ahí fue que entró al-Qaeda y comenzó a reclutar iraquíes y a traer al país combatientes no iraquíes. O sea que el ancestro de ISIS fue creado como consecuencia directa de la invasión de Irak, ni más ni menos. Y bueno, fue desarrollándose y todo eso. Y recordarán que 2005, 2006, 2007 fueron años muy horribles en Irak, había una verdadera guerra civil en marcha y los propios estadounidenses sufrían sus consecuencias. Y, claro, destruyeron Faluya completamente; los estadounidenses destruyeron la ciudad de Faluya por completo.

Los autos bomba y esas cosas sí que existían, pero no en Irak y al-Qaeda no tenía absolutamente nada de presencia en Irak antes de la invasión. De verdad, se convirtió en una presencia real como consecuencia directa de la invasión de 2003 y fue creciendo a partir de entonces. Lo que se ve hoy allí viene a ser el hijo o el nieto de lo que sucedió ahí; o sea, bueno, seguramente algunos televidentes recordarán el nombre Zarqaui, un jordano muy, muy cruel, que fue uno de los líderes de Al Qaeda en Irak en esos años, 2005, 2006. Así que de eso se trata. Al-Qaeda y las organizaciones terroristas que existen actualmente, en lo que se refiere a Irak, y de hecho también en Siria, bueno, su origen es definitivamente posterior al 2003.

NERMEEN SHAIKH: Quiero que escuchemos los comentarios realizados por el ex embajador de EE.UU. en Siria, Robert Ford. Él renunció a su cargo en mayo. A principios de este mes habló con Christiane Amanpour de CNN.

ROBERT FORD: Estaba en una situación en la que sentía que ya no podía defender la política estadounidense. Hemos sido incapaces de enfrentar las raíces y las causas profundas del conflicto, tanto en lo que se refiere a los combates como al equlibrio político en el territorio y tenemos ahora la creciente
amenaza del extremismo. Y realmente no hay ningún aspecto de nuestra política que podamos señalar como muy exitoso, a excepción de la eliminación de aproximadamente el 93% de los productos químicos de Assad. Pero ahora está usando gas de cloro contra sus oponentes, en desacato de la Convención sobre Armas Químicas, firmada por el gobierno de Siria en 2013. El régimen simplemente no tiene credibilidad, y nuestras políticas no están abordando la crisis en siria como deberían.

NERMEEN SHAIKH: Ese era Robert Ford, ex embajador de EE.UU. en Siria. Embajador Brahimi, ¿podría comentar sobre sus declaraciones? Y también, ¿cuáles cree que son hoy en día las fallas de la política de EE.UU. con respecto a Siria?

LAKHDAR BRAHIMI: Me sorprendió muchísimo escucharlo decir que se iba porque ya no podía respaldar la política estadounidense. Me quedé muy sorprendido. Bueno, por supuesto que no estoy muy al tanto de lo que estaba pasando dentro del gobierno y ni sé qué discusiones pudo haber tenido con el secretario de Estado y otros funcionarios antes de irse, pero mi sensación era que se iba porque ya estaba en edad de jubilarse y estaba cansado de lidiar con un problema muy, pero muy difícil en Siria. Eso era entendible. Entonces, bueno, me resulta muy sorprendente lo que dijo acerca de ya no poder sostener las políticas de EE.UU. De nuevo, la imagen que se tenía en la región era que él estaba creando esas políticas, o al menos, que tenía una participación muy importante en la toma de decisiones para el desarrollo de esas políticas.

Y bueno, qué es lo que ha estado mal en las políticas estadounidences, pues creo que todos los organismos involucrado con la situación de Siria en los últimos tres años han cometido errores. Estados Unidos, como todo el resto del mundo, malinterpretó lo que estaba sucediendo, y bueno, no supo leer hacia dónde iban las cosas. O sea, este tipo de errores se cometieron en Túnez, donde todo el mundo pensaba que el presidente Ben Ali era tan fuerte y tan organizado, que las manifestaciones sociales no durarían mas de dos o tres días, no más de dos o tres semanas y luego acabarían, y que los hombres de Ben Alí seguirían allí. Pero se fue en menos de un mes. Lo mismo con Mubarak en Egipto. O sea, Egipto es un país estable, un país muy bien organizado. Su policía era tremendamente fuerte y bien equipada. Se pensaba que se las arreglarán para, bueno, manejar la tormenta. Y hay que reconocer que a la Hermandad Musulmana le llevó un buen tiempo la rebelión en Egipto. El mensaje que recibían los jóvenes era: “Váyanse a casa. Miren, se van a hacer matar por nada. El régimen nunca va a caer”. Eso fue así, entonces todos se equivocaron ahí. Así que cuando… Ah, y lo que pasó en Libia, el país de Libia, bueno, se pensaba que Libia iba a caer en cuestión de días. Y pasaron varios meses, y varios miles de millones de dólares gastados por los estadounidenses, los franceses, los británicos y otros países, para bombardear y destruir el país. Y por cierto, está a la vista que las cosas no salieron muy bien.

Y creo que cuando le llegó el turno a Siria, la gente pensaba todo el mundo decía, comprensiblemente: “Ah, está bien, bueno, esta es la tendencia. Este régimen ha resistido un mes, tres semanas, seis meses. Así será también en el caso de Siria.” Entonces, creo que los estadounidenses, como todo el mundo, pensaban que el régimen se iba a caer, y todos empezaron a hablar sobre el día después. Y el temor era no estar listos para ese momento, pensaban que el régimen se iba a caer y que no estaríamos listos para ayudar al país en su proceso de reconstrucción y esas cosas. Han tenido que pasar unos tres años, tres o cuatro años, para que la gente se diera cuenta de que este caso es diferente. Y, por cierto, los rusos fueron los primeros que lo dijeron; que Siria no va a seguir el patrón de lo sucedido en Túnez y Egipto, que el régimen no se iba a caer. Y nadie los escuchó. Creo que si los hubiéramos escuchado, estaríamos todos en una mejor situación.

AMY GOODMAN: ¿Porqué renunció como enviado de la ONU y la Liga Arabe para Siria?

LAKHDAR BRAHIMI: Bueno, ya hacía un año que quería renunciar, porque en este tipo de trabajo uno viene, prueba algunas ideas y luego sigue adelante. No es un trabajo con horarios de oficina que se pueda hacer por años y años. Ese es uno de los motivos.

Un segundo motivo es que, bueno, organizamos una conferencia en Montreux, Suiza, y luego avanzamos con lo creíamos que venía después, que era el proceso de negociación entre la oposición y el gobierno. Y fue un fracaso, principalmente por el gobierno. Y luego, el gobierno anunció que estaba organizando las elecciones presidenciales, lo que significaba que iban a actuar de una forma totalmente distinta a lo que estábamos discutiendo en Ginebra. Así que, para mí, lo que correspondía era renunciar.

He probado trabajar con los rusos y con los estadounidenses. Las tres partes en conjunto organizamos la segunda Conferencia de Ginebra. Yo fui moderador de esas discusiones, de las dos rondas de conversaciones en Ginebra. No llegamos a ningún lado. Creo que es el momento de decirle al pueblo sirio que no estamos logrando resultados, y que, bueno, yo les pido disculpas por eso. Pero también, decirle al resto del mundo: “Por favor, tengan cuidado. Esta es una situación muy mala, muy complicada y muy peligrosa, y es necesario prestarle más atención”. Espero que, bueno, que sí le presten más atención, y que ayuden al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que realmente le está dedicándo mucha atención a Siria. Espero que se lo ayude a hacer un mejor trabajo que el yo he podido hacer hasta fin de mayo.

NERMEEN SHAIKH: Embajador Brahimi, en una entrevisa que hizo con la revista alemana Der Spiegel a principios de este mes, usted sugirió también que la situación en Siria es mucho peor de lo que era la situación en Afganistán en 1999, cuando renunció a su puesto de la ONU allí. ¿Podría explicar por qué lo considera así?

LAKHDAR BRAHIMI: En Afganistán había, sí, una guerra civil, pero en Afganistán, las facciones no tenían el armamento que tienen los grupos involucrados en el conflicto sirio ahora. O sea, nadie tenía el tipo de aviación que tiene el gobierno Sirio, o los tanques y la artillería que tiene. Era, bueno, una guerra horrible, una guerra civil de baja intensidad. Y bueno, los afganos estaban mucho mejor organizados y también mucho más abiertos a conversar con nosotros. Por ejemplo, durante todas esas guerras civiles, nunca tuvimos —bueno, al menos desde que se retiraron los ruros, que es la parte que yo conozco— nunca tuvimos problemas para hacer campañas de vacunación en primavera. Todas las facciones sabían que los equipos de la ONU iban a recorrer
todo el país vacunando a los niños. Y así se hacía. En Siria, eso no ha sido tan fácil.

O sea, los rusos habían destruido bastante el país, y los afganos, al principio de todo, antes del Talibán, destruyeron Kabul cuando se fueron los rusos. Pero después de eso, nunca hubo tanta destrucción como la que se puede ver en Siria. En Homs, unos amigos que fueron a la ciudad de Homs hace poco, me dijeron que se parecía a las imágenes que se ven de Berlín en 1945. De modo que el nivel de destrucción es absolutamente horrible. O sea, cuando llegué a la región en el 97, con todos los años de invasión rusa y la guerra interna entre facciones, había alrededor de cinco millones de refugiados de Afganistán. En sólo tres años, en Siria ya tenemos dos millones y medio de refugiados, seis o siete millones de desplazados internos. Para el año que viene, si las cosas siguen como están, vamos a tener cuatro millones de refugiados. Y la población es casi la misma, 23 millones en Siria y unos 25 o 26 millones en Afganistán. De modo que el nivel de violencia y destrucción es mucho mayor en Siria que lo que era en Afganistán.

AMY GOODMAN: Estamos conversando con Lakhdar Brahimi. El mes pasado renunció a su puesto como enviado especial de las Naciones Unidas y la Liga Arabe para Siria. Volvemos en un minuto.

Traducido por Camila Osorio y Pablo Medina. Edición: Verónica Gelman y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org.

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