Continúa la tormenta política sobre el rescate del sargento Bowe Bergdahl a cambio de cinco prisioneros de Guantánamo. El acuerdo ha sido objeto de ataques partidarios, en medio de informes de que Bergdahl había dejado voluntariamente su base tras volverse gradualmente un opositor a la guerra en Afganistán. El New York Times reveló que un informe militar secreto halló que Bergdahl muy probablemente se alejara de su puesto de avanzada del ejército en junio de 2009 bajo su propia voluntad, pero no llega a la conclusión de que haya evidencia sólida de que tuviera la intención de desertar de forma permanente. El informe también reveló que se había alejado de las áreas asignadas mientras estuvo en el ejército al menos dos veces antes de su captura, entre ellas una vez en Afganistán. El jueves, el Presidente Barack Obama defendió el intercambio.
Obama expresó: “Nunca me sorprendo por las polémicas que surgen en Washington. Está bien, esto es esperable, pero repetiré lo que dije dos días atrás. Tenemos un principio básico: no dejar atrás a nadie que lleve el uniforme de Estados Unidos. Teníamos un prisionero de guerra cuya salud se había deteriorado por el que estábamos profundamente preocupados. Vimos una oportunidad y la tomamos, y no me disculparé por eso”.
Funcionarios del gobierno defendieron su decisión de no informar por anticipado al Congreso del intercambio, afirmando que los talibanes amenazaron con matar a Bergdahl si se filtraba cualquier noticia sobre el acuerdo. Nuevos informes muestran que Bergdahl en realidad se escapó de sus captores al menos en dos ocasiones, una vez en el otoño de 2011 y otra en algún momento de 2012.