Arizona afirma que no llevará a cabo otras ejecuciones mientras se desarrolla una investigación en torno a la inyección letal fallida aplicada a un recluso condenado a muerte. Joseph Wood murió el miércoles tras un suplicio que se extendió durante dos horas, durante el cual jadeó en procura de aire, se asfixió y resopló. Se le había inyectado un compuesto de dos fármacos relativamente no comprobado. Durante una audiencia mantenida el jueves, funcionarios estatales alegaron que Wood no sintió dolor en ningún momento. Los abogados de Wood han solicitado una investigación independiente de lo que calificaron como “la más prolongada ejecución mal llevada a cabo de la historia reciente”. Richard Dieter, del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, expresó que el sistema carcelario estadounidense está experimentando con sus reclusos condenados a muerte.
Dieter sostuvo: “Están experimentando con nuevos fármacos. Cada estado varía las dosis, los compuestos. Las primeras cuatro ejecuciones de este año se efectuaron con cuatro fármacos distintos”.