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En el comienzo del cuatrimestre de otoño, uno de los campus de la Universidad de Illinois está envuelto en una de los escándalos de libertad académica más grandes del país en la historia reciente. La Universidad de Illinois en su campus de Urbana-Champaign desató una protesta por retirar la oferta de trabajo presentada a un profesor crítico del gobierno israelí. Steven Salaita estaba a punto de empezar a trabajar en esa casa de estudios como profesor de planta en el Programa de Estudios de Indígenas Estadounidenses. Pero después de publicar una serie de tweets muy críticos del ataque israelí perpetrado este verano [boreal] sobre Gaza, le dijeron que retiraban la oferta de empleo. La universidad fue presionada por donantes, estudiantes, padres y egresados críticos de los comentarios de Salaita, con amenazas de retirar el apoyo financiero. Miles de docentes firmaron petitorios para pedir la restitución de Salaita y varios docentes cancelaron su aparición en las protestas. La Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios calificó las medidas tomadas por la universidad como “adversas para la libertad académica y el proceso debido”. Una serie de facultades de Urbana-Champaign retiraron su voto de confianza en la rectora, Phyllis Wise. Hoy, los estudiantes de Urbana-Champaign harán una marcha por el campus y un día de silencio en apoyo a Salaita.
Hablamos con la profesora de derecho de la Universidad de Columbia Katherine Franke, que canceló una serie de clases que iba a dictar en ese campus en señal de protesta por el retiro del contrato a Salaita, y con Kristofer Petersen-Overton, un profesor que tuvo una experiencia similar en 2011 cuando Brooklyn College cambió su decisión de contratarlo, tras quejas por las miradas de Petersen-Overtone sobre Medio Oriente, decisión que fue revertida tras los reclamos públicos.
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